Poco después de que saliera el sol, Niragi y Akira habían decidido ponerse en marcha. Se habían pasado horas caminando y deteniéndose ante cada coche que veían con la esperanza de poder arrancarlo, pero no habían tenido suerte. Y aunque Niragi seguía sin tener el mejor humor del mundo, por lo menos no estaba intentando hacer que Akira perdiera los papeles en cualquier momento. Ella también estaba intentando moderarse a la hora de no hablar más de la cuenta para no atosigarle. Y lo cierto es que cambiar los interrogatorios por silencios sumamente confortables había sido una decisión acertada. Aun así, estaba atenta a los detalles de Niragi, como que buscara caminar por la sombra siempre que fuera posible o que cada cierto tiempo ralentizara sus pasos. Por los motivos que fuera, Akira sabía que su cuerpo le fallaba y no quería hacerle sentir incómodo, por lo que se esforzó por conocer su ritmo y adaptarse a este.
Su suerte cambió cuando, cerca del atardecer, por fin pudieron arrancar un coche. Y era un alivio que Akira se hubiese quedado con una garrafa de gasolina, o de lo contrario les habría tocado seguir andando o pasar otras tantas horas recopilando unos litros de otros coches.
- ¿Tienes hambre? – le preguntó Akira sin apartar la vista de la carretera. No había coches circulando y de momento tampoco se habían cruzado con ninguna otra persona, pero no había que arriesgarse.
- Sobreviviré.
- Yo no estoy tan segura. – replicó. – Deberíamos parar en la siguiente tienda de alimentación que veamos. Quizás podamos encontrar algunas latas aunque sea.
No debía faltar demasiado para que entraran de lleno en la ciudad, pero aún quedarían veinte minutos fácilmente. Pensar en algo de comer todavía tendría que esperar un poco más.
Con un mano sosteniéndose el abdomen porque le costaba doblarse demasiado, Niragi rebuscó en la mochila que había dejado a sus pies en el asiento del copiloto hasta que encontró una barrita de cereales.
- Toma.
- ¿Eh? ¿Tenías comida y no me lo has dicho? – protestó Akira, aceptándola al instante y abriendo su envoltorio con los dientes. En cuanto le dio un bocado, su estómago casi le agradeció a gritos que le alimentara con algo.
- Es la última. Así que más vale que la disfrutes.
Sus palabras consiguieron que Akira masticara más despacio, meditando el hecho de que Niragi le acabase de dar lo único comestible que parecía quedarle en esa mochila. Y estaba segura de que anoche él tampoco había comido nada, por lo que era probable que se la estuviese reservando. Tras darle un último mordisco, Akira decidió entregársela de vuelta.
- Toma. La mitad.
- No he dicho que la quisiera. – rechistó Niragi.
- No has comido nada por lo menos desde que entramos a jugar. – argumentó. – Tienes que tener tanta hambre como yo.
- He dicho que no la quiero. – insistió.
- Y yo tampoco. – replicó Akira. – Si no la quieres, se quedará aquí.
Niragi vio como la dejaba sobre el salpicadero del coche. Esa chica se estaba muriendo de hambre, pero era tan cabezota que era incapaz de comerse la barrita entera. Su orgullo no le iba a permitir darle ni un solo bocado más. ¿Cómo no iba a sacarle de quicio?
- Eres insoportable. – gruñó Niragi justo antes de coger la barrita y morderla. En cuanto tragó, su estómago rugió como si llevara demasiado tiempo vacío y ahora suplicara por más. Aunque no quisiera admitirlo, él también llevaba un buen rato muerto de hambre, y por la sonrisa que vio aparecer en el rostro de Akira de reojo, supo que ella también había escuchado el ruido de su tripa. – Ni una sola palabra.
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Alive & Savage | Niragi Suguru
FanfictieReencontrarse en La Playa después de la forma en que se habían conocido ya era malo, pero la situación todavía podía empeorar más. O tal vez no; aunque fuese una remota posibilidad, quizás que sus caminos se hubieran cruzado fuera mejor de lo que am...