Capítulo 41: Después de La Tormenta No Siempre Hay Calma.

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Dicen que cuando estás a punto de morir, tu vida pasa por delante de tus ojos en pequeños flashbacks, demostrándote que tan exitosa había sido, las cosas que habías hecho bien, las veces que habías ayudado a los demás; pero, en el caso de Poché, p...

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Dicen que cuando estás a punto de morir, tu vida pasa por delante de tus ojos en pequeños flashbacks, demostrándote que tan exitosa había sido, las cosas que habías hecho bien, las veces que habías ayudado a los demás; pero, en el caso de Poché, por sus ojos pasaron miles de imágenes de una vida que no disfrutó, que no eligió, que nunca quiso vivir. Las únicas cosas buenas de su vida que se llevaría a la tumba sería el cariño por sus hijos, y el inesperado amor que había descubierto en Daniela.

Pronto, la resistencia que la mujer ejercía contra su atacante se debilitaban, al compás de los segundos que pasaban, permitiendo que poco a poco se diera por vencida. Si había de morir, al menos le dedicaría sus últimos pensamientos a aquellos que amo.

De repente, el aire se impulsó en el interior de su cuerpo, provocando que un dolor intenso recorriera todo su cuerpo. Cayó de rodillas en el suelo, tosiendo sin parar. Le llevó unos minutos darse cuenta de que sus guardaespaldas habían subido hasta la habitación, quizás al notar su tardanza, y ahora tenían a Johann aprisionado en el suelo.

Uno de ellos se acercó a ella, quien ya comenzaba a controlar su respiración y su tos.

-¿Está bien Señora?- Poché asintió al notar que su voz había sido dañada tras lo sucedido- Tranquila, no permitiremos que le haga daño- Poché debía de haber estado hecha un manojo de nervios, pues el hombre parecía consternado mientras la observaba- La llevaremos a un hospital cuanto antes.

-N...no- Vocalizó a duras penas- Vam...monos... ya.

-Pero... señora...

-Ya- Insistió. El hombre asintió, y, tras asegurarse de que el otro guardaespaldas se quedara vigilando a Johann hasta que Poché decidiera que hacer con él, se dirigió a la salida, con la actriz en brazos.

Poché no podía sentir nada más que el dolor punzante en su garganta, el shock aún no abandonaba su cuerpo, por lo que temblaba con violencia mientras la llevaban hasta el auto.

En el apartamento, Daniela se había quedado profundamente dormida en el sofá, a la espera de que su amada regresara. Su descanso fue interrumpido por la puerta al cerrarse. Se despertó con una sonrisa, al imaginar que se trataba de Poché, pero esta sonrisa desapareció al instante que abrió los ojos. Ante ella se encontraba una imagen horrorosa... Poché herida, débil y frágil. Su corazón se aceleró mientras saltaba del sofá y corría junto a ella.

-¿Qué te pasó?- Su voz salió aguda y retumbó por toda la estancia. Poché negó con la cabeza a la par que el shock sufrido tras la experiencia vivida abandonaba su cuerpo, a la par que las lágrimas salían descontroladas. Daniela no necesitó una respuesta concreta de Poché, pues sabía perfectamente con quién había estado, y atar cabos sueltos no le fue complicado- ¡Yo lo mato!

Esquivó los brazos de Poché para dirigirse a la puerta, echa una furia, pero la actriz consiguió interponerse antes de que lograra abandonar la estancia.

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