Capítulo 16: El Viaje A Casa.

296 20 0
                                    

El resto del día pareció pasar con lentitud

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


El resto del día pareció pasar con lentitud.

Daniela no estaba segura de cómo había conseguido mantener juntos los pedazos que ahora constituían su alma tras sentir el rechazo de la mujer frente a ella, pero estaba claro que eso, tarde o temprano, iba a suceder.

Aquel sueño en el que Poché correspondía sus sentimientos no tenia ni pies ni cabeza, y era hora de que lo entendiera.

Daniela sentía la mirada de Poché clavada sobre ella, esperando con impaciencia su próximo movimiento. La castaña no tardó en darse por vencida y aceptar que era hora de seguir su camino. Se limitó a asentir antes de intentar salir de la sala de espera, pero una mano conocida la tomó del hombro, deteniéndola.

-Espera- Pidió la actriz. Daniela se giró hacia ella, y una pequeña e ingenua pizca de esperanza se coló en su interior. Quizás Poché había recapacitado- ¿Necesitas que el chofer te lleve a casa?

Poché sabía que aquel no había sido el mejor movimiento, que debía dejar a Daniela valerse por si misma o no conseguiría romper los lazos que las unían, pero le era prácticamente imposible no preocuparse por la joven.

Daniela dejó escapar una bocanada de aire a la vez que la pizca de esperanza abandonaba su interior. Se limitó a no contestar, pero luego apresurarse hacia la salida, sin que Poché pudiera detenerla.

El aire caliente del exterior la golpeó con fuerza, colándose en su interior, mientras su mirada buscaba rápidamente un taxi, para alejarse por fin de Poché.

La actriz se apresuró hacia la salida sin decir palabra, y fue bombardeada por los paparazzis, impidiéndole cerciorarse de que la joven llegara con bien hasta su destino.

"¡Poché! ¡Poche! ¿Donde esta Johann? ¿Como se llamará la nueva película? ¿Es cierto que tienes problemas matrimoniales? ¡Poché!"- Hablaban todos los reporteros a la vez, aturdiéndola.

Daniela por fin pudo visualizar un taxi, pero, antes de adentrarse en el echó la vista atrás, captando como Poché se encontraba rodeada de paparazzis.

Dejó escapar una bocanada de aire al ver a la mujer tan elegante colocándose las gafas de sol antes de apresurarse hacia otro Cadillac Escalade negro que la esperaba a pocos metros. ¿Acaso esa mujer había comprado todos los Cadillacs y tenía uno esperándola en cada ciudad?

Poché fue ayudada por su equipo de seguridad a llegar al auto antes de que los reporteros la atormentaran con más preguntas. Por culpa de todo el jaleo, no fue capaz de ver por última vez a Daniela, provocando que las lágrimas finalmente abandonaran su rostro, mientras procesaba todo lo que había pasado en el desastroso viaje a Londres.

Daniela se subió al taxi tras ver el Cadillac salir del lugar a toda prisa. De alguna manera que su mente no lograba explicar, fue capaz de darle instrucciones al taxista para que la llevara a su apartamento, mientras sentía el aire que entraba a sus pulmones arder, y las lágrimas rodaban por sus mejillas.

35 minutos después, la joven se encontraba frente a la fachada del edificio donde se encontraba su apartamento. Dejó escapar un suspiro mientras le daba al hombre dinero suficiente para cubrir el viaje, para, a continuación, salir del automóvil a toda prisa.

Su mente ya no trabajaba con propiedad, por lo que le llevó más tiempo de lo normal abrir la puerta del edificio, para luego atravesar el lobby, ignorando al portero, subirse al ascensor, que la llevaría a la 7ma planta. Tras eso, las puertas del ascensor se abrieron, permitiéndole correr a la puerta de su apartamento, abriéndola también con dificultad.

El lugar estaba exactamente como lo había dejado, perfectamente ordenado gracias a la ayuda de su hermana mayor, prácticamente inutilizado. Dejó la maleta en la entrada tras cerrar la puerta de golpe, y se apresuró a cobijarse en su cama, para por fin poder liberar todos los sentimientos que guardaba en su interior.

Tras un par de minutos echada sobre la cama king size de su habitación, Daniela se dedicaba a esperar caer rendida con los ojos cerrados, pero su cuerpo se rehusaba a dormir, habían demasiadas cosas dando vueltas en su mente. Las lágrimas rodaban por sus mejillas sin remedio, y los gemidos desgastantes abandonaban su garganta sin piedad, pero su voz parecía un eco, como si le perteneciera a alguien en más en vez de estar saliendo de su propio cuerpo. Sonaba como si alguien estuviera siendo torturado a su lado, y su interior pesaba como si acabara de perder a un familiar o, como si una parte de ella hubiera muerto en su interior. Daniela no podía explicar si estaba hundida en el dolor o si todo su cuerpo estaba entumecido y ya no podía sentir nada.

Su mente comenzaba a calmar el ritmo de sus pensamientos tras unos minutos más en aquella posición, permitiendo que su cuerpo por fin le hiciera entender lo que estaba sintiendo.

Estaba herida, muy herida. No solo por la ausencia de Poché, si no porque si interior sabía que no era todo culpa de la actriz, si no también suya por permitirse creer que un sueño se podía convertir en una realidad.

¿No se suponía que el amor era este sentimiento de plenitud que te cambiaba la vida para siempre y que terminaba con la unión de dos corazones? ¿Porque nadie le había hablado de este sentimiento que ahora recorría cada fibra de su cuerpo, quemando, cortando, destruyendo todo a su paso?

La joven se hizo bola en la cama, abrazándose a sus propias rodillas, intentando buscar la calidez que sabía solo existía en brazos de Poché. Aquella habitación se sentía helada, vacía, a pesar de estar llena de cosas y ella de encontrarse arropada con su manta favorita, pues el frío y la soledad estaban provocados por el deseo que su interior profesaba por la presencia de su amada. Daniela sabía que debía aferrarse a ese sentimiento, pues era lo único que prodiga traerla de vuelta a la realidad, a esa en la que Poché no existía.

Por fin, la joven comenzó a adormilarse,ir tras los pensamientos se hacían más lejanos y la mente enmudecía por fin.

Por fin, la joven comenzó a adormilarse,ir tras los pensamientos se hacían más lejanos y la mente enmudecía por fin

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora