14 Australia

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—Bien, canguros y koalas, prepárense. Los Callums están aquí.

Dominic e Ian agarraron sus equipajes y salieron del avión.

Azali observó a Jared y negó.

—¿En serio?

—Eres un aguafiestas, teniente —dijo con una mueca—. Menos mal que eres bueno en el sexo, de lo contrario no sabría qué hacer contigo.

—Claro. —Azali agarró su mochila y pasó por el lado de Jared. Este lo sujetó.

—¿Recuerdas cuando nos conocimos?

—¿Cómo olvidar al hombre que quería golpear con todas mis fuerzas?

Jared lo agarró de la estrecha cintura y lo llevó hacia él.

—Mentira, te morías por mí.

—Creo que te sobreestimas.

Jared acarició el rostro de Azali, del teniente Mohambi, y los recuerdos llegaron de golpe. ¿Quién habría pensado que terminarían juntos?


—Soy el señor Chadwick o Callum, pero nunca Jared para los desconocidos. Ni siquiera recuerdo que estuvieras en el viaje anterior.

—Callum o Chadwick, eres un maleducado que no merece más respeto que el que acabo de darte.

—Dime...

—Azali Mohambi.

—Una pregunta, Azali, ¿el gran armamento que tienes ahí abajo lo usas con frecuencia o lo tienes de adorno?

—¿Qué dijiste?

—Sí, eres de esos sementales que folla sin descanso, pero que busca algo más. Le gusta cabalgar. No obstante, ansía con toda el alma que alguien lo monte como se debe.

—No sabes una mierda de mí. Pides respeto, pero careces de idea de lo que esa palabra significa.

—Qué bueno que me conociste. Yo voy a enseñarte mucho de eso.

—Tengo casi cuarenta años, dudo que alguien como tú me brinde clases de sexo o lecciones de vida.

—Te equivocas, amigo. Nunca has tenido un amante como yo, y, solo para que lo sepas, tampoco he estado con alguien como tú.

—¿Qué? ¿Un exmarine?

—Un hombre grande y poderoso, espléndido, aguerrido, que desea estar de rodillas y con una verga en la boca.

—Si ya terminaste tu análisis psicópata, debemos emprender un viaje.


Azali se cubrió el rostro y comenzó a reír. Jared hizo lo mismo. De todas las locuras que el teniente había hecho en su vida terminar en los brazos de ese idiota egocéntrico fue la peor de todas, aunque, por la forma en que reaccionaba cada parte de su cuerpo a un simple roce, supuso que era lo mejor.

—Eras tímido con los hombres —susurró, y chupó el lóbulo de su oreja—. Te he enseñado mucho después de todo...

—Vamos —Azali le acarició el pecho sobre la camisa negra—, Dominic e Ian nos esperan.

—Lo sé. —Esbozó una sonrisa y volvió a besarlo—. Hay que llegar al hotel y ver a dónde carajo vamos mañana a buscar a mi hijo.

—Lo encontraremos.

—Ese es un hecho. El problema es lo que él piense de mí después de todos estos años...

—Todavía creo que estoy loco.

JARED - T.C  Libro 3 - Romance gay +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora