Capítulo 44 💖

1.2K 221 45
                                    

Anastasia Rose Steele... ¿Te gustaría ser mi novia?

Cuento hasta tres en mi mente y espero una respuesta que no llega. ¿Tal vez es mi tono de voz? Intento ahora con un orden.

—Anastasia Rose Steele, sé mi novia.

De nuevo espero un par de segundos, pero al instante sé que no va a funcionar. La chica es jodidamente obstinada.

Frunzo las cejas al espejo e intento de nuevo.

—Anastasia R... —un golpe en la puerta me detiene.

—¿Christian? ¿Estás bien? Llevas mucho tiempo en el baño.

Mierda.

Abro la puerta y miro a la susodicha, sus ojos curiosos se mueven por su cuarto de baño y luego a mi. Necesito desviar su atención a cualquier otra cosa.

—Tu apartamento es pequeño.

Ella presiona los labios firmemente en una línea y se gira para volver a la cocina donde estaba preparando la cena. Voy detrás de ella echando vistazos curiosos a su habitación.

—Lo sé, pero en realidad Hannah y yo no necesitamos mucho espacio. Papá y yo estuvimos cómodos todos estos años.

¿Cómo no hacerlo? El televisor de 55 pulgadas en la sala que sintoniza los programas de deportes y el sofá de tres plazas es todo lo que Raymond necesitaba para ser feliz. Un par de chicas podrían ser más demandantes.

—Tengo mocho espacio en Broadview, ya sabes, por si quisieras mudarte.

Se detiene de cortar el pollo para la ensalada y me mira por largos segundos, luego sonríe. La diversión en su tono es algo a lo que todavía no me acostumbro.

—Gracias, pero voy a pasar por ahora. —lanza todo dentro del tazón y sigue con los pimientos—. Además, creo que me gusta tenerte por aquí. El gran millonario Christian Grey encerrado en un apartamento diminuto.

El puto asunto le causa gracia, y le sigo el juego porque en realidad, esto es lo nuestro. Este ir y venir entre ambos es algo que me tiene enganchado porque tiene razón. Jamás habría aceptado tener una cita aquí por alguien más.

—Multimillonario Christian Grey. —corrijo, luego voy detrás de ella y presiono mi pecho contra su espalda—. Y me encanta que cocines para mí, eres buena.

Sus ojos azules brillan con satisfacción y muerde su labio inferior para esconder la sonrisa. Esta es nuestra cuarta cita oficial, y ella insistió en que tuviéramos una cena en su casa para cambiar la temática de los museos.

Me alejo solo unos pasos para sentarme en el taburete de la barra, un carraspeo discreto me ayuda a aclarar la garganta.

—Anastasia Rose Steele... —el sonido de su nombre completo la hace dejar la ensalada y mirarme—. Creo que es el momento de hacer las cosas oficiales, ¿No lo crees?

Eso definitivamente atrae su atención y deja el cuchillo a un lado. Jodidas gracias.

—¿Oficiales? Hemos salido apenas por un par de semanas.

—Lo sé, pero nos conocemos por meses y sé que los sentimientos son mutuos, sin mencionar que el sexo es muy bueno.

Hace una mueca con su boca.

—Supongo que tienes razón en eso. ¿Qué propones?

Quiero decirle que en realidad no es una propuesta porque no estoy preguntando, quiero que sea mía.

—Que seas mi novia.

Pestañea un par de veces antes de poder elaborar una respuesta, pero no necesito que lo diga, la sonrisa en su rostro lo dice todo.

—Está bien.

—¿Está bien? —repito—. Esperaba un poco más de emoción, no sé, que te lanzaras a mis brazos o algo igual de efusivo.

Después de todo, es la primera vez que hago la pregunta a una mujer en mi vida. Debería saber lo afortunada que es y yo ser rencompensado.

Ana sonríe rodeando la encimera y viniendo hacia mi, sus manos aplastando mis mejillas con fuerza.

—Sí, Christian. Si quiero ser tu novia. —dice, y no me pasa desapercibido su tonillo burlón—. Te felicito, has madurado mucho en estos meses.

¿Qué?

Antes de que pueda protestar, me besa en los labios con la intensidad que buscaba y olvido mis ganas de seguir discutiendo con ella. Me sonríe cuando se aleja.

—Algunas veces eres incluso más difícil que tu hijo.

Estoy a punto de quejarme pero eso solo le daría la razón a ella, y prefiero no parecer un niño haciendo un jodido berrinche.

Ana vuelve del otro lado de la barra para terminar la ensalada y yo hago mi parte sirviendo el Pinot Grigio que traje para esta ocasión. Luego terminamos la cena con un poco de charla sobre su trabajo y ayudo a recoger los platos.

Lleno nuestras copas otra vez y las llevo hasta la mesita de la sala, donde la espero. He estado aquí antes, Albert a jugado con Raymond sobre está alfombra, pero el hecho de estar aquí solo con Ana se siente diferente.

Ella se sienta en el sofá y se recuesta en mi costado, mi brazo colgando por encima del respaldo del sofá.

—¿Quieres ver una película? —toma el control remoto y enciende el televisor.

—No realmente. —mi mano sube para acariciar un mechón de su cabello—. Esperaba que me mostraras tu habitación.

De nuevo esa mirada de incredulidad en su hermoso rostro.

—Dios mío, ¿Podrías ser más sutil?

Mis cejas se fruncen.

—Lo hice. Pude haber dicho que quería tener sexo ahora.

Ella me da un codazo en las costillas antes de acurrucarse a mi lado, y comienza a cambiar canales hasta que encuentra una película de romance.

Carajo, preferiría vivirlo y no mirarlo.

Han pasado apenas 25 minutos cuando comienzo a bostezar, no por cansancio sino por aburrimiento, hasta que la pareja protagonista tiene su primer escena sexual. Una pequeña sonrisa se estira en mis labios por el porno soft.

—Oh, por Dios. —gruñe y apaga la película—. Ven, te mostraré mi habitación ahora.

Mierda, si.

Me toma de la mano y me lleva a rastras a su habitación donde comienza a desnudarse. Ahora sí estamos entendiéndonos.

.
.
.

¡Capítulo nuevo!

Mañana estaré entrando a quirófano a las 9 am, mándenme sus buenas vibras 🙌✨

(◍•ᴗ•◍) 💙

Señorita Steele (Versión Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora