Capítulo 19: Lo Mejor Para Ambas.

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-Hola, Daniela- Aquella voz tan aterciopelada hizo que todo se revolviera en su interior

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-Hola, Daniela- Aquella voz tan aterciopelada hizo que todo se revolviera en su interior. Daniela le envió una sonrisa fingida antes de enfocar la vista en el plató de porcelana frente a ella.

-Un placer poder por fin conocer a la joven de la que mi mujer tanto habla- Una nueva voz se unió a la conversación, la del mismo hombre que había hecho la presentación minutos atrás- Soy Johann Vera- Extendiéndole la Mano derecha- Un placer- Daniela aceptó el apretón de manos rápidamente sin contestar- ¿Lo estás pasando bien esta noche?

-De maravilla, gracias- Habló por fin la joven, mientras sentía su corazón resquebrajarse lentamente.

Sin más remedio, Daniela volvió a enfocar la vista en la mujer junto a ella, permitiéndose así apreciar la belleza de esta. Llevaba un vestido negro, largo y ajustado, que resaltaba su figura. El cabello caía por su espalda, perfectamente alisado. El maquillaje ligero prácticamente invisible la hacía parecer estar hecha de la misma porcelana que la vajilla. Sin duda, aquella mujer era una diosa en persona.

-Te ves hermosa, Poché- Complementó la joven sin poder contenerse. Quizás no era un comentario apropiado, pero era necesario hacerlo.

-¿Cierto?- Espetó Johann sonriente- Sigo intentando entender como fui tan afortunado de casarme con ella- Daniela observó al hombre abrazar por la cintura a una incómoda Poché, quien intentó apartarse pero le fue imposible.

-Muy cierto- aseguró la castaña antes de apartar la vista de la pareja.

La cena pasó entre bromas de los presentes. Daniela intentaba concentrarse en comer y olvidar que tenía al amor de su vida junto a ella, pero abrazada a otro.

En un pequeño instante, Daniela alzó el brazo, intentando alcanzar el salero frente a ella, sin notar que Poché había tenido la misma necesidad, provocando que ambas manos se encontraran sobre el salero. Aquel roce fue suficiente para que Daniela perdiera toda la fuerza que le quedaba. Apartó la mano rápidamente mientras sentía su corazón cada vez más acelerado.

-Perdonarme- Habló a tropezones, mientras se levantaba apresuradamente y preceptivamente corría hacia el baño.

Justo al entrar, sintió que el aire no llegaba a sus pulmones y las lágrimas caían con fuerza.

Se adentró en uno de los baños sin tardanza, sentándose sobre el retrete, sin siquiera preocuparse por cerrar la puerta con seguro, su pecho subía y bajaba con violencia, mientras todos los recuerdos de Londres pasaban por su mente una y otra vez.

¿Como se suponía que iba a trabajar con Poché si ni siquiera podía controlarse en una cena?

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando alguien entró sin llamar al cubículo, y comenzaba a acariciar su espalda en busca de calma.

-Respira, tranquila, inhala por la nariz, exhala por la boca- Aquella voz aterciopelada consiguió calmar su respiración con poco esfuerzo, a pesar de ser la misma que había causado aquella situación- muy bien, continua, inhala, exhala- La voz se escuchaba lejana, pero los brazos de la mujer junto a ella se aferraban a su cintura, asegurándole que estaba cerca- Eso es.

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