Capítulo 42 💖

1.1K 219 12
                                    

Me deslizo a su lado, ligeramente cansado de la placentera actividad sexual después del desayuno. Giro solo un poco para anudar el condón y lanzarlo a la basura, listo para permanecer unos minutos más en la cama.

La miro y le dedico una brillante sonrisa.

—¿Estás bien?

—Si.

Se endereza rápidamente y sale de la cama desnuda, directo a la ducha.

—¿A dónde vas? —pregunto, pero no se gira para mirarme.

—A casa.

—¿Ya?

No cierra la puerta del baño, así que me levanto y la sigo, incapaz de comprender por qué quiere irse tan pronto. Se recoge el cabello en un moño alto y se mete debajo del chorro de agua caliente.

—¿Por qué? —imito sus movimiento y también me lavo.

Se envuelve en la toalla y sale de la ducha, así que voy de nuevo detrás de ella.

—Bueno, tengo trabajo pendiente. Y es la tarde libre de papá, iremos a tomar un café.

—Puedo llevarte.

Sus cejas se fruncen antes de ajustar de nuevo el sostén sobre su pecho.

—¿No tienes trabajo qué hacer? ¿Un hijo qué cuidar?

Carajo.

—Tal vez, pero puedo ir más tarde. —o mañana, o la semana siguiente—. El trabajo puede esperar.

Se sube las bragas y vuelve a vestirse con la ropa que traía ayer, luego se peina el cabello con los dedos.

—Esta bien, podemos vernos después. —me sonríe y busca sus zapatos en el piso—. Si sobrevivimos al interrogatorio de mi padre.

Su intento de burla no me distrae, y por el contrario, me da esa sensación de que ella está huyendo de mi, otra vez.

Me visto rápidamente con una camiseta y jeans oscuros, y aunque no quiera, tomo las llaves del Audi r8 para llevarla las pocas calles hasta picket Market. Detengo el auto junto a la acera y apago el motor.

—Gracias por la cena, Christian. —dice antes de besarme.

—Gracias por todo lo demás.

Pone los ojos en blanco y me besa de nuevo, tirando de la manija para bajar del auto. Pero como no he terminado de hablar, también salgo de mi asiento.

—No sé si Raymond lo dijo, pero la nueva casa es muy grande y podrías mudarte ahí.

Se detiene al instante y gira para mirarme con una sola ceja arqueada.

—¿No dijiste que iríamos lento?

—Si, pero será más fácil vernos. No tendría qué venir a buscarte para la siguiente cita.

Christian... —mi nombre sale como un gruñido.

—Anastasia... —respondo en el mismo tono.

Gira sobre sus talones para entrar a su apartamento.

—No creo que sea buena idea.

—Pero no lo sabes con seguridad.

Finalmente una pequeña risa se le escapa y lo tomo como una buena señal.

—Solo me quieres cerca por el sexo. —manotea mi brazo.

—También por la compañía, y me han dicho que soy agradable.

Vuelve a reírse al tiempo que abre la puerta y entra, me dedica una mirada divertida.

—Hasta mañana, Christian.

Carajo.

Necesito planear otra cita lo mas pronto posible, aunque Andrea tendrá que revisar el listado de museos y ver cuál está disponible para seguir con la temática de las visitas.

Vuelvo al auto y al ático para dejar el r8 y que Taylor me lleve a Broadview. Ana tiene razón, olvidé que es la tarde libre de Steele y querrá pasarlo con ella.

En cuestión de minutos estamos llegando a la casona y ambos entramos a la sala, donde Albert y el señor Steele juegan a lanzarse una pelota. No me pasa desapercibido que Raymond me mira de arriba a abajo cuando se pone de pie.

—Buenos días, señor Grey.

—Buenos días.

Paso por su lado para levantar a Albert en mis brazos y sacudir su cabello cobrizo con mi mano libre.

—Hola, chico.

—¡Papá! —chilla, riendo—. ¡No!

Le beso la mejilla al niño y tomo la pelota de sus pequeñas manos para lanzarla. Parece el momento perfecto para jugar en el patio trasero.

—Puede irse ahora, señor Steele. Que disfrute su tarde.

Me mira por largos segundos.

—Usted también, señor Grey.

Se despide de Albert con una palmada y sale de la casa hacia el auto que compró recientemente. Dudo mucho que quiera discutir conmigo, sabiendo lo feliz que sería de tener nietos, pero no pienso pelear.

Llevo a Albert por la puerta trasera hacia el patio, con la señora Jones observando atenta desde la cocina.

—Albert, ¿Quieres jugar aquí?

El niño me ignora y lanza la pelota lo más lejos que puede, luego corre detrás de ella. Sus pequeñas piernas son más ágiles ahora, así que voy detrás de él para asegurarme que no tropiece con el pasto.

De pronto se detiene y toma la pelota con sus manos, girando para mirarme.

—¿Nana?

Chilla con su vocecita y a mí se me anuda el estómago.

—Te manda saludos, pequeño. —lo levanto en mis brazos y le beso la mejilla—. Sé que la extrañas, yo la extraño. Y carajo, acabo de verla.

Jamás anhelé ver a una mujer tanto como lo hago con la señorita Steele, pero ella simplemente no lo entiende. Y estoy a escasos minutos de pedirle a Taylor que le pregunte a Raymond su ubicación para aparecer por ahí, pero sé que a ella no le gustará.

—Con calma, chico. Ella volverá a nosotros.

Después de jugar un rato más a correr, llevo al niño adentro y me tomo mi tiempo para darle un baño caliente de burbujas. Luego lo llevo a la sala y ponemos una película infantil en la enorme pantalla sobre la chimenea.

Estamos lanzando palomitas de maíz en nuestras bocas cuando la puerta se abre, y Anastasia entra a la casa seguida por su padre. La emoción del niño es tanta que lanza el bote en su intento de bajar del sillón.

—¡Nana! —le chilla.

Ana le sonríe y se arrodilla para estar a su altura y abrazarlo.

—Hola, pequeño hombrecito. Te extrañé.

También me acerco sin importarme las palomitas en el suelo. La miro, esperando que diga algo para que no sea yo quien lo arruine.

Levanta la vista hacia mi.

—Papá dijo que podría venir a cenar con todos ustedes.

Jodidas gracias a Raymond.

Intento sonar casual.

—Por supuesto, eres bienvenida. También podrías traer tus cosas y quedarte en una de las habitaciones libres.

Sus cejas se fruncen en sospecha y su voz se vuelve un susurro.

—No me voy a quedar para tener sexo contigo.

Mis ojos se desplazan involuntariamente a Raymond, que está entretenido en su móvil.

—Tienes razón, te llevaré más tarde.

De nuevo pone los ojos en blanco, pero está vez hay un sonrisita en sus labios.

Carajo, si.

.
.
.

¡Nueva actualización!

(◍•ᴗ•◍) 💙✨

Señorita Steele (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora