- Maldita sea, esto es demasiado aburrido. – protestó Niragi al apartarse de la barandilla por la que ya llevaba un buen rato asomado. La vigilancia nocturna era algo que debía hacerse, pero que nunca pasara nada emocionante era lo que conseguía desquiciarle. Habría preferido que entraran intrusos para dar comienzo a un tiroteo antes que tener que seguir observando los alrededores vacíos desde la azotea.
- ¿Por eso le has pedido a Aguni que sea yo tu compañera? – cuestionó Akira, quien llevaba un rifle colgado del hombro y también llevaba interminables minutos con la vista perdida en el horizonte. – Porque sé que lo has hecho adrede.
- Yo no he hecho nada. – replicó Niragi mientras apoyaba la espalda en la pared más cercana. – Además, si quisiera algo de entretenimiento, no elegiría a la persona más aburrida que conozco.
- Nos lo pasaríamos mejor si no intentaras arruinar cada momento agradable.
- Solo se me ocurre una forma de que tú y yo podamos pasarlo bien.
En el momento en que Akira se giró para observarle, su mirada afilada ya le dio a entender en qué estaba pensando, pero Niragi relamió lentamente sus labios por si todavía le quedaba alguna duda.
- Preferiría hacer algo que todavía no hayamos hecho. – contestó Akira. – Como hablar, por ejemplo.
- Lo que decía. Eres aburrida. – bufó Niragi mientras echaba la cabeza hacia atrás, pero Akira no dudó en responderle con una suave risa.
- ¿Ni siquiera en medio de la noche y estando completamente solos eres capaz de contarme nada sobre ti? – cuestionó, curiosa. – ¿Tan grave sería decirme lo que estabas haciendo antes de venir a este mundo?
- No estaba haciendo nada. Absolutamente nada. – contestó escuetamente. Y pese a que se repetía que no debía importarle ni lo más mínimo, Niragi no pudo evitar devolverle la pregunta. – ¿Y tú?
- Estaba en la azotea de un hotel, una bastante más alta que esta, observando las vistas. – le confesó, pero Akira pronto volvió a girarse para darle la espalda. – Conseguí pasar todo mi cuerpo al otro lado de la barandilla, pero no logré que mis manos la soltaran. No fui capaz de saltar. Acababa de regresar a la calle cuando vi los fuegos artificiales.
- ¿Por qué querías saltar?
- Porque no sabía por qué debía seguir viviendo. No tenía ganas de hacerlo. – contestó, encogiéndose de hombros. – Pero por algún motivo, llegar a este absurdo mundo me ha devuelto las ganas.
- Aquí te sientes más viva que en el mundo real, ¿no es así?
Akira se giró para observarle con una pequeña y dulce sonrisa en los labios. Niragi, completamente serio, también levantó la mirada del suelo para unirla con la suya.
- Sabía que lo entenderías.
Solo por unos momentos, Akira creyó ver como las comisuras de los labios de ese chico se elevaban sutilmente, mostrando una sonrisa sincera. Aunque fue demasiado leve como para arriesgarse a creer que de verdad era esa la mueca que había adoptado.
Tras un breve silencio, Akira decidió que vigilar el perímetro activamente no tenía sentido, por lo que avanzó hasta la pared en la que estaba apoyado Niragi y se sentó en el suelo, a su lado. Él dejó pasar un par de minutos antes de sentarse también, dejando su arma a un lado.
- Es difícil verte sin ella en la mano. – comentó Akira de repente. – No me digas que te la trajiste del mundo real.
- Claro que no. – contestó Niragi. – Aguni me la dio cuando me hice parte de su grupo.
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Alive & Savage | Niragi Suguru
FanfictionReencontrarse en La Playa después de la forma en que se habían conocido ya era malo, pero la situación todavía podía empeorar más. O tal vez no; aunque fuese una remota posibilidad, quizás que sus caminos se hubieran cruzado fuera mejor de lo que am...