Capítulo 28: Lo Único Que Puedo Ofrecerte.

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Allí, envueltas en una ligera sábana, abrazadas al cuerpo desnudo de la otra, con solo la poca luz de la calle que se colaba por las rendijas de la ventana iluminando la habitación, ambas parecían haber encontrado la felicidad que se les había per...

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Allí, envueltas en una ligera sábana, abrazadas al cuerpo desnudo de la otra, con solo la poca luz de la calle que se colaba por las rendijas de la ventana iluminando la habitación, ambas parecían haber encontrado la felicidad que se les había perdido.

-Te amo- susurró Daniela entre dientes, sorprendiéndose incluso a sí misma ante aquella confesión. Poché no dijo palabra, simplemente permitió que el silencio de la habitación inundara sus oídos, antes de agregar:

-Yo también te amo.

Daniela sonrió complacida, arropándose más en el cuerpo de la actriz, quien, al poco rato, decidió levantarse de la cama. La castaña parecía estar sumida en los brazos de Morfeo; pues no se movió demasiado cuando la morena abandonó la cama.

Poché sabía que aquello era un error, que Daniela no merecía ser "La otra", ella necesitaba alguien que pudiera presumirla ante el mundo entero, alguien que pudiera ofrecerle un futuro juntos en vez de una cama y mil secretos.

Daniela se removió entre las sábanas, hasta despertarse por completo al notar la ausencia de Poché. Se incorporó, envolviendo sus pechos desnudos en la sábana.

-¿Poché?- Habló la joven, Poché, a medio vestir, se acercó a ella.

-Tranquila, Dani, estoy aquí- Informó la actriz, acercándose a ella.

-¿Pensabas marcharte mientras dormía?- Preguntó la castaña con el ceño fruncido. Poché se encogió de hombros, clavando la mirada en el suelo. Daniela dejó escapar una bocanada de aire moleta- Lo que me faltaba- murmuró entre dientes, aunque no lo suficientemente bajo como para que la morena no consiguiera escucharla.

-¿De que hablas?- Su voz confusa resonó por la silenciosa estancia.

-Necesito que definamos esto- Soltó la castaña de repente, sin escuchar la pregunta de la actriz, quien la observó aún más confusa- Debemos aceptarlo, Poché, nunca seremos capaces de ver a la otra por ahí y pretender que solo somos amigas, lo sabes- No obtuvo respuesta- La primera vez que vine a Londres, me entregué a ti y me rompiste el corazón- le recordó con la voz temblorosa- ¿Está vez va a ser igual?

Poché finalmente dirigió la mirada a ella, para, acto seguido, arroparla entre sus brazos.

-Por supuesto que no- Aseguró la morena con seguridad en sus palabras- Mi corazón también se rompió la primera vez que tuve que dejarte, Dani, no podría soportarlo una segunda vez.

-¿Entonces?- Preguntó la castaña, apartándose de su abrazo.

-Yo no tengo nada que ofrecerte, Dani, soy una mujer casada, no puedo permitirme perder a mis hijos por una relación, lo único que puedo ofrecerte es ser esto, amarnos en secreto mientras estemos en Londres, sin pensar en lo que sucederá el día que debamos regresar a Los Ángeles- Hizo una pausa, reflexionando sobre la tontería que le estaba pidiendo- Se que es muy egoísta de mi parte pedirte que aceptes este affair, no es justo para ti...

-Acepto- Interrumpió la joven sin dudarlo, esta vez quería explorar todas sus oportunidades con la actriz, la cual, la observó atónita en cuanto pudo entender lo que acababa de ocurrir.

La habitación se mantuvo en silencio unos instantes en los que Daniela esperaba que Poché reaccionara, pero esta parecía demasiado sorprendida para procesar sus palabras. La castaña se levantó de la cama, dejando atrás la sábana que cubría su cuerpo, para acercarse a la actriz. Tomó su mano fría entre las suyas, y, con una ligera sonrisa dibujada en su rostro, repitió:

-Acepto- Los ojos de Poché viajaron por el cuerpo desnudo de la joven frente a ella hasta detenerse en lo que ella consideraba su más hermoso rasgo, esos ojos avellana que la enloquecían- Quiero que vivamos este amor, Poché, de la manera que sea.

-Esto es una locura- Dijo la morena por fin, sin poder ocultar la inminente felicidad que le daba aquella decisión.

-A estas alturas, creo que está más que claro que se nos dan bien las locuras- Daniela dejó escapar una carcajada, para acompañar la felicidad de la actriz, quien correspondió de igual manera, antes de apoderarse de sus labios en un enérgico beso, que robó el aliento de ambas.

Poché apretó a la joven contra su cuerpo, quería sentir su calidez e imaginarla siendo siempre suya. Daniela hundió sus dedos en el cabello de la actriz, acariciándola lentamente.

-Tenemos mucho que empacar- Soltó Poché cuando consiguieron separarse. Daniela la observó confundida- Viviremos juntas ¿cierto?

La simple idea sorprendió a la joven, quien ni siquiera había contemplado lo que pasaría tras su decisión.

-Supongo- la voz de la castaña, aún sorprendida, se llenó de algarabía- ¿No crees que sería mejor quedarnos aquí? Sería más discreto.

-Hay que poner las cosas en perspectiva, Dani- la morena dejó escapar una sonrisa pícara- Imagínate a todo mi equipo de seguridad aquí, llamaríamos demasiado la atención- Daniela asintió tras imaginar a toda esa gente metida en su pequeño apartamento.

-Supongo que tienes razón- Poché noto que la joven no estaba muy convencida, aunque no entendía los motivos.

-Hagamos algo- Dijo, de repente- no tienes que tomar una decisión en este instante, ¿No crees?- Daniela asintió, complacida ante la idea de tiempo- Tomate el tiempo que necesites, yo ahora debo marcharme.

-Quédate- Pidió la joven, sujetando su mano. Poché negó con la cabeza rápidamente.

-No quiero presionarte, iré a casa, y tú podrás relajarte y pensar en que es lo mejor.

La actriz besó los labios de su acompañante rápidamente, antes de terminar de vestirse. Daniela se quedó de pie, observándola, algo en su interior le gritaba que todo parecía demasiado bueno para ser verdad. Poché notó a la chica pensativa, por lo que se acercó a ella nuevamente, y la envolvió entre sus brazos.

-¿Estás bien, Dani?- Preguntó, con un tono de voz protector.

-Tengo miedo de que esto sea solo un sueño- confesó, aferrándose a Poché con firmeza.

-Te prometo que es lo más real que nos ha pasado en la vida- Poché guió a Daniela nuevamente a la cama, donde permitió que la joven se sentara, luego, le dio un beso en la frente- nos vemos en la mañana ¿De acuerdo?- La joven asintió- Te amo, Dani.

Daniela tuvo el tiempo justo para devolverle el "Te amo" antes de que la morena abandonara la habitación.

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