Capítulo 10: Encuentro En El Paraíso.

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No había nada que Poché deseara mas que mantenerse en brazos de la castaña, por lo que aquel abrazo fue mas largo de lo esperable

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No había nada que Poché deseara mas que mantenerse en brazos de la castaña, por lo que aquel abrazo fue mas largo de lo esperable. Daniela tampoco parecía disgustada ante este pequeño detalle, pues una gran sonrisa se asomaba en su rostro.

Pronto, Poché se separó de su acompañante a regañadientes, pues deseaba entender porqué la castaña se había quedado.

¿Se habría quedado por ella?

'No, eso sería una tontería.' Pensó la morena observando los ojos color avellana que la observaban con un brillo hermoso.

-No me esperaba volver a verte tan pronto- Confesó la actriz, dibujando una sonrisa genuina en su rostro. Daniela le devolvió la sonrisa.

-Yo tampoco- Aseguró sin tardanza- Pero, siendo sincera, no me parece nada mal- Poché ensanchó su sonrisa, mientras sentía el corazón querer escapársele del pecho. Sin decir palabras, y sin poder contenerse, se movió lentamente hacia la joven, y esta, sin ningún pero, aceptó de buena gana las aproximaciones de la actriz.

Poché no sabía que había tomado control de su cuerpo, pero algo la empujaba sin remedio a querer probar los labios sedosos frente ella, esos que por varios días había deseado con demasiada intensidad. Colocó ambas manos en cada mejilla de la castaña, quien seguía sonriendo e invitándola a continuar, más cuando los brazos de ésta pudieron enlazarse en la cintura de la morena.

Daniela solo podía pensar en una cosa en ese instante, y era en el deseo tan grande que sentía por probar los labios de la actriz frente a ella.

Estaban tan cerca que podían sentir la respiración de la otra chocar contra la suya propia. Poché sintió el corazón acelerarse mientras el olor a rosas se intensificaba, mientras que Daniela parecía no respirar, pues no quería perderse ni el más pequeño detalle de aquel instante, en el que el más mínimo de los movimientos, haría que todo se estropeara.

Daniela la atrajo contra si misma... invitándola, incitándola, apurándola... a que permitiera que sus labios se fundieran en uno solo. Poché intentó recordar las razones por las que no debía permitir lo que estaba sucediendo, pero ninguna logró cruzar por su mente.

La más joven, ya desesperada, no pudo contener sus deseos interiores, y terminó lo que la morena había comenzado, uniendo sus labios de una vez por todas.

¿Era así a lo que sabía el paraíso? Sin duda, entre aquel aroma y ahora aquellos suaves labios, Daniela no sabía si Poché venía del paraíso o ella era el propio paraíso por si sola, pero de algo si estaba segura, y era que quería quedarse allí para siempre.

¿Que tenían aquellos labios que hacían que Poché sintiera el impulso de seguir conociéndolos? La mujer sentía que iba a ser imposible separarse de aquello que acababa de descubrir, y no sólo refiriéndose a los sabores que había descubierto ocultos en la boca de su acompañante, si no a los sentimientos que estos provocaban en su ser.

Aunque, si algo sabía Poché, era que todo tenía un final.

Y, a pesar de que ninguna lo quería, aquel beso tampoco estuvo extinto de llegar a su final, el cual fue acompañado la falta de aire que inundó los cuatro pulmones que se encontraban en aquella habitación.

En cuanto sus labios dejaron de sentir la suavidad de los de la actriz, Daniela sintió su corazón entristecerse, como si acabara de encontrar una piedra presionada y esta se hubiera difuminado ante sus ojos.

Poché se dió la vuelta rápidamente cuando sintió sus labios vacíos, clavando la mirada a través de la ventana que dejaba ver un hermoso paisaje de Londres.

Un segundo después, la culpa invadió a Poché, quien por fin logró recordar las razones por las que aquello no debía pasar.

'Daniela era una niña'

'Era su co-Estrella, con la que debía mantener una buena química durante toda la producción de la película'

'DANIELA ERA UNA NIÑA' -Si, dos veces.

'Poché estaba casada'

Esas eran algunas de las razones más importantes para que aquello no hubiera pasado nunca, pero mientras las enlistabas, su subconsciente sólo buscaba la manera de volver a probar los labios de la joven.

-Yo...

-Poch...

Hablaron ambas al unísono, regresando al silencio sin decir palabra, lo cual, a fin de cuentas, era lo mejor que podía pasar; no había nada que decir.

¿Era aquel el momento de arriesgarse?

La cabeza de Daniela daba vueltas mientras intentaba encontrar una manera de controlar las ganas que tenía de mandar al demonio todas sus inseguridades y llevar a Poché a la cama.

¿Realmente tenía algo que perder si obtenía la respuesta que no deseaba escuchar?

Ese pequeño pensamiento la hizo darse cuenta de que, tras aquel maravilloso beso, ya no había vuelta atrás. Las consecuencias de lo sucedido no serían peores o mejores dependiendo de cuántas veces haya cometido el mismo error.

Eso fue suficiente para convencer a Daniela de su siguiente paso.

No importaba cuales fueran las consecuencias.

La castaña dió dls pasos al frente, y, con determinación en la mirada, tomó el rostro de su acompañante entre las manos, y volvió a apoderarse de aquellos labios suaves.

No hubo ningún tipo de resistencia por parte de l mujer mayor, ni la habría nunca.

Los labios de Daniela provocaban un extraño frenesí en Poché, que la hacía querer seguir probando, tal cual adicto.

'Bueno, si no podía resistirse, al menos podía ayudar' pensó la mujer, dejando nuevamente que los remordimientos cayeran en saco roto. Colocó las manos en la cintura de la más joven, atrayéndola contra su cuerpo, intensificando el beso al colar su lengua en la boca de su compañera, explorándola.

'Dios, Poché, simplemente sigue besándome toda la vida' pedia el subconsciente de Daniela, mientras sentía las manos de Poché recorrer su espalda.

'Dios, Poché, simplemente sigue besándome toda la vida' pedia el subconsciente de Daniela, mientras sentía las manos de Poché recorrer su espalda

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