Sebastián
El partido continuo con mi salida, pero se volvió muy aburrido, tanto que los narradores no decían nada.
—Y se acaba el partido —informo después de cinco minutos.
El balón se detuvo y todos los jugadores se sentaron en su lado respectivo de la cancha. Al final ganamos uno a cero.
— Casi valimos — dice Antonio— Estuvimos a poco de perder.
Los demás asintieron, todos estaban sudados y muy agitados. Cansados.
—¿Cómo esta Marco? —pregunto Robert.
—Aun no dicen nada, la directora lo fue acompañar así que no te preocupes. —suspire pesadamente
—¿Estas bien? —pregunto de nuevo la señora Amelia.
Asentí sonriente.
Todos nos quedamos en silencio escuchando nuestras propias respiraciones.
Debemos de entrenar más, podemos perder lo que hemos logrado por un solo partido. Aquí no existen los segundos lugares solo el ganador.
El entrenador después de ir a ver el estado de nuestro Cap llegó molesto hacia nosotros.
— Levántense — Todos nos pusimos de bien con la cabeza gacha. — Bien, ¿Quién me dice que paso allá? — señaló la cancha.
Silencio.
— ¿Se quedaron sordos? — silencio de nuevo— BASTA YA.
Todos alzamos la cabeza al oírlo
—Puedo soportar sus ganas de no jugar —señalo a Andrés— puedo soportar que domas den una vuelva a la cancha en vez de tres, Puedo hacerme el ciego en ver que no cumplen con sus series de entrenamiento ¿Pero saben que no puedo soportar?
Ninguno le contesto
—Sus miradas de derrota que tienen en sus caras.
—Pero ganamos —hablo Andrés. La mirada llena de ira del entrenador cayo a el de forma muy aterradora
—¿A eso llamas ganar? —pregunto— Porque no lo es. Tuvieron mucha suerte de haber anotado, aunque sea un miserable gol. Y sin su capitán.
—Robert hizo un gran trabajo, eso no lo puede negar —intenté rescatar algo bueno— Puede que no sea nuestro mejor partido, pero hemos llegado a la final. Las posibilidades de que nos sacaran aumentaron con la salida de Marcos, ellos son más grandes y rápidos que nosotros, pero conseguimos mantener el control del balón y de toda nuestra área y la suya.
El entrenador se paró enfrente de mí.
—Los de la gran final, número doce —dice— Les llevan el doble de su edad ¿Si lo saben no? —asentí— sin Marcos no lo van a lograr, y si este chico hizo un gran trabajo en dirigirlos a todos ustedes. Y he decido que lo hará de nuevo en la final. He visto a este chico y no se lo ve bien —dijo refiriéndose al Cap—, Dudo que pueda jugar y aunque pueda no lo pienso arriesgar a que se lastime más. Así que desde ahora despídanse de sus descansos si en verdad quieren ganar es mejor que entrenen mucho y descansen poco. Los veo a todos ustedes mañana a las seis de la mañana.
Y lo que yo no podía era entrenar más. También sabia que era necesario hacerlo.
—No podre asistir —informo.
La señora Amelia me miro confundida. Pero no soltó ni una palabra.
—Genial, uno menos. —el entrenador me hablo de nuevo— ¿Podemos o no podemos contar contigo en la final? Y necesito un si o un no ahora.
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La Adopción Correcta
Teen FictionEn un mundo donde los secretos se entrelazan, una madre hace un sacrificio desgarrador al abandonar a su hijo en un orfanato. Cuando el niño crece su posibilidad de ser adoptado es muy baja pero misteriosamente aparece Amelia en su vida. Pero lo qu...