Capítulo 3: Una Niña.

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El trayecto hasta el apartamento de Poché fue un poco más largo de lo que Daniela había imaginado

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El trayecto hasta el apartamento de Poché fue un poco más largo de lo que Daniela había imaginado. Esta, dejándose vencer por el cansancio, fue quedándose dormida mientras contemplaba las calles tras la ventanilla.

Tras pasar unas cuantas viviendas bastante lujosas, llegaron a una comunidad privada en Kingsbridge. El Cadillac negro se detuvo en la entrada del edificio tan conocido para Poché.

La mujer de 29 años había pasado todo el camino intentando contener la mirada, que enloquecía por posarse sobre su joven acompañante.

Desde que había decidido regresar a la gran pantalla tras dos años sin trabajar, Poché había dedicado todo su tiempo libre en este nuevo proyecto, pero decidió confiar en los directores de casting para elegir a quien sería su co-estrella en la película. Fue una sorpresa ver que habían encontrado a alguien que encajara tan bien para el proyecto como lo era Daniela Calle. Poché la había visto en fotos que le habían proporcionado los de producción, pero debía admitir que esas fotos no le hacían justicia a la joven que seguía adormilada a su lado.

-Hemos llegado, Sra. Garzón- Anunció el chofer en voz baja. Poché se apresuró a intentar despertar a la joven a su lado. Posó su mano en el hombro de la joven.

-Hey, Daniela- Intentó mover su hombro, pero parecía que la chica estaba siendo víctima de un sueño profundo- Charles, por favor, dile a Josh que necesito su ayuda- El chofer no tardó en salir del auto y anunciarle al guardaespaldas que la actriz le requería.

Pronto, el guardaespaldas atendió la petición de Poché de llevar a la joven en brazos hasta el interior del edificio. Daniela se mantuvo dormida todo el trayecto en ascensor, y no se despertó hasta unos 20 minutos después de que llegaran al interior de un lujoso apartamento.

La joven se despertó confundida, se vio a sí misma en un lugar desconocido, perfectamente decorado, donde se podía apreciar el lujo en cada esquina. Se frotó los ojos para aclarar su vista aún adormilada.

-Perdona, no pretendía despertarte- Aquella dulce voz la hizo sonreír por dentro, y, por un segundo, se pudo imaginar lo que sería despertar escuchando esa voz cada mañana. '¡Compórtate Daniela!' Gritó su subconsciente.

-¿Como llegué hasta aquí?- Preguntó con inocencia. Poché sonrió dulcemente.

-Caíste rendida en el camino, uno de mis guardaespaldas me hizo el favor de traerte- anunció la mujer con tranquilidad.

-Que vergüenza- Alegó la joven- te estoy ocasionando tantas molestias, lo siento.

-No tienes de que preocuparte, Daniela, eres mi co-estrella- le recordó con tranquilidad- Estamos para ayudarnos- Por supuesto. ¿Que otra intención podría tener Poché con tanta amabilidad más que ayudar a su desvalida co-estrella?

-Gracias- alegó en voz baja, la mujer le correspondió con una sonrisa.

-Supuse que querrías darte una ducha cuando despertaras- Anunció la mujer. Daniela asintió rápidamente, pero luego vio un inconveniente, no tenía nada de ropa. La joven observó su ropa y luego al suelo. Esto no pasó desapercibido por la actriz, quien sonrió ampliamente mientras su interior se moría de dulzura cada vez que captaba los gestos inocentes de su acompañante- Me tomé la libertad de elegir un pijama para ti, espero que te quede- Dejando escapar una carcajada melódica, pues era evidente que la joven, al ser un poco más alta que la actriz, tendría algo de dificultad en compartir su ropa. Daniela sonrió maravillada ante la inteligencia de la mujer, a la cual no se le escapaba ni un pequeño detalle- El baño es la segunda puerta a la derecha- Daniela sonrió agradecida antes de dirigirse al baño.

Poché dejó escapar un suspiro antes de dirigirse a la cocina a prepararse un té mientras se preguntaba a sí misma que le pasaba que no podía parar de sentir mariposistas en el estómago cada ver que la joven sonreía.

Daniela sintió el cansancio golpearla nuevamente al ritmo que el agua caliente acariciaba su cuerpo. Era lógico, pues había tenido un largo viaje de más de 10 horas desde Los Ángeles hasta Londres, para luego salir directa del aeropuerto a la reunión, por lo que no había tenido tiempo de descansar. Decidió apresurarse y salir de la ducha antes de que se volviera a dormir allí.

La ropa de Poché le quedaba un poco más ajustada que la que ella usaría normalmente, pero no era incómoda. La suavidad de la seda de aquel pijama contra su piel la hizo descubrir porque era tan costosa aquella tela.

Tras unos minutos, Daniela salió de la ducha, deja do escapar el vapor de agua que había quedado encerrado en el baño. Camino en silencio por el pasillo, dirigiéndose al salón donde había visto a Poché por última vez, pero se detuvo antes de llegar, tras percibir a lo lejos una voz.

-No tengo nada que hablar contigo, Johann- Hablaba la actriz- ya fue suficiente con lo sucedido antes de que me marchara.

Johann Vera era el esposo de Poché y padre de sus dos hijos. Daniela se sentía un poco mal al estar espiando a la mujer que le había brindado su ayuda tan desinteresadamente.

-Deja de gritar ¿Quieres?- Continuó la voz de Poché a lo lejos- Ya hablaremos en dos días, en persona. No... no tengo nada más que decir ahora mismo. Adiós Johann- Y tras esto, un silencio absoluto reinó en el apartamento por varios segundos, hasta que un par de suspiros provenientes del salón fueron captados por los oídos de Daniela, quien decidió por fin salir de su escondite.

Poché se encontraba en el sofá, con una mano aún sujetando su móvil, y con la otra enjugándose las lágrimas. Daniela sintió su corazón encogerse ante aquella imagen. ¿Que había pasado para que una mujer tan maravillosa como aquella estuviera en ese estado? Daniela aclaró su garganta para que Poché notara su presencia. Esta, rápidamente, se levantó del sofá dándole la espalda, para tener tiempo de enjugarse las lágrimas.

-¿Te quedó bien la ropa?- Preguntó Poché intentando ocultar su estado.

-Así es, gracias- Habló Daniela con tristeza. Su interior le gritaba que fuera a consolar a la mujer, pero no quería pasarse de la raya.

-Me alegro- Por fin la mujer se dio la vuelta para observar a la chica, y tuvo que fingir normalidad a pesar de que su corazón dio un vuelco al ver el pijama ajustado marcándose en las curvas de Daniela, quien sonreía inocentemente- Creó que es hora de dormir- La más joven asintió- El apartamento solo tiene una habitación, así que...

-El sofá estaba muy cómodo- la interrumpió Daniela, intentando quitar preocupaciones de la mente de la mujer.

-No vas a dormir en el sofá, Daniela- Alegó la morena con determinación- Hay espacio de sobra en la habitación para ambas.

-No quisiera incomodarte- Se apresuró a replicar la castaña.

-No seas boba, duermo con mis hijos siempre que quieren- Poché sonrió al terminar aquel comentario, pero para Daniela fue como una patada en el estómago.

¿Así era como Poché la veía? ¿Como a una de sus hijos? ¿Como a una niña?

-¿Dije algo que te incomodará?- Preguntó la actriz al notar el rostro endurecido de la joven, la cual negó con la cabeza mientras clavaba la mirada en el suelo. Lo que menos quería era que la mujer notara su - Bueno, a dormir entonces.

La actriz comenzó a caminar con decisión hacia la habitación. Daniela la observó unos segundos alejarse, y no pudo evitar apreciar la elegancia de sus movimientos, además de la parte trasera del cuerpo de la mujer.

-Vamos Daniela- Llamó la actriz e, instintivamente, la más joven obedeció.

-Vamos Daniela- Llamó la actriz e, instintivamente, la más joven obedeció

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