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Ale

Aveces pienso que es verdad lo que las personas dicen, eso de no juzgar a un libro por su portada. Me explico, en algunos casos existen tres tipos de portadas; La primera que es simple, pero cuando te entras a la lectura es difícil despejarse de ella, la número dos es al revés, la portada es muy llamativa, pero su lectura es aburrida y te lleva a un bloqueo lector y la última que es diferente a las demás, es una portada tanto sencilla como llamativa y su lectura primero te cuesta un poco pero al ir adentrando te más allá de las letras es una especie de droga, te deja marcado por un tiempo.

Pero aveces existen más clases de portadas, y no encuentro una para explicar al sujeto que tengo a lado mío. Está mañana hemos ido con Sebas al orfanato en una pequeña pero espaciosa furgoneta blanca para llevar a todos los chico y al entrenador y lastimosamente ha sobrado un asiento el cual lo a ocupado el abogado.

Cuyo nombre me he olvidado y no me apetece recordar.

Lo que importa es que cuando llegamos los chicos como el entrenador se quedaron con la boca abierta, cuando vieron la cancha. Nada fuero de lo común pero a ellos todos les impresionaba.

Era la cancha de un club. —el cual era ex participante— les conté sobre el equipo y no dudaron en decir que si. Se trata de una cancha muy grande —donde han entrando varios clubes del país— con el césped bien cortado, las líneas bien pintadas y balones de fútbol.

—¡Woo! —el chico Andrés fue el primero en salir de auto.

—Esto es una cancha —comento con una sonrisa Marcos. Este chico lo proyecto como un líder en especial. Por eso creo que es el capitán del equipo.

En cambio a Robert —el cual ahora está serio— lo veo como el segundo al mando del grupo. No es como los demás, aveces es impulsivo pero centrado. En cambio Andrés es el chistoso del grupo, el que ve la vida del lado positivo pero cuando se enoja con el mundo es capaz de pasar entre todos para conseguir su paz mental. Al resto es el completo de ellos.

Pero Sebas es más, mucho más que un simple líder, sus compañeros lo ven como un ídolo. Eh visto a Sebastián jugar y es muy bueno, pero no solo es firme, cuando se equivoca lo acepta y cuando los demás lo hacen el solo les ofrece su ayuda y los comprende.

— Bueno —cuando el Entrenador salió del auto, se estiró y suspiro pesadamente. Solo se sorprendió por un segundo para optar después a la misma cara de entrenador malhumorado— ¡A estrenar la nueva cancha! ¡Corran, corran, corran!

Así fue cuando han  estado entrenando. Mientras que el abogado y yo estamos sentados viéndolos. Bueno yo hago como los veo mientras ignoró a mi acompañante.

— ¿Café o té? —pregunta. Pero no deja que le responda— yo prefiero el té, es menos amargo y suave, además es genial para relajamiento.

Suspiro por octava ves.

—¿Te gustan los animales? A mí me gustan muchos los perros, aunque los gatos son más independientes pero prefiero a los perros. —parlotea desde que se ha subido al coche. Quisiera esconder la cabeza en la tierra solo para dejar de escucharlo— aunque los loros no están mal ¿Sabes? Tuve un hamster cuando era pequeño, pero mi padrastro lo piso y lo mato —lo volteo a ver— No lo culpa la verdad, fue mi culpa no debí sacarlo de la jaula. Lo enterré y después me encerré en la habitación, llore por un mes entero y luego pase a la fase de la negación.

La Adopción CorrectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora