Señorita Steele (Versión Fanfic)

Epílogo 💖

—Señor Grey, tenemos un problema.

Taylor sostiene la puerta de la sala de juntas y me mira con una expresión seria. El hecho de que Jason sienta que necesita interrumpir es suficiente para hacer que me ponga de pie.

Ni siquiera miro a mis jefes de departamento cuando salgo y me dirijo al ascensor de mi piso. Tampoco me molesto en regresar a mi oficina por el maletín de la Macbook, Andrea tendrá que resguardarla hasta mi regreso.

—¿Qué pasó? —la puerta metálica del ascensor se cierran frente a mi rostro.

—La señora Grey llamó, necesita verlo por algún asunto relacionado con Albert.

¿Le sucedió algo a Albert en la escuela? Estoy pagando el maldito colegio más exclusivo de Seattle, debería estar una maestra sentada a su lado todo jodido tiempo.

Taylor abre la puerta del auto y subo, tomando el móvil del bolsillo para llamar a mi esposa. Nada. Aparto la vista de la pantalla cuando siento que nos detenemos después de un corto trayecto.

—¿Señor? —Jason gira en el asiento para mirarme—. Es aquí.

¿El Fairmont? ¿Anastasia y Albert están aquí? No recuerdo que hubiera una visita escolar programada, y en todo caso, ¿Por qué llevarlos a un hotel?

Taylor sigue mirándome, esperando a que entre. El vestíbulo está libre, solo un hombre de traje destaca con sus lentes oscuros y estoy seguro que es el último elemento de mi equipo de seguridad.

—¿En donde están? —no necesito aclararlo porque él lo sabe.

—Por aquí, señor.

Camina a pasos rápidos por un pasillo muy largo, luego gira a la derecha y sigue caminando hasta un par de puertas dobles. Se detiene y señala.

Estoy perdiendo mis putos nervios aquí, así que empujo la puerta con el ceño fruncido.

—¿Anastasia?

—¡Sorpresa! —las luces se encienden y un grupo de personas aplaude.

¿Qué está pasando? La confusión debe estar grabada en mi rostro porque mi esposa se acerca con su padre detrás de ella y mi hijo en sus brazos.

—Feliz cumpleaños, Christian. —dice con voz dulce.

Carajo, ¿Mi cumpleaños? Olvidé la maldita cosa, ¿Es hoy?

Aparto la vista de Ana para observar a todos los Grey aquí, también están los Williams y algunas otras personas que son cercanas a la familia.

—Gracias, nena. Parece que lo olvidé.

Anastasia se ríe.

—Bueno, ahora me tienes para recordártelo.

Toma mi brazo y me lleva con ella al centro del salón donde acepto abrazos y apretones de mano de las personas presentes, Grace me besa en la mejilla.

—Estamos tan felices de estar aquí. —se aparta para que mi hermana me abrace—. ¿No se ve todo magnifico? Ana lo planeó.

Mi esposa apoya sus delicadas manos en su vientre redondo de 4 meses y sonríe, con Albert intentando alcanzarla. Debido a su avanzado estado de embarazo, eso ya no es posible y doy un paso adelante para tomar al niño en mis brazos.

—Tengo una sorpresa para ti. —Ana dice bajito solo—. Pero primero debes cortar el pastel.

—Mierda, ¿Es eso necesario? —digo al tiempo que Albert grita ¡No!

Parece estar tan impaciente como yo.

—Cariño, —Ana le acaricia la barriga—. Comeremos del pastel de papá, ¿No quieres pastel? Es justamente su favorito.

—¿Mi favorito?

Ni siquiera me gusta el maldito pastel.

—Si. Vainilla.

Carajo. Ella lo hizo a propósito y está disfrutando, aunque en realidad nunca le hablé de la parte oscura de mi vida que terminó después de Leila. Aparentemente, tener un hijo pequeño para criar consume todas tus energías y tu tiempo libre.

La camiseta blanca que lleva Albert tiene escrito "Hermano Mayor" con letras negras y llamativas, algo que seguramente Anastasia pidió para hoy. Lo llevo conmigo hasta la mesa con el pastel.

—¿Listos todos? —pregunta Mía antes de comenzar a cantar Feliz Cumpleaños.

Los invitados se acercan para mirarme y gritar algunos Urra Antes de que Ana deslice un cuchillo pastelero en mis manos. Albert es el más impaciente, alcanzando el betún con sus pequeñas manos.

—¡Albert! —demasiado tarde, se lleva el glaseado de vainilla a la boca y se mancha las mejillas.

—¡Papá! Mmm. —saborea el dulce—. ¿Mami?

Extiende su mano hacia Ana para que tome el betún de su mano, ella sonríe y hace un ademán de morderlo.

—¿Si corto el pastel ahora, recibiré mi regalo?

—Si.

Hago algunos cortes sobre la masa de color crema, luego pongo el cuchillo en manos de mi hermana. Ella puede seguir siendo el centro de atención de mi fiesta porque lo único que quiero es alcanzar a mi esposa.

Ana camina hasta el borde del salón y sale por otra puerta, yo voy detrás de ella con Albert en mis brazos. Se detiene en lo que parece ser una zona abierta con flores y señala al niño.

—Es momento, cariño. ¿Le darás a papá su regalo?

Albert parece recordar que le fue encomendada una tarea, porque se remueve para que lo baje y se acerca a ella. Ana toma un sobre blanco de su suéter y se lo entrega.

—Dáselo a papá. —la escucho susurrar.

El niño camina en mi dirección y toca mi pantalón de vestir gris Oxford con su mano llena de merengue.

—¡Papá! ¡Mira!

Al menos está aumentando su vocabulario.

—¿Qué es, hijo? —lo tomo y lo abro, encontrando dentro una tarjeta de felicitación.

Leo rápidamente la frase motivacional, luego me desplazo por la letra escrita a mano de mi esposa:

"Es una niña"

¿Niña? Miro la tarjeta, luego a mi esposa y de vuelta a las letras. Una niña. Estoy teniendo una pequeña princesa para hacer mi familia aún más completa.

—¿Es así? —balbuceo porque las palabras fallan—. ¿Cuando lo supiste?

—Esta mañana. —acaricia su barriga redonda con mi hija.

—Me hubiera gustado ir contigo.

—No habría sido una sorpresa de cumpleaños. —toma otra tarjeta de su bolsillo y me la muestra—. Pero podemos regresar la próxima semana para que la veas.

En realidad no es una tarjeta, es una imagen en blanco y negro de algo que parece un perfil apenas definido. Ana sonríe, agitando la ecografía de nuestra nena en sus manos.

—¿Crees que estás listo para lidiar con otro bebé? —se burla, señalando mi pantalón con la mancha blanca.

—Oh, me gustan los desafíos. Ya debería saberlo, señora Grey.

Ana se acerca para un abrazo grupal y ese es el único regalo que necesito.

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Feliz día del amor y la amistad.

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