30 Inundaciones

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—¿Te duele aquí?

Víctor lloró cuando Azali le tocó el tobillo. Donovan estaba a su lado.

—¿Es una fractura?

—No, solo un esguince, al parecer. Tiene que mantenerlo inmovilizado de todos modos.

El ruido del agua era ensordecedor fuera de la cueva. Dominic contemplaba la lluvia que caía incesante. Ian se sentó a su lado.

—Es gracioso.

—¿Qué cosa?

—Veníamos a salvar al muchacho y resulta que él nos rescató a nosotros.

Dominic rio.

La verdad sea dicha: Donovan estaba mejor preparado que ellos.

Jared abrazó a su hijo, quien temblaba. Donovan lo miró por un momento y luego bajó la mirada.

—¿Qué sucede?

—Ellos los mataron, ¿verdad?

A Jared se le hizo un nudo en la garganta.

—Sí.

Donnie se limpió las lágrimas que caían.

—¿Por qué, Jared? ¿Por qué la gente es tan mala?

—Le estás preguntando a la persona equivocada, ¿no crees?

—Tú no eres malo, me ayudaste.

Jared tomó la mano de su hijo y la entrecruzó con la suya.

—Avaricia, codicia, envidia, aburrimiento. Hay muchas cosas que hacen que un ser humano sea aborrecible.

—Ellos quemaron todo, Jared —pronunció con dolor—. Estuvimos años cuidando los viñedos incluso de las tormentas. Ellos vinieron y dejaron nada. Mataron a papá y mamá, que eran personas buenas. Ellos siempre me decían que Dios castigaba a los malos. ¿Todo era mentira?

Jared en ese instante odió a Jackson con todas las fuerzas de su alma. A Donnie y su hermano no solo le habían quitado su familia, sino también le habían robado la inocencia, y eso provocó que su sangre hirviera.

—No le pidas ayuda a Dios cuando puedes arreglar el problema tú mismo.

—¿Tú castigarás a los malos?

—Lo prometo. Nunca más les harán daño a seres como tú.

Su hijo tenía los ojos enrojecidos por las lágrimas. Donovan guardó silencio, solo apoyó su cabeza en el hombro de su padre, de ese hombre que había conocido tan solo cuarenta y ocho horas atrás.

De ese hombre que ahora le juraba sangre, la sangre de sus enemigos.

****

—Me voy de aquí. —Uno de los secuaces intentó agarrar la camioneta en medio de la lluvia, pero Holden le disparó en el pie.

«No tientes a la suerte, Holden. Encárgate de ellos, o te arruinaré la vida».

Jackson no lo perdonaría si los dejaba escapar. Ignoró al hombre que gritaba y se lanzaba al piso con el pie herido. Sus ayudantes estaban hartos de la situación. Holden los llevaría a la muerte a todos.

Un nuevo relámpago aclaró la noche. El trueno hizo temblar los tímpanos de sus oídos. Dos tipos sostenían al hombre herido.

—¿Has perdido la cabeza, hijo de puta? —indagó uno en medio del aguacero más grande que habían presenciado en sus vidas.

JARED - T.C  Libro 3 - Romance gay +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora