Aunque había sido a regañadientes, Niragi había accedido a ponerse en pie para que Akira pudiera encargarse de sus heridas. Y como pocas veces ocurría, se había mantenido callado todo ese rato, reteniendo la cantidad de comentarios hoscos y huraños que podría haber soltado con facilidad. Niragi también se había tragado el dolor, pues aunque no había sido tan terrible como la primera vez que se había tenido que curar a sí mismo tras abandonar La Playa, los distintos productos y cremas que Akira había aplicado sobre su piel no habían sido del todo agradables. Por suerte, tras un largo rato, cuando volvió a tener todo el torso y parte de los brazos vendados, Niragi sintió como el dolor se suavizaba levemente.
- No ha sido para tanto, ¿no crees? – le preguntó Akira, pero no obtuvo respuesta. Niragi estaba demasiado centrado en el hecho de que las manos de esa chica seguían recorriendo su torso con suavidad, asegurándose de que las vendas estuvieran bien puestas. Pese al dolor, también había disfrutado de la agradable sensación de sus dedos tocándole, por más básico que fuera. Y ya había tardado demasiado en retomar lo que habían dejado a medias durante el juego anterior, cuando pensaban que iban a morir.
En un rápido movimiento, pese a que no fuera tan ágil como antes, agarró a Akira por las muñecas y giró hasta cambiar sus posiciones. Niragi llevaba todo ese rato apoyado perezosamente en una estantería de metal, pues bien, ahora era ella la que había quedado atrapada entre esta y su cuerpo.
- ¿Qué te crees que haces? – cuestionó Akira, todavía sintiendo la firmeza de sus manos en torno a sus muñecas, obligándola a aferrarse a una de las baldas metálicas. Antes de responder, Niragi hundió su rostro en su cuello para aspirar su aroma y, seguidamente, pasar su lengua por la zona con plena libertad.
- ¿De verdad hace falta que te lo explique? – le devolvió Niragi la pregunta en un grave susurro sobre su oreja a la vez que pegaba su cuerpo más al de ella para que pudiera notar su creciente erección.
Akira se mordió el labio inferior cuando empezó a escuchar como Niragi se desabrochaba el cinturón. Pese a que había liberado por fin sus manos, ella misma las mantuvo en la posición en que Niragi se las había colocado. Momentos después, sintió sus manos subir su sudadera y bajar sus pantalones hasta que estos se deslizaron y acabaron en sus tobillos. Y como si fuera completamente incapaz de contenerse durante más tiempo, apartó su ropa interior y se perdió en su interior de una sola estocada. A la par que Akira dejaba escapar un jadeo, Niragi sonrió de lado ante la facilidad con la que había podido deslizarse entre sus paredes.
- Si tantas ganas tenías de esto, solo tendrías que habérmelo pedido. – se mofó Niragi.
- Podría decirte lo mismo.
Ante su tono de burla, Niragi la agarró del pelo y volvió a entrar en ella con fuerza, sonsacándole un inevitable gemido. Aunque siendo honesto consigo mismo, no podía negar las ganas que tenía de volver a hacerla suya. Coló su mano libre bajo la sudadera de Akira, aferrándose a uno de sus pechos, y siguió aumentando el ritmo progresivamente. Le hubiera gustado extenderse durante horas, pero hacía demasiado desde la última vez y Niragi estaba demasiado ansioso como para moderarse. Su idea era seguir embistiendo a esa chica a un ritmo desenfrenado, entrando en ella con rapidez y en profundidad hasta llegar al orgasmo. No obstante, no había tenido en cuenta su magullado cuerpo; ni que conforme más aumentara su esfuerzo físico, más iban a arderle los pulmones. En realidad, era algo que había estado ignorando hasta que no pudo hacerlo más.
Akira se había resignado a cerrar los ojos y disfrutar del placer que la embriagaba. Cuando se había ofrecido a curar sus heridas, no esperaba que la situación acabase de esta forma, aunque debería haber advertido lo fácil que era tentar a Niragi. Después de días llevando el luto por dentro al creer que había muerto y tras un reencuentro con bastantes altibajos, a Akira todavía le costaba asimilar que por fin volvían a ser ellos dos solo. Puede que su relación distara mucho de lo que había sido su mejor momento en La Playa, pero en ese mismo instante se sentía capaz de creerse de vuelta en ese entonces. Ese mundo les había juntado; todo lo que habían vivido, compartido y sentido era la última esperanza a la que se aferraba para seguir luchando. Y cuando Niragi se apartó de ella bruscamente, Akira salió de su trance y se sintió exageradamente vacía.
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Alive & Savage | Niragi Suguru
FanfictionReencontrarse en La Playa después de la forma en que se habían conocido ya era malo, pero la situación todavía podía empeorar más. O tal vez no; aunque fuese una remota posibilidad, quizás que sus caminos se hubieran cruzado fuera mejor de lo que am...