Final 💖

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El gran día finalmente ha llegado. Lanzo un vistazo a la enorme multitud que compone mi lista de invitados y me aseguro que todos estén en su lugar. La boda está por comenzar y Ana estará aquí en cualquier momento, del brazo de su padre.

Detrás de mi, Taylor ajusta la corbata con un pequeño movimiento, Elliot simplemente la deja permanecer inclinada porque incluso hoy no puede mantener su comportamiento bajo control.

—¿Ana está lista? —pregunto a nadie en particular.

Jason asiente discretamente.

Un segundo después, puedo ver que la amiga y compañera de SIP asoma la cabeza por la puerta del salón ejecutivo del Fairmont Olympique, inmediatamente la marcha nupcial suena.

—Carajo, ahí viene. —susurro, haciendo que Taylor y Elliot se queden quietos.

Ambos son mis padrinos, Jason como mi personal de confianza y Elliot porque tuve qué compensar a los Grey por casarme a escondidas. Grace fue bastante insistente sobre ser parte de cada asunto en mi vida.

Enseguida de la chica Hannah, mi hermana se balancea de un lado a otro con tacones altos y un vestido color ciruela, ambas damas de honor abriendo el camino para mi esposa.

La maraña de tul y encaje blanco toma la forma de la preciosa ex señorita Steele, que es todo sonrisas mientras camina junto a su padre. Todos los invitados la miran y murmuran elogios.

—Cariño, quédate quieto. —escucho la voz de mi madre desde la banca del frente, llamando la atención de Albert—. Si te levantas, podrías perder los anillos.

Bueno, carajo. La brillante idea de hacer que el niño lleve nuestras sortijas no parece tan genial ahora que sus pequeños pies luchan por tocar el suelo. Grace y Carrick intentan devolverlo a su asiento, pero el simplemente sigue retorciéndose.

—¡Mamá! ¡Mi mamá! —grita.

Empuja el cojín con sus manos inquietas antes de correr en dirección a Ana, tan veloz que ni siquiera Mía o Taylor logran atraparlo. Se aferra a la falda de mi esposa, obligándola a detener sus pasos.

—Hola Albert, ven aquí. —se inclina para tomarlo en sus brazos, pero su padre la interrumpe.

—Annie, déjame llevarlo. Recuerda que no puedes hacer esfuerzos. —le recuerda suavemente, haciendo evidente su estado de embarazo.

Mis ojos se desplazan por su vestido blanco hacia su vientre apenas hinchado, desapercibido para todo aquel que desconozca la noticia, pero claro para aquel que lo sabe. Raymond levanta a Albert con su brazo libre y los tres continúan por el pasillo.

Ana se detiene frente a mi y sonrío, sabiendo que este es el último paso para hacerla completamente mía. Toma mi mano y se ubica a mi lado, sus ojos azules brillantes de lágrimas no derramadas.

—Nena, ¿Estás bien? ¿Tienes náuseas? —pregunto lo más bajo que puedo.

Ella hace un gesto rápido con la mano.

—Estoy bien, son lágrimas de felicidad. —besa a su padre y a Albert, luego se alejan.

El hombre de fe frente a nosotros comienza con las formalidades, pero mi atención está toda en mi hermosa novia.

Tengo que admitir que me parecía innecesario realizar la ceremonia religiosa, habiendo tenido ya una boda legal donde ella se veía preciosa. Pero ahora, viéndola en ese ajustado vestido y su gran sonrisa, estoy feliz de que insistiera.

Unos momentos después, llega el turno a los votos y el intercambio de anillos, que son los mismos que hemos usado las últimas semanas, solo que para esta ocasión mandé grabar la fecha y nuestras iniciales.

—Señor Grey, puede decir sus votos.

—Si. —carraspeo ligeramente y tomo su mano en la mia—. Anastasia, recibe este anillo como símbolo de mi amor y mi fidelidad. Prometo estar contigo en las buenas y en las malas, en la salud y la enfermedad, todos los días de mi vida.

Pongo el anillo en su dedo, donde debería estar siempre y la miro; gruesas lágrimas escurren por sus mejillas y tiene qué limpiarlas antes de pronunciar sus votos.

—Christian, recibe este anillo como símbolo de mi amor y mi fidelidad. Prometo estar contigo en las buenas y en las malas, en la salud y la enfermedad, todos los días de mi vida. —desliza la alianza y toma mi rostro con sus manos—. Te amo, señor Grey.

—Te amo, señora Grey.

Al padre no le queda más remedio que dar por terminada la ceremonia, dando paso ahora a la recepción que se llevará a cabo en esta misma sala. Mi familia es la primera en felicitarnos.

—¡Christian, cariño! —Grace me aprieta contra su cuerpo—. Estoy tan feliz por ti.

—Hijo. —es el turno de Carrick de palmear mi espalda—. Me alegro que encontraras a la persona indicada.

—Gracias, papá.

Mía está abrazando a Ana y Elliot va detrás de ella, esperando ambos para darle la bienvenida oficial a la familia. Incluso Raymond recibe abrazos de felicitación antes de que todos nos sentemos a la mesa.

—¡Bailar! —chilla Albert señalando la pista de baile.

—Si, mi amor. Iremos a bailar. —Ana toma mi mano y estira para que me levante—. Baila con nosotros.

¿Ahora?

—Nena, ni siquiera he tenido un trago. —me justifico.

—¿Y? Tu esposa quiere bailar, Christian. Te aconsejo que la complazcas.

Mis cejas se elevan por la sorpresa.

—Hemos estado casados por siete minutos ¿y ya estás dándome órdenes?

Me dedica una mirada de frustración porque, en realidad hemos estado casados por 7 semanas, pero sabe a lo que me refiero.

—Pues si. —echa un vistazo a su alrededor y algo ahí la hace sonreír—. Además, ya que no puedo beber, nadie más beberá.

¿Qué?

—¡Ana! ¿Cómo carajos se supone que vamos a hacer el brindis? —es lo que se acostumbra, lo sé. Y necesito mi vaso de whisky escocés importado.

Ella se ríe más fuerte.

—Esta es una fiesta apta para niños, señor Grey. Como su propio hijo aquí presente. —señala a Albert que insiste subir a la silla por sus propios medios—. Se hará con jugo de naranja, y será mejor que practiques, ya que pronto serán dos hijos a tu cargo.

Carajo.

Y faltan siete meses más de peticiones irracionales y exageradas. Miro a mi hijo en busca de apoyo, pero él simplemente intenta tomar el adorno de la mesa, ignorando todo lo demás.

—Bien, bien. Estoy de acuerdo. —levanto las manos en señal de derrota—. Admito que son dos contra uno.

Ana acaricia su vientre con suavidad y sonríe.

—Pronto seremos tres.

—Dios me ayude con eso... —susurro—. Al menos espero que sea una niña y que esté de mi lado.

—Ya lo veremos.

Tomo a Albert en mis brazos antes de que derrame el florero y dejo que mi esposa me arrastre con ella a la pista para nuestro primer baile, con nuestros hijos en medio de nosotros, justo como sé que será a partir de ahora.

Rayos.

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¡El final llegó!

Se supone que sería una historia corta, pero era necesario incluirlo todo.

Pronto subiré el epílogo, y tal vez algún capítulo extra como en la mayoría de mis historias.

Quiero dedicar este capítulo a mis Cerecita cumpleañeras de ayer kemazudea y DiianaBlanco , mis mejores deseos para ustedes y un abrazo muy grande 🥳🙌🎂🎉

Pd. Pendientes de la guía de historias 👀

Señorita Steele (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora