29. Monstruo

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- ¿Qué crees que pasará cuando hayamos vencido a todas las figuras?

- ¿De verdad me tomas por una persona a la que le gusta idealizar el futuro? – le devolvió Niragi la pregunta, logrando que Akira chascase la lengua con molestia.

- Aunque no te guste soñar despierto, alguna idea tienes que tener. – insistió. – Es imposible que nunca hayas pensado en eso.

- No lo sé. Supongo que volveremos al mundo real. – comentó tras mantenerse en silencio durante unos pocos segundos. – En los videojuegos, cuando acabas con todos los enemigos, ganas la partida. Imagino que la victoria en este caso será regresar.

- No parece que te emocione la idea.

- Eso es porque no me planteo la opción de regresar. – respondió Niragi con crudeza. – No queda nada para mí en ese mundo. No hay nada por lo que quiera volver.

Akira sintió una punzada en su estómago al escucharle. Muy en el fondo, pese a que se negara a reconocerlo, sabía que entre los planes de Niragi no estaba el marcharse de allí cuando vencieran a la última figura. En realidad, ni siquiera tenía claro que ese chico pretendiese salir de esta con vida. Podría haber entendido su deseo de quedarse cuando La Playa todavía existía y su calidad de vida era decente, pero ahora que no les quedaba nada más que vagar de un lado para otro, Akira se aferraba a la idea de que Niragi hubiese cambiado su mentalidad. Solo por eso mantenía la esperanza de que su cuerpo aguantase el tiempo suficiente como para poder regresar con vida al otro mundo, donde pudiera gozar de asistencia médica de verdad para recuperarse de sus heridas.

El caso es que aun escuchando las palabras de Niragi, Akira se negaba a aceptarlas. La idea de perderlo le asustaba demasiado como para preguntarle qué es, si no era sobrevivir para regresar al mundo real, lo que realmente quería hacer con el tiempo que les quedase allí.

- Me hubiera gustado conocerte en el otro mundo. – comentó Akira, tratando de cambiar ligeramente el rumbo de la conversación. – Se me da bien mentir y fingir para encajar entre la gente, pero mi vida estaba vacía. Has sido la primera persona con la que me he mostrado tal y como soy; con quien no he tenido que actuar en ningún momento. Y me ha gustado no sentirme sola por primera vez en mucho tiempo.

Niragi la observó en silencio, escuchando sus palabras con atención. Después de que esa misma mañana hubiesen salido con vida del juego de la reina de diamantes, se sentía demasiado agotado como para hacer cualquier cosa, pero eso no era excusa para no responderle. Por más que le doliera el cuerpo y le ardiera el pecho con tan solo respirar, podía haber contestado a sus palabras; pero el caso es que no quería hacerlo. En realidad, tampoco es que supiera ni qué decir. Y Akira, consciente de ello, prefirió ser ella misma quien siguiera hablando.

- ¿Qué crees que hubiera pasado si nos hubiésemos conocido en el mundo real?

- No tiene sentido pensar en algo que no ha sucedido.

- Venga ya, Niragi, solo intento matar el tiempo. No seas aguafiestas. – protestó, a lo que ese chico echó la cabeza hacia atrás, exasperado. De cualquier forma, dado que se habían tomado el resto de la tarde y la noche libres tras refugiarse en ese aburrido garaje, hablar era lo único entretenido que podían hacer para pasar las horas.

- Si nos hubiésemos conocido en el mundo real, probablemente me hubieras parecido insoportable desde el principio. – se animó a responder. – Pero no estás mal, así que habría accedido a echar un polvo antes de pasar de ti y fingir que ni siquiera te conozco.

Una carcajada escapó de entre los labios de Akira. A ella no le sorprendía para nada aquella reflexión, pero a Niragi seguía desconcertándole que se riera de cosas que deberían ofender a cualquiera. Era esa la intención con las que las decía, no para divertirla.

Alive & Savage | Niragi SuguruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora