Capítulo 33 💖

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La mudanza al fin está terminada, y con ello, todo lo que tiene qué ver con las decoraciones y la renovación. La casa por fin es el hogar que Albert se merece. Lo que me lleva a tratar el último asunto pendiente después de posponerlo demasiado tiempo.

—¿Andrea? ¿Mi abogado te envío los papeles del cambio?

—Si, señor Grey. —puedo escuchar su emoción a través de la línea—. Envió la confirmación muy temprano esta mañana, es oficial.

Carajo.

—Bien, gracias. Estaré en la oficina más tarde, reprograma mis reuniones para mañana.

—Por supuesto, señor Grey.

Andrea termina la llamada y yo vuelvo mi atención a las llamas que arden en la chimenea de mi nuevo estudio en Broadview. Todo es cálido y hogareño como una casa debería serlo.

Termino el vaso de whisky que tomé a escondidas para celebrar y salgo del estudio para encontrar a mi hijo sentado en la alfombra de la sala. Está jugando con el nuevo dron a escala que Barney Sullivan construyó como prototipo.

A su lado, como siempre, se encuentra su guardaespaldas y persona favorita en todo el mundo.

—Señor Grey. —Raymond asiente—. ¿Ya quiere ir a la oficina?

—No. —carraspeo un poco porque debo decirle ahora sobre el cambio—. Antes hay algo que quiero mencionarle.

Steele deja de mirar a Albert y se concentra en mi, lo que hace más difícil que le explique mis razones sin parecer un completo lunático.

—Hmm, es sobre Albert. Mi abogado ha insistido por un tiempo sobre cambiar su apellido de Williams a Grey. Y finalmente lo hice.

Él todavía me mira porque no estoy llegando a ningún punto, lo sé.

—Pero... No solo hice el cambio en su apellido, también agregué un segundo nombre. Uno que parece gustarle mucho más que el que ya tiene.

Carajo, ¿Qué hago si a él le parece demasiado? Señalo al niño con la palma de mi mano abierta para que tenga en mente que lo hago por él.

—Conoce a Albert Raymond Grey.

El señor Steele simplemente me mira con una expresión curiosa y me temo que me equivoqué. Podría molestarle que robara su nombre en lugar de permitirle a su hija usarlo, aunque la idea me desagrade más de lo que debería.

—¿Le diste mi nombre?

—Si. —y es un poco tarde para cambiar de opinión—. Usted es si persona favorita, después de todo. Y mire esto: ¡Ray!

El niño levanta la cabeza en automático y se señala con su dedito.

—¡Mi!

Eso termina por ablandar la expresión del señor Steele que se acerca y levanta a Albert en sus brazos.

—Vaya, eso es un lindo gesto. Mi Annie ha dicho tantas veces que no quiere tener hijos, que había perdido las esperanzas.

¿Ella dijo eso?

—Bueno, yo también había jurado no tener hijos, pero la vida tiene una forma muy curiosa de hacerte comer tus propias palabras.

En realidad nunca lo hubiera querido, conociendo mi vida y mis gustos tan peculiares. Pero ocurrió. Y ahora me pregunto si es solo lo que debía pasar desde el principio.

—Admito que no lo había considerado hasta ahora, y si hubiera tenido conocimiento de Albert desde el principio, lo habría nombrado como mi abuelo Ted.

Quiero pensar que de haber tenido más tiempo para asimilarlo, mi comportamiento habría sido diferente con el niño y no lo sé, tal vez aún tendría a Leila con él.

El señor Steele besa la pequeña cabeza castaña de mi hijo antes de ponerlo sobre sus pies y dejar que vuelva a jugar en la alfombra de la sala.

—Señor Grey. —ahora es él quien interrumpe mis pensamientos—. Sobre su petición para vivir aquí con el resto del personal, voy a aceptarlo. Hablé con mi hija y está de acuerdo, así ella puede compartir piso con una de sus amigas.

—Eso es un alivio, Raymond. —no tanto la parte de dejar a Ana sola, pero es necesario—. Haré que Taylor te ayude con lo que necesites.

—Gracias.

Me debato entre si debería preguntarle por cómo está ella, pero es probable que no vea con buenos ojos mi insistencia por la castaña. Tal vez solo deba actuar y ya.

—Tengo qué ir a la oficina, ¿Lo importaría quedarse aquí con Albert y la señora Jones?

—Ningún problema, Christian.

Sin avisarle a Jason, me dirijo al garaje de la casa y subo en mi Audi r8 para ir al centro de Seattle. No mentí sobre ir a la oficina, solo tengo qué hacer una pequeña parada antes.

Me dirijo a una cafetería cercana al edificio del Seattle Independient Publishing, luego espero a que cierta chica castaña salga a tomar su almuerzo para abordarla. No pretendo asustarla, solo saludar y tal vez invitarla a salir.

Decido bajar del auto y entro al establecimiento por un café mientras espero, y es justo ahí donde ella me encuentra.

—¿Señor Grey? —el chillido atrae la atención de otra chica morena junto a ella—. ¿Qué está haciendo aquí?

Levanto el vaso para que lo vea.

—Comprando un café. ¿Y tú?

Ella frunce las cejas y me mira de esa forma en la que sé que estoy molestándola, pero lo ignoro. Estoy aquí en una tarea diferente y necesito que deje los juegos a un lado.

—Mi trabajo está justo ahí. —señala a través del vidrio—. No me diga ahora que lo olvidó.

No.

—De hecho esperaba encontrarme contigo, Ana. A Albert y a mi nos encantaría tenerte en la cena de acción de gracias. —luego agrego en caso de que necesite más convencimiento—. Tu padre estará ahí.

Por el rabillo del ojo puedo ver a la chica morena que la acompaña, haciéndole gestos con los ojos para que diga que si, incluso dibuja una sonrisa en su rostro para que ella la imite.

—Yo... Emm... Si, supongo que puedo estar ahí. —sacude la cabeza ligeramente—. Me encantará estar en la cena, Christian. Gracias.

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Calurosos saludos!!!

(◍•ᴗ•◍) 💙

Señorita Steele (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora