La Adopción Correcta

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Ale

Abro la puerta y me encuentro con un joven de unos veinte años o menos. Tiene el cabello rizado de color negro, tez blanca y cuando su miraba se encuentra con la mía veo el color de sus ojos que son muy oscuros. Tiene puesto el traje de mensajero que trata de una camiseta  verde manga corta, una maleta de lado que se ve pesada.

—¿Doctora Wesly? —asiento— Bien. Menos mal que por fin doy con habitación.

—¿No le dieron la información correcta? —negó.

— He subido por las escaleras dos veces. —dice.

—¿No vio el ascensor?

_¿No está descompuesto?

— No que yo sepa.

— Me las va a pagar Ulises —rió.

— ¿Eres nuevo?  —asiente— pues está es tu novatada.

— en fin ya está. Esto es para usted y el doctor Hernández—menciona. Busca en su maletín y me ofrece dos cartas— Firme aquí y eso es todo.

Lo hago.

—El señor Hernández no vive aquí. Vive en otro edificio —informo— Creo que se ha equivocado.

— No. Es lo único que estoy seguro. Me dieron está dirección y pues aquí esta su correo. Nos vemos. Y voy a bajar por el ascenso.

— ¿Está bien? —no cierro la puerta y abro mi carta

De: Eda.
Para: Alejandra.

Hola. Si .... ¿la verdad ? No sé cómo pedirte perdón por todo lo que te hecho, se que las disculpas se quedan cortas en esta carta. Y se que por eso no puedo decirtelaa en personas porque no tengo el valor necesario para hacerlo. Se que cometí errores, los cueles me arrepiento mucho, Ale eres la mejor mujer, madre y amiga que me ha podido tocar y se que es mi culpa que está amistad se rompa, porque tire de el lazo que tú misma nos pusiste. Eres muy importante para mí, y por eso me odio a mi misma por el daño que les he hecho a tu y a Tyler.

No les pido perdón porque se que no me lo darán y está bien, no merezco ni que lean esta carta. Pero si la leen gracias por hacerlo. Solo les quiero decir que en verdad lo siento y por eso me voy de sus vidas. 

Pd: Aunque deseo que me perdonen por todo lo que he hecho.

Cuando terminó de leer todo lo vuelvo a leer otra vez. Se que es verdad que no debería perdonarla, pero ¿Quien soy yo para juzgar la? Nadie. Por eso me duele que se haya ido sin tener el valor de hablar conmigo. Claro que la perdono. Y aunque se que nada volvería hacer igual entre nosotras se que lo que dice es verdad. Que se arrepiente de haberme hecho daño.

No me doy cuenta que eh estado llorando hasta que Tyler llega, no lo escucho solo le doy la carta de él y la Lee. Paso dos minutos cuando algo en su expresión cambia, arruga la carta y se va sin decir nada.

—¡Tyler! —grito pero el ya bajo por el ascensor— Mierda.

Me frotó la cara, aunque quisiera ir tras el, no puedo dejar a Sebastián solo. Así que limpió las lágrimas y hago como si nada. Entro de nuevo a la sala con una sonrisa aunque esté muy mal al respecto.

Sebastián mira tras mío.

—¿Y tyler?

Trago saliva.

— Tuvo que irse al hospital —miento— Uno de sus pacientes tuvo una recaida y bueno se fue.

— Ah. No se despidió.