Capítulo 14 💖

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—¡Christian! ¡Viniste!

Grace es la primera en recibirme cuando llego el sábado en la noche a la gala. Albert y yo llevamos trajes negros a juego, elegantes como la ocasión lo amerita.

—Por supuesto que vine, madre. Lo hago cada año. —beso su mejilla y dejo que el niño en mis brazos reciba una cuota de besos.

Albert sonríe, pero mantiene el dedo dentro de su boca y se aferra a mi solapa con su mano libre. Mi madre ni siquiera intenta cargarlo.

—¿Cómo les está yendo? —pregunta en voz baja.

—Bien. —con la ayuda de una chica impertinente—. Ha dicho algunas nuevas palabras.

—Oh. Me encantaría escucharlas.

Lo dudo. Una pareja se acerca a la entrada, salvándome del interrogatorio de mi madre. Jodidas gracias, Dios.

—Tal vez después.

Beso su mejilla y me alejo, buscando entre las adineradas personas de Seattle a mi familia: Carrick, Mía, Elliot, quién sea. Necesito un puto trago pero no puedo hacerlo llevando a Albert en brazos.

Ninguno de ellos está cerca, así que le hago una seña a Taylor para que se acerque.

—¿Alguna seña de la niñera? Juro que voy a descontar cada minuto de su jodido cheque.

Taylor niega con la cabeza.

—No, señor. ¿Quiere que tome al niño?

Nada me encantaría más, pero mi jefe de relaciones públicas sufriría un infarto si sale por ahí una foto de mi dejando al niño para beber un trago. Al menos la niñera es una persona calificada.

—No, está bien. En cuanto llegue, quiero que le digas... —pierdo el hilo del pensamiento cuando mis ojos se ven atraídos a la figura que entra al salón.

Una visión de rojo y piel de porcelana.

Es imposible no verla por el llamativo vestido rojo vaporoso que se agita con el movimiento. No soy el único en notarlo, cada cabeza en el gran salón se gira para mirar a la mujer.

Se acomoda el cabello que le enmarca el rostro al tiempo que se acerca con una pequeña sonrisa.

—Siento la demora, Señor Grey, papá insistió en que tomara un taxi de su confianza.

Jodida mierda.

—¿Señorita Steele?

La chica sonríe y juro que sus ojos azules brillan más. O tal vez es el maquillaje que lleva que resalta todas sus delicadas facciones. Carajo, ¿Tenía esas suaves curvas debajo de su ropa de trabajo?

Incluso sus dedos lucen delicados cuando estira sus manos hacia Albert.

—Hola bebé, déjame verte. —el niño listo me empuja para llegar a ella—. ¡Pero qué guapo te ves!

El niño sonríe, y yo también lo hago ante la imagen frente a mi. La maldita niñera es una chica preciosa cuando no es odiosa.

Tengo qué carraspear discretamente para encontrar mi voz.

—Se ve bien. —alago.

Ella me mira brevemente y vuelve a sonreír a Albert.

—¿El saco de papas es de su agrado?

Mierda. Debí ser más cuidadoso con mis comentarios para evitar avergonzarme.

—El mejor saco de papas que he visto en mi maldita vida, se lo aseguro.

Ella sonríe satisfecha, luego señalo nuestra mesa para acomodarnos y que pueda pedir ese trago de whisky que tanto deseo. Cómo una buena anfitriona, Grace se aseguró de poner una silla alta para Albert en nuestra mesa.

Dejo que ella lo asegure en su silla mientras tomo el lugar a su lado, de modo que ambos tenemos la atención de la señorita Steele.

—¿Le gustaría beber algo? ¿Champaña, tal vez?

Ella me mira con ese gesto de fastidio y presiona los labios en una pequeña sonrisa.

—No creo que deba beber esta noche, señor Grey. Albert podría necesitarme y usted también debería abstenerse.

—No soy tan fuerte.

La chica cruza su pierna sobre la otra, haciendo que su zapatilla de tiras se balancee a mi vista, el movimiento atrapándome al instante.

¿Qué carajos me pasa? Es la niñera de Albert, por Dios.

Las manos de Grace cubiertas de anillos se posan en mis hombros, tomándome por sorpresa porque no la escuché acercarse.

—Cariño, me encantaría tomar una foto familiar más tarde, ya que todos lucimos tan elegantes. —su mirada se mueve a la chica a mi lado—. Oh, no sabía que traerías a una cita. Hola, soy Grace Grey.

—Ella no...

La señorita Steele toma la mano que mi madre le ofrece.

—Anastasia Steele.

—Mi niñera. —corrijo—. La niñera de Albert.

Grace le sonríe, una expresión confusa cuando se gira para mirarme. Esto no es una cita, quiero decirle, pero estoy experimentando algunas emociones confusas por mi mismo.

Excitación, por supuesto. Atracción también. ¿Simpatía? Tal vez. Si la chica tiene un lado agradable, nuestros días serían más amenos. Carajo, incluso podría planear algunas actividades.

Pido un vaso de whisky y una copa de champaña al mesero que se acerca, y un vaso de jugo para las inquietas manos de Albert mientras esperamos a que el programa de la gala comience.

Si lo recuerdo bien, tendremos un emotivo discurso de Grace, algo graciosos de parte de Carrick y la acostumbrada subasta antes de servir la cena. El gran y aburrido final será saber la cantidad de dinero recaudada.

Y aunque conozco a la perfección este evento, creo que es la primera vez que lo encuentro entretenido. Ni siquiera me molesto cuando uno de los fotógrafos del evento se acerca.

—Señor Grey, ¿Me permite una foto?

Echo un vistazo rápido a la señorita Steele y a Albert a su lado.

—Por supuesto.

El chico levanta el lente sobre nuestros rostros sonrientes, pero la baja de nuevo para hacer una seña con las manos.

—Un poco más cerca, por favor.

Me inclino mas sobre la mesa, mi brazo tocando el hombro descubierto de la señorita Steele y su cabello soltando algunos mechones frente a su cara.

Sus labios rojos, ojos azules, pestañas largas y la piel de una hermosa muñequita me atrapan de nuevo, soy incapaz de apartar la mirada.

—Baile conmigo. —le pido.

Gira lentamente para mirarme, manteniendo la sonrisa para la cámara.

—¿Qué dijo?

—Un baile, señorita Steele. Es todo lo que pido.

El repetido flash de la cámara no oculta su sorpresa y el ligero rubor que le recorre las mejillas.

—Solo uno.

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(◍•ᴗ•◍) 💙

Señorita Steele (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora