Un trabajo en común era lo único que relacionaba a Daniela Calle con la aclamada actriz Poché Garzón. Lo que nunca imaginó fue que su desdichada fortuna la llevaría directo a los brazos de la renombrada actriz. ¿Conseguirá quedarse entre ellos?
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Fue una noche bastante larga para ambas...
Tras llegar a la habitación, Poché se apresuró a decidirse por el lado derecho de la cama, a sabiendas de que darle a decidir a Daniela sería por gusto, pues la joven era demasiado educada para tomar iniciativa. Esta, no tardó en dirigirse al lado izquierdo de la cama y meterse entre las sábanas de seda blanca. Apoyó la cabeza en la almohada y cerró los ojos, pidiendo a los poderes del universo que no le permitieran moverse de la esquina, para no incomodar a su acompañante. Poché también se acomodó entre las sábanas por el lado derecho, lo cual inquietó la cordura de Daniela, quien tuvo que contenerse para no darse la vuelta y comprobar si los labios de la actriz sabían tan deliciosos como se veían.
'Basta Daniela' 'Simplemente duérmete' se repetía, inútilmente. Su cerebro estaba jugándole una mala pasada cada vez que escuchaba las ligeras bocanadas de aire que Poché tomaba y expulsaba; este le hacía imaginarse cómo sería escucharla gemir mientras probaba cada centímetro de su piel.
¡Dios! ¿Como iba a soportar aquella noche? No habían estado en la cama más de diez minutos, y por su mente solo pasaban imágenes extremadamente explícitas.
Aún con los ojos cerrados, Daniela comenzó a moverse en la cama, intentando encontrar una posición que la ayudara a dormir.
La mujer a su lado, pensando que la chica ya estaba dormida, imagino que la chica se movía en sueños, algo normal en los seres humanos. Ella había dormido con sus hijos muchas veces, y ellos eran también propensos a hacerlo. Poché se mantuvo en la misma posición en la cama, observando a Daniela moverse por la cama. ¿Acaso estaba teniendo una pesadilla? Daniela ahora se había dado la vuelta hacia la dirección de Poché, permitiéndole entreabrir los ojos para espiar a su acompañante, quien ahora la observaba sin reparos al creerla dormida.
Poché observó a la supuesta chica dormida, quien tenía los ojos cerrados y el cabello castaño por todos lados, aunque algo llamó la atención de la actriz. El top de seda se había removido a causa de las vueltas de la chica en la cama, dejando entrever el inicio de uno de sus pechos. Tras notar esto, la morena sintió la respiración detenérsele, antes de voltear la mirada al techo. Daniela sonrió al notar lo que había sucedido, pero rápidamente la desdibujó al notar que la mirada de la actriz volvía a estar sobre ella. La joven volvió a removerse, acercándose a sabiendas a la actriz, quien no tuvo reparos en acariciar el cabello castaño de su acompañante, en un intento de calmar sus supuestas pesadillas. Esto fue suficiente para que Daniela aprovechara la situación y envolviera sus brazos alrededor de la cintura de la morena, quien en primeras instancias se sorprendió e intentó moverse, pero, al notar que iba a ser inútil, se dejó arropar por los brazos de la joven junto a ella.
Por primera vez en mucho tiempo, Poché sintió comodidad en brazos de alguien. Todo lo que constituía a aquella chica que conocía de apenas un día la atraía hacia ella. La actriz no sabía si eras belleza de la joven, o la personalidad, o ese inconfundible olor a rosas, pero algo en la chica hacía que su corazón vibrara como nunca lo había hecho.
El calor, el contacto, aquel impresionante olor a vainilla y gardenias... todo, estaba contribuyendo a que Daniela tuviera que utilizar todo su autocontrol para no tomar a la mujer a la que abrazaba, porque, bueno, el hecho de que estuviera compartiendo una cama y abrazada a Poché Garzón no significaba que pudiera hacer a la mujer suya, por mucho que lo deseara.
Poco a poco, al rededor de las 4 de la mañana, ambas se dieron por vencidas y comenzaron a caer en los brazos de Morfeo.
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