Capítulo 5 💖

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Jamás estuve preocupado por traer una mujer a casa. Jamás.

Vivo en el piso más lujoso del edificio más exclusivo de Seattle, las mujeres tienden a impresionarte solo con escuchar el nombre "Escala". No la señorita Steele.

Desde que subimos al auto y Taylor condujo hacia mi apartamento, ella mantuvo ese gesto de nariz arrugada que se pronunció cuando subimos al ascensor. Las puertas se abrieron en el ático un momento después.

—Adelante, por favor. —señalo la sala y me dirijo ahí para poner a Albert sobre sus pies.

El pequeño niño se tambalea hasta la mesa y toma el florero con una mano, la otra sirviendo como apoyo para sus inestables piernas.

—¿Es seguro que haga eso? —la chica lo señala—. Parece peligroso.

Le dedico una mirada arrogante.

—Puedo pedir otro de esos costosos jarrones a la decoradora, no se preocupe.

Ella pone los ojos en blanco de forma exagerada y mierda, el gesto comienza a irritarme.

—Me refería al cristal con el que está hecho y que podría lastimar a su hijo, señor Grey. No al estado de su colección de porcelana.

Carajo.

Me apresuro a la mesa y retiro el jarrón de las manos infantiles, que por supuesto provoca un alarido de frustración y un berrinche por toda mi alfombra. Mi mirada vuelve a la señorita Steele mientras ella mira mi sala con sus ojos juzgadores.

—¿Hace cuanto tiempo que el niño vive con usted?

—Un mes. —o dos—. ¿Por qué pregunta?

Hace un gesto con la mano hacia mi apartamento como si fuera obvio.

—Su decoración frágil y peligrosa no es apta para la estancia de un niño. Es obvio que su departamento de soltero no ha sido ajustado a sus nuevas necesidades de protección.

Carajo, ¿Ahora tengo qué renunciar a mi estilo? Maldita chica y sus ojos juzgadores.

—Su habitación tiene alfombra y esas protecciones plásticas en los muebles, él... —la grosera me interrumpe.

—¿Y espera que esté encerrado en la habitación todo el día? No es un ratoncito, señor Grey. Es un niño que necesita espacio para correr y jugar.

—¿Y estonces qué? ¿Me deshago de la escalera y el piso de arriba? —digo, siendo mi turno de incomodarla.

—Por supuesto que no, pero podría poner una rejilla de protección ahí. —señala el pié de la escalera—. Y mantenerlo aquí en el primer piso. Pero... No me diga... ¿La habitación de Albert está arriba?

Sé hacia donde va su pregunta y me incómoda que cuestione mis habilidades parentales que aún están en proceso de mejora.

—Si, su habitación está arriba y la mía aquí, es más práctico para mí poder entrar y salir de acuerdo a mi ocupada agenda. Y antes de que pregunte algo más, la habitación de la niñera está arriba junto a la de él.

Tal vez estoy un poco molesto y tal vez se filtra un poco en mi tono de voz, provocando que la señorita Steele ponga las manos en la cadera y me dedique otra mirada irritada.

—Eso es simplemente perfecto, señor Grey. El niño arriba solo y usted aquí abajo. ¡Y no, la niñera no cuenta porque usted es su padre!

Antes de que pueda replicar, Albert se tambalea lentamente por la sala y se aferra a ella, sujetando su pantalón en pequeños puños apretados. Mis dedos alisan las nuevas arrugas en mi frente.

—Creo que esto es una mala idea, no sé en qué estaba pensando. —tal vez debería enviar a Albert de vuelta con sus abuelos maternos y ahorrarnos el dolor de cabeza a todos.

Mientras me alejo de ellos para servirme un trago de mi delicioso whisky, Albert comienza a llorar con fuerza, aún aferrado a la ropa de la señorita Steele. Ella se inclina para tomarlo en brazos.

—Hey, te tengo. —le sonríe—. ¿Es eso lo que quieres? ¿Quieres estar en mis brazos?

La expresión fascinada en el niño me deja claro que no hay una maldita forma en que esté alejándolo de ella, parece necesitarla más de lo que me necesita a mi. Supongo que es muy pequeño para entender que su madre no volverá.

Y debo cambiar mi estrategia si quiero que ella se quede aquí con él.

—Lo siento, señorita Steele. Sé que no es excusa, pero también estoy aprendiendo a adaptarme a Albert. No estoy seguro de estar haciendo lo correcto con él.

La chica me mira por un largo momento, luego una sonrisa se estira en sus labios.

—Puedo entender eso, señor Grey. Tampoco sé exactamente qué hacer con un bebé, como dije, no tengo experiencia. Pero soy la hija de un hombre maravilloso y sé cómo un padre debe actuar.

Permanezco en silencio, temiendo que lo próximo que salga de su boca implique algún tipo de compromiso a mi vida empresarial o mis actividades de soltero.

—Le enseñaré a tratar con su hijo.

Carajo. —sus cejas se fruncen inmediatamente y yo estiro una rápida sonrisa falsa—. Está bien, dígame qué necesito hacer, pero le advierto que soy un hombre de ideas fijas.

A Grace le gusta llamarme obstinado, lo que parece ser una cualidad buena en los negocios. No en otras áreas de mi vida.

—Tengo mucha paciencia, señor Grey. En primer lugar. —levanta su dedo índice casi en mi cara—. Albert tiene qué dormir cerca de usted. Su madre ya no está y usted es todo lo que tiene, necesita sentirse seguro.

Quiero decir que ya vive en el edificio más seguro de la ciudad, pero sé que no se refiere a eso. Al parecer, necesito renunciar a mi privacidad.

—Bien. Me instalaré en la habitación de invitados junto a la suya.

Su largo dedo se agita de nuevo.

—No. Más cerca. Tan cerca que pueda escucharlo llorar en las noches y consolarlo cada vez que sea necesario.

¿Yo? ¿No acabo de contratar a una jodida niñera para que lo cuide de noche?

Mierda.

—Sugiero que ponga su cuna dentro de su habitación, o mejor aún, que acondicione su cama para tenerlo cerca. Sé que su hijo amará la cercanía.

El niño me mira con sus grandes ojos azules y un recuerdo de mi mismo en los brazos de Grace después de que me adoptó viene a mi mente. No sé nada de niños, pero lo que si sé es que sentirse solo es una mierda.

—Supongo que puedo arreglarlo.

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(◍•ᴗ•◍) ❤

Señorita Steele (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora