Capítulo 18: Vera-Garzón.

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El trayecto fue considerablemente corto, más de lo que Daniela hubiera deseado

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El trayecto fue considerablemente corto, más de lo que Daniela hubiera deseado. Pronto, se alzó ante ella la fachada de un hotel lujoso, comúnmente utilizado para reuniones de la alta sociedad de Los Ángeles. Daniela posó la vista en el montón de Paparazzis que esperaban en la entrada, sedientos de captar los mejores cotilleos de la farándula. Seguro ellos no tardarían en notar la tristeza que la castaña escondía en su interior.

Justo cuando decidió comunicarle a Juliana que era mejor idea que ella regresara a casa, la rubia abandonó el automóvil. Acto seguido, la puerta de Daniela también se abrió gracias a la amabilidad de Mario, forzando a la chica a salir, pues no podía hacer el ridículo delante de los reporteros.

Se bajó del auto con cuidado, y sintió los flashes de las cámaras golpear sus retinas, obligándola a cerrar los ojos al instante. Juliana la tomó del brazo al instante.

-Vamos, Sis, verás que te lo pasas genial- Aseguró la rubia mientras comenzaba a guiar a Daniela al interior del edificio.

En cuanto se adentraron en el lugar, la castaña pudo apreciar como la atmósfera dio un giro de 180 grados. Aquello sí que era puro lujo. Los detalles de oro en las paredes negras resaltaba toda la estancia. Se podía apreciar el aroma de fragancias de alta calidad, y varios rostros que solían verse "Más altos en la tele".

El recepcionista los atendió rápidamente, y, tras comprobar una pequeña lista junto al mostrador, anunció que les guiaría a su mesa.

Daniela todavía estaba empezando en el mundo de Hollywood, por lo que no estaba acostumbrada a toda aquella suntuosidad, menos teniendo en cuenta su estado anímico. La chica hubiera dado todo lo que poseía por marcharse corriendo y esconderse en su apartamento, extremadamente menos lujoso.

Fui un rápido repaso a la gran sala donde fueron guiados, estaba repleto de personas importantes, pero nadie que fuera demasiado interesante.

Al llegar a la mesa, la atención de Daniela fue captada por la pequeña nota que descansaba sobre el plato de porcelana frente a ella.

Gala Benéfica patrocinada por Vera-Garzon Inc.

Rezaba en la nota. Daniela abrió los ojos como platos. ¿Acaso aquello era una broma?
La castaña tomó a su hermana del brazo nuevamente, para luego enviarle una mirada sorprendida.

-¿Cual es el motivo de esta fiesta, Juliana?- Preguntó Daniela alarmada.

-¿Que más da?- Habló la joven sin prestarle mucha atención a su hermana. Juliana alzó la mano libre, saludando a alguien que se encontraba al otro lado de la sala.

-Es importante para mi- Aclaró la castaña, pero fue interrumpida por el carraspeo de alguien juntos. Un micrófono.

Daniela alzó la vista hacia el escenario en el extremo oeste del lugar. Un hombre de unos 35 años, alto, delgado, cabello castaño, barba ligera y ojos oscuros, se encontraba tras el micrófono.

-Primero que nada, quiero dar las gracias a todos los presentes- Habló el hombre. Daniela no tardó mucho en reconocer aquel rostro que había visto miles de veces en las revistas- Es un gran honor para mi y mi empresa ser parte de esta noble causa, con el dinero recaudado Gracias a sus generosas donaciones, podremos ayudar a muchos niños desamparados. En nombre de Vera-Garzón Inc. y de toda mi familia, os lo agradezco- La sala estalló en aplausos- Ahora, por favor, disfruten de la noche.

Daniela no podía creer su mala suerte. De todas las galas benéficas que se celebraban en Los Ángeles ella tenía que asistir a la que organizaba el esposo de la mujer que ama.

Dejó escapar un suspiro antes de clavar la vista en la nota sobre la mesa. Debía marcharse de allí cuanto antes, no sabía que tan buena era la idea de encontrarse con el esposo de Poché, o peor, encontrarse con ella, pues seguramente se encontraba en aquel lugar.

La simple idea de estar nuevamente cerca de la actriz hizo su corazón acelerar.

Levantó la vista para anunciarle a su hermana que debía marcharse, pero la vio a lo lejos, junto a la barra. Se levantó rápidamente, debía avisarle que se marchaba, pues no quería preocuparla.

Cuando estaba a punto de alcanzarla sintió una mano posarse sobre su hombro, deteniéndola.

-¿Daniela Calle?- Escuchó la voz de un hombre tras ella. La castaña dejó escapar un suspiro antes de girarse. Para su sorpresa, se trataba de JuanPa Zurita, quien también trabajaba en la película que comenzaría a rodar con Poché. La castaña obligó a su rostro a mostrarse amigable- Que sorpresa verte por aquí.

-Tampoco esperaba verte a ti JuanPa- Habló rápidamente- Esperó que lo pases de maravilla.

-¿Ya te me quieres escapar?- Preguntó el chico entre risas- Todo el cast de la peli esta aquí, ¿Porque no te sientas en nuestra mesa? Hemos estado comentando la película toda la tarde.

-Me encantaría, pero he venido con mi hermana y su novio, no querría dejarlos solos- Añadió rápidamente, buscando con la mirada a Juliana, quien se encontraba en la pista de baile muy entretenida con Mario.

-¿Segura que te echarán en falta?- Preguntó JuanPa, notando que la mirada de Daniela se centraba en la pareja.

-Supongo que no- Comentó la joven entre dientes.

-Perfecto- El chico entrelazó su brazo con el de Daniela, comenzando a guiarla hacia la mesa.

La verdad era que JuanPa parecía ser un chico muy agradable, aunque un poco insistente. El era la única persona del cast con la que Daniela había tenido tratos, sin contar a Poché por supuesto. Lo había conocido el día del casting final, pues el interpretaría a quien sería el interés amoroso de Daniela en la película.

Pronto llegaron a una mesa un poco más grande, la cual están casi al completo. Daniela rápidamente pudo reconocer a la gran mayoría del cast.

-Miren a quien me encontré en la barra- Habló JuanPa, y todos los presentes se mostraron agradados ante la presencia de la joven.

Daniela no tardó en notar un conocido aroma rondando la mesa. Un aroma demasiado conocido para ella.

-Puedes sentarte aquí, Dani- Habló JuanPa, apartando la silla para ella como todo un caballero. Daniela sonrió por fuera y maldijo por dentro, pues que gran casualidad, el único lugar libre de la mesa estaba junto a quien menos deseaba tener cerca.

-Hola, Daniela.

-Hola, Daniela

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