Aparte de muerte a los traidores, llevar ropa de baño y entregar todas las cartas, en La Playa no había ninguna norma sobre horarios o rutinas. Aun así, la mayoría de sus habitantes solían reunirse desde por la mañana en la zona de la piscina para despejarse, curar las resacas, jugar a algo, charlar y, en definitiva, seguir pasándoselo bien. Poco le importó a Niragi ver que Akira volvía a estar hablando con Chishiya, pues esta vez no lo hacía por celos, sino que estaba completamente cegado por el odio que le profesaba a esa chica.
- Levántate. – una voz firme, casi mortífera, llegó a sus oídos al mismo tiempo que sentía la punta de un arma rozar su nuca. Akira hizo caso a esa orden, poniendo las manos en alto al mismo tiempo que abandonaba la tumbona y se giraba para encarar al que parecía ser su verdugo. Después de lo de anoche, sabía que era cuestión de tiempo que volviese a por ella.
- ¿Piensas ejecutarme?
- Sí.
- ¿Por qué?
- Por traición. – respondió Niragi. Los ojos de todos los allí presentes se habían clavado en ellos dos, pese a que no entendieran por completo qué estaba pasando. Ninguno parecía tener intención de interceder, ni siquiera Chishiya, quien observaba la escena con neutralidad. En realidad, un espectáculo semejante desde tan temprano incluso le resultaba reconfortante.
- Lo que ha pasado entre nosotros no significa que haya traicionado a La Playa. – se defendió Akira. – Como ya te dije ayer, ahora estamos en paz, Niragi.
- No hay ninguna paz entre nosotros. – rechistó. Su lengua jugaba fuera de sus labios; se notaba que estaba disfrutando del momento. – Y esto son las consecuencias de pasarte de la raya.
- Bien. En ese caso, dispara. – aceptó Akira. Niragi soltó el seguro de su arma, la misma que llevaba siempre apoyada en el hombro, pero le despistó la suave risa de esa chica.
- ¿Te estás burlando de mí?
- En absoluto. – contestó mientras parecía hacer un esfuerzo por calmarse. – Solo estaba pensando que, después de haber sobrevivido a tantos juegos, esta muerte va a ser un tanto decepcionante. No esperaba mucho, pero tal vez sí algo un poco más espectacular.
Al escucharla, Niragi adoptó una mueca que mezclaba el desagrado con la rabia. Estaba dispuesta a ejecutarla en público y dar una lección a los demás, pero antes quería verla sufrir. Quería que le suplicara, que se pusiera de rodillas y le pidiera clemencia; puede que incluso ganase unos puntos si empezaba a temblar y a llorar desesperadamente. Pero, lejos de todo aquello, Akira estaba riéndose como si se tomase su vida a broma. O puede que fuera porque no le consideraba lo suficientemente amenazante como para profesarle cierto terror. Las manos de Niragi se cernieron con más fuerza en torno al arma mientras en su mente barajaba las tantas opciones con las que podría conseguir doblegar a Akira a su antojo, pero alguien más llegó a la piscina a tiempo para detenerle.
- ¿Qué está pasando aquí? – no le hizo falta ni girarse para saber que era el Sombrerero quien había hablado, por lo que Niragi se limitó a poner los ojos en blanco por unos segundos. – ¿Qué clase de espectáculo estáis montando?
- Solo estoy cumpliendo con mi trabajo.
- No deberías mezclar tus asuntos personales con el trabajo. – añadió Aguni. – Baja el arma, Niragi.
Solo entonces y tras unos segundos de duda, aquel chico decidió volver a poner el seguro a su arma y dejar de apuntar al pecho de Akira. Y no sin antes dedicarle a esa chica una mirada del más puro odio, se giró para poder enfrentar al Sombrero y a Aguni, quienes parecían haber venido juntos.
- Con su llegada, Akira nos ha proporcionado tres cartas nuevas, además de otras cuantas repetidas. – anunció el Sombrerero mientras reducía la distancia entre ellos con soltura, seguido de cerca por Aguni. – Es un miembro valioso de La Playa, eso lo tengo claro.
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Alive & Savage | Niragi Suguru
ФанфикReencontrarse en La Playa después de la forma en que se habían conocido ya era malo, pero la situación todavía podía empeorar más. O tal vez no; aunque fuese una remota posibilidad, quizás que sus caminos se hubieran cruzado fuera mejor de lo que am...