Darling
Nota de vida o como los llaman los demás «diario»
Aveces tenemos el concepto de familia de manera equivocada, creo que deberíamos decir que nuestra familia verdadera debe ser más personas que nos quieren y cuidan sin estar conectados biológicamente. Porque la sangre propia puede llegar a tratarnos muy mal.
Lo comprendí hoy en el hospital.
¿Alguna historia? Si tengo una.
En una familia de cuatro una es un florero muy precioso, se encuentra en una esquina de la bella casa, desde que llegó, los primeros años eran de mucho cariño y cuidado pero a pasar el tercer año vino el primer golpe.
Este callo, pero por gracia divina no se rompió, la señora que la cuidaba dejo el hogar donde su jarrón casi se rompe, para buscar un hogar más cuidadoso. El jarron quedó reposando otra vez en una esquina donde esta vez fueron solamente meses de amor y cuidado.
Otra vez se mudo, era un hogar muy movido, siempre el jarron era cambiado de lugar, aveces se chocaba con algo peligroso pero con suerte no llegaba más, a ser solo eso un golpe suave.
Cuando pasaron los diez años, en vez de que la dueña del jarrón la cuidará paso a las manos de su esposo, el cual se obsesionó con ese jarrón, lo dejaba que nadie la tocará ni acercara a el —solo lo podían hacer la dueña— paso de la esquina a un cierto lugar oscuro, dónde el solo entraba, para tocarlo, limpiarlos e incluso aveces se le llegaba a caer. Lo hacía siempre por las noches, y muy pocas en el día.
Pero un día la fecha que tenemos, esa que nunca olvidamos y no se necesita marcarse para recordarla. Llegó.
La dueña del jarron salió, dejandolo con su esposo. El entro para darle admiración, primero solo lo sostuvo en sus manos pero después empezo a revisarlo con las manos susurrando un «solo eres mio» «mi gran ejemplar» pero el no tuvo cuidado cuando lo sostuvo con más fuerza de la necesaria, el jarron se le resbaló de sus manos cayendo al suelo haciéndose trizas, mil pedazos.
El no se dió cuánta de como dejo el jarrón, en los suelos y ya complacido desapareció del cuarto.
El jarron no se movía, quedó por unos segundos ahí en el suelo, hasta que de pronto se unieron todas sus piezas, pero aunque esté se reconstruyó se podían ver las grietas en el. No sé reconstruyó bien solo. Aunque hizo el intento de colocarse en el estante no pudo.
Cuando su dueña llegó, vio algo que no estaba bien. Y cuando reviso el cuarto vio a su jarrón aún el suelo agrietado.
«¿Quien es el culpable» pregunto. El esposo llegó y negó absolutamente todo. Pero ella reviso el jarron y sin necesidad a más encontró al culpable.
El se dió por vencido y acepto lo que hizo. El jarrón quedó de nuevo en aquel cuarto oscuro, lleno de grietas. Después solo pasaron días, dónde la dueña lo visitaba y preocupaba arreglarlo poco a poco. Lo consiguió en una pequeña parte de este, pero un día la propia dueña lo hizo caer al suelo, dejando sin reparación a este jarrón. Que hasta hora sigue en un cierto cuarto oscuro, encima de un estante hecho trizas, pues este no volvió a reconstruirse.
Ella no se dió cuenta que rompió su jarrón, el cual con tanto esfuerzo consiguió.
Y hasta el día de hoy sigue sin darse cuenta. O tal vez lo sabe y decide o piensa que es mejor así.
Con un jarron en el suelo.
Hasta muy pronto =)
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La Adopción Correcta
Teen FictionEn un mundo donde los secretos se entrelazan, una madre hace un sacrificio desgarrador al abandonar a su hijo en un orfanato. Cuando el niño crece su posibilidad de ser adoptado es muy baja pero misteriosamente aparece Amelia en su vida. Pero lo qu...