Capítulo 27: ¿A Que Juegas?

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Al alcanzar la media noche, y sin éxito de apoderarse d ella atención de la aclamada actriz, Daniela decidió que era el momento de marcharse

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Al alcanzar la media noche, y sin éxito de apoderarse d ella atención de la aclamada actriz, Daniela decidió que era el momento de marcharse. Sentía la tristeza invadir su corazón, al tiempo que la rabia, al verse caer en los encantos de Poché tan fácilmente después de lo que había pasado. Tomó su bolso, el cual descansaba en el respaldo de una de las sillas. Juanpa fue quien notó las acciones de la castaña, por lo que se acercó a ella.

-Dani, ¿Te marchas tan pronto?- Preguntó el chico, colocando una mano en su cintura. La joven asintió sonriendo levemente, antes de depositar un ligero beso en su mejilla- ¿Quieres que te acompañe a casa?

Esa fue la primera vez que Daniela pudo notar un ligero brillo en su mirada, uno que conocía demasiado bien, pero que, tristemente, no le interesaba viniendo de él.

-No es necesario, disfruta de la fiesta JuanPa- Alegó tajante, antes de comenzar a dirigirse hacia la salida.

Poché, desde el otro lado de la habitación, había notado el comportamiento de ambos, y, aunque los celos la carcomían, intentó apagarlos, recordándose a sí misma las palabras de Daniela. Al notar que la joven se marchaba por sí sola, no dudó ni un segundo en ir tras ella, pues si JuanPa la había dejado marchar, ella no lo haría.

Daniela se detuvo en la entrada del lugar, donde se dispuso a llamar a un taxi que la llevara de vuelta a casa. Sacó el móvil de su bolsillo, para, a continuación, sentir una mano sobre su hombro. Se giró para encontrarse con una mirada verde aceituna, esa que la llevaba a la locura. Sin poder evitarlo, dibujó una sonrisa en su rostro.

-¿Piensas marcharte sin despedirte?- preguntó Poché, devolviéndole la sonrisa.

-¡Qué sorpresa!- exclamó, reemplazando la sonrisa por seriedad, arqueando una ceja. Poché la observó sorprendida- Realmente si puedes verme.

-¿De que hablas Daniela?- Daniela dejó escapar una bocanada de aire; odiaba lo bien que se escuchaba su nombre en los labios de la actriz.

-Me ignoraste toda la maldita noche- Informó, molesta- No entiendo a qué demonios juegas, Poché, pero preferiría que me dejaras en paz.

-No puedo- confesó la actriz- ¿Acaso no vez que no puedo contener todo esto que siento?

-Se te da muy bien engañar, entonces- La castaña dejó escapar otra bocanada de aire, antes de intentar llevar el móvil a su oreja, pero Poché la detuvo.

-Quédate, por favor, prometo no ignorarte más- Pidió la morena con un hilo de voz.

-Es mejor que dejemos esto- Insistió Daniela, agitando la mano, señalando el espacio entre ellas- No es sano para ninguna de las dos.

-Al menos permíteme llevarte a casa ¿Si?- La misma petición de JuanPa, el mismo brillo en los ojos del chico ahora se encontraban en las orbes de la actriz, la diferencia era que esta vez, Daniela deseaba bañarse en ese brillo, fundirse en esa mirada melancólica, arroparse entre sus labios y probar cada centímetro de su cuerpo, por lo que no tuvo más remedio que asentir, aceptando la petición de la morena, quien sonrió complacida. Poché sacó su móvil del bolsillo, con el cual le envió un mensaje a su chofer para que la recogiera.

Daniela observó a su derecha como el conocido Cadillac Escalade negro se acercaba a ellas, y algo en su interior saltó de la emoción, esa que intentaba disimular. El SUV se detuvo frente a ellas y Poché abrió la puerta trasera, invitando a Daniela a entrar, la cual lo hizo sin pensarlo.

Dentro de aquel coche, sentada en el mismo asiento de siempre, recordó la primera noche que había subido a ese automóvil, sonriendo sin poder contenerlo.

Se mantuvieron en silencio todo el camino tras las indicaciones de Daniela al chofer, aunque, de vez en cuando, sus miradas se encontraban.

Pronto, Poché decidió colocar una mano en la pierna de Daniela, y sonrió al ver que, en vez de apartarla, Daniela solo posó la suya sobre esta, aceptando su cercanía.

No tardaron en llegar al edificio donde vivía Daniela, quien se bajó del coche sin decir palabra, Poché bajó tras ella.

-¿Vuelves a intentar marcharte sin despedirte?- Preguntó Poché, tomándola de la mano.

-¿Quieres entrar?- Intervino la castaña sin tardanza. Poché la observó sorprendida ante su petición.

-Si entro no tendré fuerzas para marcharme- confesó, manteniendo la mirada fija sobre las orbes castañas de su acompañante.

-Quizás esa sea la mejor parte del plan- Admitió Daniela, deseaba estar entre sus brazos, aunque eso significará caer nuevamente en el juego de la morena, aunque, pensándolo bien, ¿Realmente era tan malo ese juego?

-Aunque me duela admitirlo, tienes razón, no debemos estar juntas, no quiero volver a hacerte daño- Admitió antes de dirigirse hacia el interior del coche, pero Daniela la detuvo antes de que pudiera subirse.

-¿Quieres explicarme porque haces esto?- Preguntó molesta- Primero me amas como nadie nunca lo ha hecho, luego me rompes el corazón, cuando nos volvemos a ver haces todo para destrozar mis defensas y, ahora que lo has conseguido, decides marcharte. ¿A qué estás jugando?

-No estoy jugando a nada, ya te lo dije, en Londres puedo ser mi verdadero ser- Sujetó el rostro de Daniela entre sus manos- Ese que está completa e irremediablemente enamorado de ti- Soltó su rostro- Pero se que mereces algo mejor, algo más- Dejó escapar una bocanada de aire- Yo solo puedo ofrecerte esto- Alzando los brazos- un secreto, un amor imposible, un...

Daniela no permitió que la actriz dijera una palabra más; unió sus labios a esos que tanto tiempo había extrañado, recordando su textura, reviviendo sus sabores. Poché no pudo hacer más que dejarse llevar por sus sentimientos, y corresponderle.

Se apartaron por la falta de aire tras unos segundos, aunque, solo bastó una mirada para que Daniela tomara su mano, y se dirigieran al interior del edificio, dispuestas a entregarse todo el amor que llevaban guardando.

Se apartaron por la falta de aire tras unos segundos, aunque, solo bastó una mirada para que Daniela tomara su mano, y se dirigieran al interior del edificio, dispuestas a entregarse todo el amor que llevaban guardando

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