Ese maravilloso plan que se le había ocurrido a Niragi incluía fuego en el hotel y a él en la azotea con un rifle. Al parecer, Last Boss había encendido la primera llama del creciente incendio que se extendía con rapidez por el resto del complejo. Y cuando todos se vieran obligados a salir al exterior si no querían morir calcinados, Niragi los estaría esperando en las alturas con un rifle haciendo uso de su buena puntería. Así se ahorraban un buen camino a la hora de transportar los cuerpos hasta la hoguera.
Y mientras todo eso sucedía, Akira se limitaba a observar el cielo nocturno acostada en el suelo. Ella no tenía un rifle y disparar con una pistola desde semejante distancia sería perder el tiempo. Los gritos sonaban de fondo y cada pocos segundos escuchaba a Niragi apretar una vez más el gatillo. Tenía esa ritmo tan asimilado que le extrañó no oír el siguiente disparo, lo que sin duda le hizo girar el rostro hacia él, barajando en su mente cuáles podrían ser los motivos por los que se había detenido. Casi al unísono, Niragi también se decidió a observarla de soslayo.
- Antes estabas rara. – comentó de repente. Su voz era calmada pero su ceño estaba levemente fruncido. – Ha sido poco antes de que empezara el juego.
- ¿Me estás acusando de ser la bruja? – inquirió Akira, sorprendida. Incluso se incorporó levemente para quedar sentada sobre el suelo. Solo tuvo que darle un par de vueltas a sus palabras para entender por qué podía resultar sospechosa ante los ojos de Niragi. Y como no obtuvo respuesta por su parte, decidió tomarlo como un "sí" por su parte. – Si crees que soy la bruja, ¿qué vas a hacer al respecto?
- Nada. Al menos de momento. – respondió Niragi encogiéndose de hombros. – Si cuando me haya cargado a absolutamente todos estos idiotas sigue sin terminar el juego, me replantearé la opción de matarte.
Akira sonrió al instante. Niragi estaba cargándose a gente inocente tan solo para descartar que pudieran ser la bruja, pero no estaba entre sus planes asesinarla a ella de primeras tan solo por comprobar si era culpable. En cierta manera, por retorcido que sonara, le gustaba que pensara de esa forma. Sin embargo, aquella sensación también le trajo de vuelta la culpabilidad que trataba de ignorar pero que seguía latente en su interior cada vez que le miraba.
- ¿Qué le has hecho a Usagi?
- Nada. – contestó Niragi. – El juego me ha interrumpido antes de que pudiera empezar a divertirme realmente.
- ¿Habrías seguido adelante si no hubiera empezado?
- ¿De verdad quieres saber la verdad? – le devolvió la pregunta, irónico.
Akira apretó la mandíbula y levantó el mentón, pero no dijo nada más al respecto. Llevaba el suficiente tiempo en La Playa como para saber que, en ocasiones, los paramilitares cogían a la chica que se les antojase y la llevaban a una habitación para satisfacer sus deseos carnales, aunque ellas no lo deseasen. Algunos mascullaban que era cuestión de suerte; que no todos podían tener buena suerte siempre, pero que era un riesgo justo a pagar a cambio de poder refugiarse en La Playa. Precisamente por eso, se había encargado de salvar a varias chicas de sus garras en varias ocasiones, aunque no siempre hubiera tenido éxito.
La situación de Usagi todavía sonaba peor cuando se trataba de hacerlo por el simple hecho de castigarla; por haber ayudado a Arisu en su intento de robar las cartas, quien a su vez había sido manipulado por Chishiya. Además, no le agradaba el hecho de que Niragi hubiese sido el cabecilla de aquella operación. Tampoco el imaginar que anhelase acostarse con otra mujer cuando llevaba semanas siéndole fiel a ella. Pero como Akira sabía que había sido ella la primera en traicionarle, no se sentía capaz de reprocharle nada en esos momentos.
Mientras volvía a centrarse en apuntar con su rifle a la gente de abajo, Niragi recordó el profundo odio que había sentido por Akira después de su pequeña discusión, por llamarla de alguna forma. Le había hervido la sangre ante su rotundo "no" y la forma en que le había apartado de su lado, como si él fuera un simple perro que no podía dejar de seguirla y Akira ya estuviese harta de su compañía. Y toda esa rabia la había volcado contra Usagi, además de por el daño que sabía que le causaría a Arisu, porque deseaba hacer lo que se le antojase con alguien que no pudiera negarse. Porque quería destruir a alguien, ya que no podía machacar a Akira, y sabía que el enterarse posteriormente de sus actos sería como devolverle el puñetazo en el estómago que sentía que ella le había dado.
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Alive & Savage | Niragi Suguru
FanfictionReencontrarse en La Playa después de la forma en que se habían conocido ya era malo, pero la situación todavía podía empeorar más. O tal vez no; aunque fuese una remota posibilidad, quizás que sus caminos se hubieran cruzado fuera mejor de lo que am...