Capítulo 25 💖

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Anastasia Steele.

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¿Qué rayos está pasando?

El señor Grey suelta mi mano cuando subimos a su auto para que él pueda poner a Albert en su silla. Lo hace tan rápido y tan exacto que parece un profesional en sillas de bebé.

—Estaba pensando... —su mirada vuelve a mi por un breve momento—. Que en realidad nunca terminé de decorar la habitación de Albert, ¿Te parece si me ayudas un poco?

—Bien. —asiento, porque ¿Qué más podría decir?

El auto nos lleva por el centro de Seattle hacia una plaza comercial con una enorme tienda de artículos especiales para bebés. Una muy costosa por lo que parece.

Baja a Albert del auto y los sigo, con el chofer detrás de nosotros como una sombra por los pasillos. Unos segundos más tarde, una sonriente morena aparece frente a nosotros.

—Bienvenidos a Pottery Barn Kids, ¿Los puedo ayudar en algo?

Su mirada y sonrisa están puestas en el hombre del traje gris frente a mi, ni siquiera lanza un vistazo al niño que se aferra a su dedo.

—Si, claro. Queremos decorar la habitación de Albert.

El señor Grey señala al niño y solo entonces la chica lo mira, y luego a mi. La sonrisa se tensa en su cara antes de volver a él.

—Por supuesto, por aquí, por favor. ¿Tienen algo en mente? —nos lleva por un pasillo que tiene lámparas de figuras—. ¿Es su primer bebé?

¿Qué? Digo No, al mismo tiempo que el señor Grey dice Si. La chica vuelve a sonreír con incomodidad.

—¿Tienen algún presupuesto en mente?

Ella definitivamente no reconoce al señor Grey, y él está disfrutando de la atención porque vuelve a sonreír con una expresión arrogante.

—No tenemos un tope, compraremos todo lo que nos guste para nuestro pequeño Albert, ¿Verdad, Ana?

Ahora no sé si está bromeando con ella o conmigo. De cualquier forma, es una broma de mal gusto porque confunde a Albert.

—Señor G... —me interrumpe, antes de que pueda llamarlo.

—¿Tienes algún color en especial en mente? Tal vez deberíamos comprar nuevos muebles que pueda seguir usando cuando crezca.

Señala una cuna de madera oscura que se desmonta para convertirla en cama, luego hacia un par de mesitas del mismo color que además funcionan como cambiador.

—Eso depende, —gruño, sin importar quién escuche—. ¿Duerme Albert en su habitación?

Desconozco está información porque muy rara vez estoy en su apartamento en Escala. Por lo que sé, tiene una niñera por las noches que bien podría hacerle compañía al padre.

—Mi cama es más cómoda, al parecer. —sonríe de esa forma que lo hace lucir aún más guapo—. Deberías asegurarte.

El calor me sube por el cuello sin que pueda evitarlo. Al menos la chica morena tiene la decencia de apartarse y dejar de sonreírle.

—Christian...

—Ana... —imita mi tono—. Oh, mira eso.

Vuelve a tomar mi mano y me arrastra por el pasillo hacia una sección de enormes clósets. Los pequeños pies de Albert casi se deslizan por el suelo por la velocidad de su padre.

—No necesita un clóset. —digo cuando se detiene y levanto a Albert en mis brazos—. La habitación ya tiene uno, y el espacio podría ocuparlo con una mesita y una silla para cuando quiera colorear. Además, ya tiene una alfombra en el centro de la habitación.

Frunce las cejas como si intentara recordar, pero vuelve a mirar el clóset de madera oscura que combina con la cuna que vio al inicio.

—¿Y qué hay de las mecedoras? ¿Crees que deberíamos poner una en mi habitación?

Tengo la impresión de que está lanzando comentarios para medir mi reacción, tal vez para hacerme sentir curiosidad y pedirle que me muestre de nuevo su apartamento. Y no estoy segura de querer eso.

Cuidar a Albert en Grey House mantiene la sensación de que estoy en un trabajo común con turnos igual a los demás, así no olvido que soy la niñera temporal.

—Creo que puedes comprar lo que desees, Christian.

Él sonríe y toma a Albert de nuevo, llevándolo en sus brazos como lo hizo en el muelle. Su mano libre busca de nuevo mi mano.

—Bueno, entonces deberíamos agregar juguetes didácticos, ¿Qué piensas de eso?

¿Juguetes?

—Creo que Albert preferiría jugar contigo, sin importar el tipo de juguete que compres.

Mi jefe presiona los labios juntos y asiente, lo que me hace sentir un poco más tranquila porque él está considerando todos mis consejos.

Tiro de mi mano para que la libere, pero no lo hace y me lleva de nuevo por otro pasillo que tiene ropa de cama y edredones suaves con figuras de ositos.

—Podríamos cambiar la distribución de la habitación y poner una cama ahí, con colores brillantes y más frescos.

¿Quién es este hombre y qué le pasó al que no podía hacer callar a su hijo?

Los colores de las telas son tan bonitos y llamativos que Albert comienza a moverse en los brazos de su padre en un intento por liberarse. Christian lo sostiene con más fuerza, haciendo que el niño llore.

—¡Papá! ¡No! —chilla.

—Albert, basta. —lo sostiene con más fuerza—. Este no es el lugar adecuado.

—¡Papá! —su chillido se vuelve grito—. ¡No! ¡No!

Carajo. —lo cambia a su otro brazo mientras rebusco en mi bolso.

Si encuentro la barra de caramelo que compré está mañana, podría tener algo de paz.

—¡No! —el niño se remueve, estirando sus brazos hacia mi—. ¡Mamá!

La barra de caramelo se resbala de mi mano y se estrella contra el piso, atrayendo la atención de todos y deteniendo el berrinche del niño.

Mamá.

Dios, no. Mis pies retroceden antes de que las palabras puedan salir de mi boca.

—Yo no soy tu mamá, no puedo serlo. —la visión de mis planes sobre ser editora se derrumban en mi mente—. Solo tengo 21 años.

Retrocedo otro poco más, el señor Grey gira completamente para mirarme.

—¿Ana? ¿Qué sucede?

Él avanza hacia mi y yo retrocedo otro poco.

—Lo siento, Christian. Yo no puedo seguir haciendo esto.

Y causándole más dolor a Albert. No soy su madre, y jamás podré ser la madre que necesita. Tengo planes, quiero trabajar, ser independiente.

No puedo dejar que se encariñe más conmigo, o yo con él. O con su padre.

—¿De qué hablas? —su voz gruesa suena molesta.

—Yo no puedo. Lo siento. Renuncio.

Retrocedo lo más rápido que mis pies me lo permiten y salgo de la tienda sin querer mirar la decepción en sus rostros.

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Actualización doble de regalo 🥺

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Señorita Steele (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora