Un trabajo en común era lo único que relacionaba a Daniela Calle con la aclamada actriz Poché Garzón. Lo que nunca imaginó fue que su desdichada fortuna la llevaría directo a los brazos de la renombrada actriz. ¿Conseguirá quedarse entre ellos?
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¿Ir o no ir? Esa era la pregunta que rondaba por su mente mientras buscaba en su armario que ponerse en caso de que decidiera asistir.
Por un lado, la idea de estar en esa fiesta llena de periodistas y, sobretodo, junto a Poché, se le antojaba pésima. Por el otro lado, algo en su interior gritaba que no podía perderse esa fiesta.
Así que, finalmente, se decidió por ir contra su mente y asistir al evento.
¿Qué podía perder?
"La poca dignidad que le quedaba" pensó, sacudiendo la cabeza, segura de que aquello sería un nuevo error que la perseguiría por mucho tiempo.
Aunque ninguno de estos pensamientos negativos impidió que se arreglara como nunca antes lo había hecho, ni que rebuscara en su armario hasta encontrar el vestido más sexi que poseía.
Tras un par de horas de gran esmero, estuvo lista.
¿Porqué se había esmerado tanto? Ya que asistiría, se aseguraría de que Poché fuera consciente de lo que podría haber sido suyo. La malicia en sus actos la sorprendió, y, a la vez, la entretuvo. Algo en su interior le gritaba que aquella mala idea resultaría peor de lo que imaginaba, pero ni siquiera eso la detuvo. Aquella noche sería la primera noche de su pequeña revancha. Él taxi que había pedido minutos antes por fin había conseguido llegar por ella, por lo que se apresuró a bajar a su encuentro.
Varios minutos después, se alzó frente a ella uno de los restaurantes más importantes de todo Londres. La joven se apresuró a cubrirle la cuenta del taxi y bajar, dirigiéndose rápidamente a la entrada, donde el recepcionista la recibió con una radiante sonrisa.
El hombre no tardó en permitirle el paso y acompañarla hasta la mesa donde se reunirían todos. Daniela pudo divisar quienes estaban allí, y fue ahí cuando se arrepintió terriblemente de haber ido.
Daniela se acercó a la mesa y le agradeció al recepcionista por su ayuda antes de llegar del todo, permitiéndole así calmar un poco sus nervios antes de que todos notaran su presencia.
-¿Dani?- Escuchó una voz masculina tras ella, se giró rápidamente, para encontrarse con los radiantes ojos azules de JuanPa tras ella, este sonrió de oreja a oreja al verla- No sabía que vendrías, que alegría- El joven se acercó a ella y le dió un beso en la mejilla.
-Fue una decisión de último momento, si te digo la verdad- Confesó la castaña, devolviéndole la sonrisa.
-Estás radiante, por cierto- Su comentario, seguido de un brillo especial en sus ojos hizo que Daniela se sintiera un poco fuera de lugar, quizás no había sido buena idea arreglarse tanto. El joven sacudió la cabeza- Vente, todos estarán muy contentos de verte- aseguró el joven, para, a continuación, tomar el brazo de la joven y guiarla los pasos que faltaban hasta la mesa- ¡Mirad a quien me encontré!- Anunció JuanPa para todos.