Capítulo 6 💖

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Anastasia Steele.

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—¿Annie? ¿Eres tú? —pregunta papá tan pronto como atravieso la puerta del departamento.

—Si, papá. Estoy aquí.

¿Quién más tendría llaves, Raymond Steele?

Papá aparece con un mandil en color rosa que usa cada vez que está lavando platos y termina sucio de agua y jabón, pero me recuerda lo afortunada que soy de tenerlo.

—¿Día difícil?

Un suspiro de frustración sale de mi sin que pueda evitarlo.

—Si. Pero no por el pequeño Albert sino por su padre, que parece no saber absolutamente nada de su hijo.

Papá seca sus manos en el delantal y se acerca a mi, me arrastra con él al sofa de la sala para una pequeña charla.

—Cariño, criar a un hijo no es tan fácil como parece, te lo aseguro. A los papás nos cuesta mucho más aceptar la paternidad, básicamente porque tenemos menos tiempo para prepararnos.

Una imagen del señor Grey, a sus 27 años y siendo el conocido mujeriego que a la prensa le encanta mostrar aparece en mi mente, recibiendo a un niño pequeño que no lo conoce, que ha perdido a su madre y que ahora tiene qué lidiar con su insensible personalidad.

Ray continúa hablando antes mi silencio.

—Las madres pueden sentir al bebé casi todo el embarazo, nosotros comprendemos la nueva realidad cuando nos ponen a esos pequeños bultos olorosos en los brazos. —se ríe de mi gesto de nariz arrugada—. Pero una vez que lo hacemos, los amamos con todo el corazón.

Espero que eso de verdad suceda.

—Creo que al señor Grey le tomará más tiempo que eso, papá. Ni siquiera hace un esfuerzo real por ocuparse del niño.

Papá encoge los hombros.

—Entonces deberías renunciar y volver a lo que hacías. Dile que no puedes ayudarlo. —se levanta del sofá recordando que estaba limpiando la cocina, así que lo sigo por un vaso de agua.

—No puedo hacerle eso a ese niño. Es muy pequeño y yo sé lo mucho que te daña el hecho de que tu madre te abandone. —Ray me dedica una mirada de tristeza—. La madre de él murió, pero es lo mismo, no está aquí para defenderlo de su horrible padre.

—Annie...

—No, papá. No quiero hablar de ella, ni voy a perdonarla. Me abandonó para seguir a ese hombre hasta Las Vegas.

Papá suspira, luego pone agua en la tetera para prepararme un té de mis favoritos para reconfortante porque es un padre maravilloso.

—Miralo así, hija. Ese pequeño también tendrá a su padre en su vida, eso es mejor que perderlo a ambos, ¿No crees?

No respondo, me guardo para mí mis dudas sobre si el señor Grey será capaz de darle a su hijo todo lo que necesita, y no me refiero a la parte material. Papá me entrega la taza de agua caliente con el sobre de mi te negro antes de ir a la habitación a secarse.

Que el cielo ayude a ese niño.

Decido hacer un poco de investigación en mi vieja laptop sobre los estilos de crianza, algo de desarrollo de niños y mucho más sobre cómo desarrollar habilidades parentales, lo que parece ser más difícil que el resto.

Armada con mis investigaciones de anoche, me aventuro dentro de la oficina del señor Grey muy temprano en la mañana, los gritos del pequeño Albert es lo primero que se escucha cuando el ascensor se abre en el último piso.

—Buenos días. —saludo a las mujeres rubias que aún me miran con curiosidad.

Ni siquiera se molestan en anunciarme, saben tan bien como yo que su jefe está desesperado por verme. La puerta se abre antes de que incluso toque la manija.

—Señorita Steele, buenos días.

—Buenos días.

Albert es puesto inmediatamente en mis brazos.

—No ha dormido bien, estuvo despertando casi cada dos horas. —miro a mi jefe y puedo ver las marcas oscuras debajo de sus ojos grises—. Ahora está irritable. Tal vez deberíamos hablar sobre que usted se mude conmigo.

¿Qué?

—¿Mudarme?

—Si, así podríamos llegar a usted rápidamente y Albert estaría más tranquilo. Y yo. —se pasa las manos por el cabello cobrizo alborotado—. Todos dormiríamos mejor.

Ray no lo haría.

—No puedo.

Sus obstinadas cejas se fruncen.

—¿Por qué no?

—Porque mi padre no estaría de acuerdo con eso, señor Grey.

—¿Y por qué no? —insiste—. ¿No es usted una mujer adulta?

Idiota.

—Lo soy, pero mi padre me necesita y no voy a abandonarlo solo para asegurar su comodidad. Lo que si puedo hacer es ayudarle a calmar a su hijo.

No espero respuesta, pongo al pequeño en sus brazos y le acaricio la espalda, asegurándome de que me mira y a su padre. Su expresión al inicio es confusa, mirando entre si padre y yo.

Uso mi voz más baja y calmada para hablarle a mi jefe.

—Siempre hablele así, muy bajo y suave, deje que su voz lo tranquilice, ¿Verdad, Albert? ¿Te gusta más cuando papá no grita?

El pequeño estira su mano hacia mi, pero no intenta alejarse del señor Grey completamente. Es como si se aferrara a ambos, desconcertado por los movimientos más que las palabras.

—No creo que él quiera...

—Shh... —lo interrumpo—. Muévalo un poco, eso hará que tenga sueño y pueda dormir. No deje de hacerlo y hablar muy muy lento.

La pequeña mano de Albert se aferra a la manga de mi suéter y a la camisa de su padre, pero sus pequeños ojos claros comienzan a parpadear con rapidez y el sueño reflejado en ellos. Si lo que dice mi jefe es cierto, el niño dormirá una larga siesta.

—¿Tiene donde acomodarlo?

Echo un vistazo a su oficina, decidiendo que los sillones de cuero son demasiado incómodos.

—No. Pero haré que mi chófer los lleve a ambos a Escala.

Ahí vamos de nuevo.

—Le dije que no estaba de acuerdo con permanecer encerrada en su casa. —le recuerdo—. Así que será mejor que piense en otra cosa, como cambiar su sala por un sofá cama, una cuna o algo más apto para su hijo.

Inmediatamente lo escucho susurrar:

—Mierda.

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(◍•ᴗ•◍) 💙

Señorita Steele (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora