Capítulo 11: Búsqueda.

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Tras separarse para buscar aire, Poché posó la mirada en el suelo, recordando, nuevamente, las razones por la que aquello estaba mal

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Tras separarse para buscar aire, Poché posó la mirada en el suelo, recordando, nuevamente, las razones por la que aquello estaba mal. La diferencia fue que, esa vez, Daniela no había apartado la vista de la mujer frente a ella.

-¿En que piensas?- Preguntó la castaña, rompiendo el silencio. La morena dejó escapar un suspiro, intentando controlar las ganas de llorar que la invadían, mezcladas con el sentimiento de culpa- Poché, ¿Estas bien?- Daniela escuchó los sollozos de la mujer, y no supo cómo reaccionar. ¿Debía sentirse mal u ofenderse? ¿Tan mal besaba?- ¿Hice algo mal?

-No- Habló la mujer rápidamente, levantándose del sofá para apresurarse hacia la habitación. Daniela intentó seguirla pero Poché cerró la puerta en sus narices.

¿Que demonios había sucedido? ¿Como habían pasado de besarse a darse portazos en la cara?

Daniela regresó al sofá, aún confundida, y con un sentimiento de tristeza en su interior. La verdad era que nunca imaginó aquella reacción por parte de Poché ante un beso suyo... se había imaginado a la mujer dándole una bofetada, echándola de la casa, no queriendo volver a saber de ella... ¿pero salir corriendo y llorando? Jamás.

Tras unos minutos en silencio, observando la puerta por la que la mujer había desaparecido, decidió que lo mejor era dejarla sola.

Daniela tomó su bolso y salió del apartamento en completo silencio, decidida a encontrar un lugar donde pasar las horas que le quedaban en la ciudad londinense, lejos de Poché, pues estaba claro que lo mejor era que superara de una vez aquella breve ilusión que se había creado en su mente los últimos días.

¿Como había podido ser tan ilusa?

Poché Garzón nunca podría corresponder sus tontos sentimientos.

El accessor llegó a la planta baja, y Daniela salió disparada hacia la salida del edificio, donde fue detenida por uno de los guardaespaldas de Poché.

-Srta. Calle ¿Necesita algo?- Preguntó el hombre con amabilidad. Daniela negó rápidamente con la cabeza- ¿Va a salir con la señora?

-Voy a dar un paseo- Excusó la joven al instante, intentando sacarse de encima la mirada desconcertada del hombre- La Sra. Garzón se queda en casa.

-Uno de nosotros la puede acompañar, por su seguri...

-No gracias- Alegó la joven interrumpiéndolo.

Daniela no tenía intenciones de seguir la conversación, por lo que dobló hacia la derecha, y comenzó a caminar con rapidez sin rumbo fijo.

Justo tras cerrar la puerta tras ella, Poché se había envuelto en llanto, mientras intentaba comprender cómo había caído tan fácilmente por aquella niña. Ella sabía que cualquier tipo de relación con la joven era imposible, más bien, era una completa locura.

Se suponía que ella era la adulta, y en vez de poner freno a aquella situación, era la que incitaba a que sucediera.

Poché no supo con exactitud cuánto tiempo le llevó calmarse, pero el silencio de la habitación fue interrumpido por el tono de llamada de su móvil, el cual anunciaba una llamada de Josh, su guardaespaldas.

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