Un trabajo en común era lo único que relacionaba a Daniela Calle con la aclamada actriz Poché Garzón. Lo que nunca imaginó fue que su desdichada fortuna la llevaría directo a los brazos de la renombrada actriz. ¿Conseguirá quedarse entre ellos?
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A la mañana siguiente, tras desayunar, Daniela recibió la visita de alguien inesperado.
-JuanPa- la joven no podía creer lo que veían sus ojos. Tras su discusión sobre Poché y sus sentimientos, no pensó que el chico volviera- ¿Qué quieres?
-Decirte lo arrepentido que estoy por todo lo que dije- El chico se sentó en el borde de la cama. Daniela se relajó un poco al notar que este venía en son de paz- No es mi lugar decirte lo que está bien o mal en esa situación, si quieres estar con ella, eres libre de hacerlo.
Daniela sonrió complacida ante la disculpa del joven. El resto de la mañana, este se quedó con ella, hablando de trivialidades del rodaje y sus vidas.
Por otro lado, Poché se había dado a la tarea de encontrar una casa lo antes posible; quería salir de aquel hotel, quería llenar la casa de seguridad para mantener a sus hijos y a Daniela a salvo de Johann, y sabía que en un hotel no podría conseguirlo. Con ayuda de su agente de Real Estate, no tardó más que un par de días en encontrar la casa perfecta en el barrio de Hampstead, en el norte de Londres.
Tras varios días, por fin Daniela era dada de alta, lo cual la llenaba de júbilo. Juanpa había llegado temprano aquel día para ayudarla a recoger sus pertenencias. Hacía casi una semana que no había visto a Poché, pero habían hablado prácticamente todos los días.
-¿Lista para ser libre?- preguntó el joven divertido.
Daniela no contestó, su mente viajó a su apartamento destruido, y toda su felicidad desapareció.
¿Qué se suponía que debía hacer ahora? No tenía tiempo ni dinero suficiente para buscar otro apartamento, y claramente, quedarse en el suyo no parecía una buena idea.
-¿Estás bien, Dani?- La joven negó con la cabeza mientras sentía la frustración apoderarse de ella- ¿No te hace feliz salir de aquí por fin?
-No es eso- Las lágrimas comenzaron a rotar de sus ojos castaños- Mi apartamento está destrozado, ¿A dónde voy a ir?- Juanpa dejó escapar una sonora carcajada, provocando la molestia de la joven, quien le pegó un codazo- No te burles.
-Dani, no seas tonta, eres más que bienvenida de quedarte en mi casa, hay espacio de sobra- esto hizo que la castaña llorara con más fuerza- No será tan malo, te lo prometo, tu apartamento estará como nuevo en unas semanas, mientras tanto seremos roommates.
La puerta de la habitación crujió anunciando su apertura. Ambos observaron en esa dirección, para encontrarse con una mujer atravesando el umbral. Daniela sonrió al instante, sintiendo una gran alegría recorrer su cuerpo mientras notaba cuánto había echado de menos ver a su amada Poché, sin pensarlo dos veces, saltó a sus brazos, apoderándose de sus labios antes de que pudiera decir palabra.
