32. Resolución

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Las palabras de Arisu habían servido para calmar el ambiente. Y creyendo que por fin era seguro para ella, Akira avanzó con rapidez hasta cubrirse detrás del mismo coche que protegía a Chishiya. Ahora que lo observaba de cerca, estaba más pálido de lo que imaginaba. Sin duda, no tenía ni la mitad del buen aspecto que había mostrado hacía menos de una hora, cuando se habían sentado tranquilamente a hablar en el banco.

- Venga, tenemos que presionar la herida.

- No es tan grave. – murmuró Chishiya. – Niragi se ha asegurado de que el disparo no fuera mortal.

- Lo será como sigas perdiendo sangre. – insistió Akira, manchando sus manos con su sangre en un vago intento por detener la hemorragia. – Y me has vuelto a prometer que no ibas a dejarme tirada, así que morir no es una opción válida.

Chishiya dejó escapar una suave sonrisa. Le divertía su comentario, pero también la preocupación que Akira reflejaba en su rostro. Niragi había tenido razón en todo lo que había dicho; había sido tan egoísta y despreciable como él. Se había aprovechado de la gente con tal de salirse con la suya y no le habían importado ni lo más mínimo las consecuencias que pudieran sufrir ellos. Y aun así, Akira parecía mostrar una inquietud genuina al verle desangrándose. Solo había una cosa que debía decirle; algo a lo que se había negado durante todo este tiempo.

- Lo siento. Por todo.

Akira apartó los ojos de su herida para centrarlos en su mirada porque escuchar a Chishiya pedir perdón no era algo que ni siquiera creyese factible. Pero estaba siendo sincero, lo sabía. Eso que creía que había cambiado en él, podía apreciarlo en el fondo de su mirada.

- Si tanto lo sientes, no te mueras. Es la única forma que tienes de compensarme, ¿me oyes?

Otra sonrisa habría crecido en los labios de Chishiya si no hubiese sido porque una quinta persona se unió a la función. Y en cuanto abrió la boca desvelando su posición, todas las miradas se pusieron sobre ella.

- Arisu. – era Usagi, observando la escena incapaz de procesar lo que había ocurrido. – ¿Qué estáis haciendo?

- Es verdad... Tú también estabas aquí. – pronunció Niragi, dedicándole una pequeña sonrisa a la par que la chispa volvía a encenderse en su interior. – Si estás muerta, nosotros tres podremos volver a ser almas gemelas de nuevo.

- ¡Usagi, corre! – le gritó Arisu, pero no podía hacerlo. Estaba demasiado lejos de los coches como para cubrirse a tiempo y un brusco movimiento haría que Niragi apretara el gatillo.

- ¡Niragi! – le llamó Akira, saliendo de detrás del coche sin temor alguno. En realidad, prefería ser ella quien se convirtiera en su centro de atención, pero ni siquiera parecía haberle escuchado gritar su nombre. Los ojos de Niragi no podían separarse de Usagi, pero Akira le estaba observando a él únicamente. Nunca antes le había visto llorar, pero en esos instantes, las lágrimas se deslizaban por su rostro hasta perderse más allá de su barbilla.

- Ya no soporto estar solo. – susurró Niragi antes de apretar el gatillo.

El disparo abandonó la recámara de su pistola al mismo tiempo que Arisu apretaba el gatillo de su escopeta. Ambas balas habían acertado en sus objetivos. Akira ahogó un chillido entre sus manos al ver a Niragi caer de encima del coche en el que llevaba todo ese rato subido a causa de la fuerza del disparo. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Akira de arriba abajo y sus ojos se mantuvieron abiertos como platos, temiendo conocer el desenlace fatal de ese absurdo enfrentamiento.

- ¡Chishiya! – el desesperado grito de Usagi le hizo voltear la cabeza hacia atrás al mismo tiempo que el susodicho se desplomaba. El disparo de Niragi no había alcanzado a Usagi porque Chishiya se había interpuesto en su camino, salvándola a cambio de ser él quien recibiera la bala en su lugar.

Alive & Savage | Niragi SuguruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora