Capítulo 28 💖

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Puedo escuchar el grito desgarrador de Albert, incluso cuando las puertas del ascensor ya se han cerrado. Tal vez lo estoy imaginando.

Carajo. ¿Por qué todo es tan difícil y complicado?

Una imagen de la pequeña cara del niño cubierta de lágrimas y ojos rojos aparece en mi mente, una expresión que tenía otro niño muchos años atrás. Ya no tenía a mi madre, ni familia, pero encontré a Grace.

O mejor dicho, ella me encontró.

Antes de que me dé cuenta de lo que hago, mis pies se mueven por fin hacia la puerta.

Atravieso la puerta de la oficina sin detenerme, gritándole a Andrea, todo al mismo tiempo.

—¡Detenlos!

La veo tomar el teléfono de su escritorio con rapidez mientras yo presiono frenéticamente el botón del ascensor. Nada detiene su camino a la planta baja, y correr por la escalera es una perdida de tiempo.

—¡Mierda!

Rebusco en el bolsillo por el móvil y marco con mi mano libre a Taylor para que los intercepte, tal vez todavía se encuentran en el estacionamiento instalando la silla del niño.

Largos segundos más tarde, la puerta se abre y salto dentro, presionando ahora el botón de la planta baja. No sé qué carajos estoy haciendo, cuando sé perfectamente que Albert estaría mejor con ellos, pero no tengo intenciones de quedarme con la duda.

Apenas se abren las puertas metálicas, salgo disparado al vestíbulo, luego por las puertas de cristal de la entrada. En la distancia puedo ver a Taylor inclinado dentro del auto de los Williams, ajustando la silla de seguridad.

Jodidas gracias, Dios.

—¡Señor William! ¡Espere! —el hombre y su esposa giran para mirarme—. Un momento, por favor.

La expresión del señor Williams cambia a una de sospecha, pero el niño se remueve y llora cuando me ve.

—¡Papá! —sus pequeños ojos lucen cansados—. ¡Papi!

—Esta bien, Albert. Tranquilo. —me acerco lentamente y me detengo un par de metros antes—. Por favor, ponga al niño en el piso.

Taylor se endereza rápidamente en estado de alerta, sus ojos moviéndose en todas las direcciones y podría jurar que está listo para derribar a los Williams a mi señal.

—¿Qué intenta, señor Grey? —pregunta Martha, aferrando con más fuerza a Albert.

—Solo quiero asegurarme de que hago lo correcto, y recordé que no le pregunté a Albert con quién quiere estar.

Comparten una mirada rápida, la señora Williams retrocede un poco. Esto es mi jodida culpa, ahora tengo qué negociar con ellos.

—Por favor. —intento de nuevo—. Sé que aman a Albert, pero es mi hijo. Ya perdió a su madre, no quiero dejarlo sin un padre también.

Aunque haya fracasado en mi intento de conseguirle una figura materna, tendré que hacerlo yo. No puedo renunciar a este pequeño niño.

—Es un niño. —replica el señor Albert—. ¿Cómo se supone que sepa lo que es mejor para él?

Trago con dificultad y mis ojos se llenan de lágrimas no derramadas. Porque lo amo. Porque quiero que sepa que conmigo siempre estará protegido.

—Lo sabrá. —aseguro.

El hombre asiente a su esposa y ella pone al niño en el piso, manteniéndose inclinada sobre el para susurrarle palabras tranquilizadoras. Intenta hacer que los elija, lo sé.

—Albert, ¿Quieres ir con papá...? —ella me señala, soltando la mano del niño.

Tan pronto como se siente libre, Albert nueve sus pequeñas piernas en mi dirección.

—¡Papá! —se lanza a mis brazos abiertos y yo lo abrazo con fuerza.

¿En qué carajos estaba pensando al dejarlo ir? Soy un completo idiota.

Es mi turno de señalar a los Williams y preguntarle al niño.

—Albert, ¿Quieres ir con tus abuelitos?

El niño aferrándose con fuerza a al saco de mi traje es toda la respuesta que necesitamos. Albert se queda y es definitivo.

—Pero tenemos un acuerdo. —el señor Williams me recuerda, molesto—. ¿Quiere retractarse?

—Si. —echo un vistazo a mi hijo cuando inclina su cabecita sobre mi hombro, su pecho hipando todavía con pequeños sollozos—. Pero aún los quiero cerca de él para amarlo. Por favor, permítame comprarles una casa aquí en Seattle para que se muden más cerca de él.

Si estaban recelosos de otro cambio, mi ofrecimiento los deja mudos. Por supuesto, eso implica una nueva casa para nosotros también porque Albert no podría crecer adecuadamente en Escala.

A los Williams les toma un momento analizar las cosas y asentir, Albert estrecha mi mano libre y su esposa acaricia la espalda del niño.

—Queremos lo mejor para él, y ser parte de su vida. —el señor Williams también lo acaricia—. Entonces no digamos adiós, solo hasta pronto.

A Taylor le toma un par de minutos liberar el asiento de bebé del auto de los Williams para que puedan marcharse y volver a instalarlo en mi auto. A pesar de la molestia, luce sonriente.

—¿Quiere que le informe del cambio a su abogado? —pregunta cuando los Williams han desaparecido de nuestras vistas.

—Si. Y notifica a Andrea para que comience con la búsqueda de casas en alguna zona residencial.

Debería volver a subir a mi oficina, pero ahora que estoy haciendo cambios en beneficio de mi hijo, me decido por hacer una vista.

—Ajusta la silla en el auto, necesito hablar con alguien.

Lo hace inmediatamente, luego los tres subimos al auto para dirigirnos a un edificio de apartamentos. Miro la hora para asegurarme que no soy inoportuno y tomo a Albert en brazos.

Estoy cerrando la puerta del auto detrás de mí cuando una agradable voz me detiene.

—¡Señor Grey! Qué sorpresa verlo por aquí.

Albert chilla de felicidad hacia su persona favorita.

—¡Ray!

El señor Steele le dedica una mirada atenta a Albert, antes de mirarme con las cejas fruncidas.

—¿Todo bien?

Los ojos rojos y el rostro cenizo del niño es una clara indicación de que estuvo llorando, y me detengo a mi mismo de mencionar a su hija o a los Williams.

—De hecho, no, señor Steele. Estoy haciendo algunos cambios en beneficio de mi hijo, y necesito a una persona para garantizar su seguridad. De preferencia a alguien con experiencia, un ex marine tal vez. ¿Usted conoce a alguien que le interese el puesto?

Arqueo la ceja con la interrogante y él sonríe enormemente.

—Por supuesto que conozco a alguien.

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Capítulo nuevo porque ya sufrieron demasiado 🤭

(◍•ᴗ•◍) 💙

Señorita Steele (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora