11 Te amo

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—¿Serás bueno y te quedarás con Orel?

—Sí. Prometo divertirme mucho con él. —Dominic se humedeció los labios, sonrió y envolvió con su musculoso brazo la estrecha cintura de su marido, quien daba una risilla.

—No lo perviertas, ya has hecho bastante.

—Ian debe agradecerme. Ahora viven el placer al máximo. —Cameron sujetó a su tremendo marido del cuello.

Dominic se mordió el labio inferior y peinó los cabellos lacios color azabache de Cam. El delineado en esos ojos miel siempre estaba perfecto.

—¿Por qué no me dejas ir contigo? He estado en peligro en muchas situaciones. Según tú, ahora todo será amor, paz, y todos felices comiendo perdices.

—Cam —Dominic dio un suspiro mientras tomaba el rostro de su amor entre sus manos—, te quiero fuera de los problemas de los Callums. ¿Puede ser?

—Tú eres un Callum, y siempre te quiero adentro.

Dominic soltó un suspiro y comenzó a reír. Siempre le sacaba una sonrisa.

—Volveré en una semana. Ya hablamos de esto, y estuviste de acuerdo.

—Sí, pero ahora me da miedito de que te ocurra algo.

—Nada va a sucederme.

—Claro, los Callums son invencibles.

—No digas tonterías.

—Así es como actúan —señaló en tono acusador—. «Hola, soy Dominic Callum. Soy muy macho, y los voy a matar a todos».

—Dios, eres un tarado. —Besó a Cameron con intensidad.

Este lo aprisionó con todas las fuerzas que tenía mientras enredaba una de sus piernas en la cintura de Dom.

—Tenemos visitas.

—¿Escuchaste el grito recién? Dudo que salgan de la habitación en mucho tiempo.

Dominic lo había oído, pero simplemente lo dejó pasar para evitar darle ideas a Cameron. Su marido daba saltitos. Ya conocía la frase que venía después de eso.

—Cam, compórtate.

—No, quiero verga.

—Cam...

—¡Quiero verga! ¡Quiero verga!

Dominic contuvo un ataque de risa.

—Deja de gritar como loco.

—Eres malo. —Hizo un puchero y puso sus ojitos tiernos. Increíble que un hombre de treinta y cinco años y con la libido de Cam pareciera inocente.

Dominic selló su boca con un beso. Cam gimió y abrió sus labios. Dejó que la lengua de su esposo ingresara con violencia. Un beso descarnado, sucio, de esos que a él le encantaban. Las manos de Dom fueron debajo del pantalón corto a la tanga de encaje, la cual enredó en sus dedos y cortó.

—Espero que no te moleste si hago esto...

—Tonto, era nueva.

Cameron le golpeó el pecho, pero Dom ya no estaba para juegos. Le desabotonó el minúsculo pantalón corto, que resbaló por las piernas contorneadas y libres de vello. No conforme con eso, Dom abrió la camisa de seda y rompió los botones, los cuales volaron hacia todas partes.

—¡Oye! —fue todo lo que Dominic le permitió decir antes de volver a adueñarse de su boca y pasear sus manos en cada parte de su piel con posesividad.

JARED - T.C  Libro 3 - Romance gay +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora