Un año después.
He quedado con Isabelle para tomar un café y ponernos al día, la visita de Matthew y ella nos tomaron por sorpresa pero estábamos felices de tenerlos en nuestra casa por unos cuantos días.
—¿Qué tal la vida de casada? —Me pregunta Isabelle mientras disfrutamos de un café al aire libre en las calles de Madison Square.
—No podía ser mejor—digo, mientras tomo un sorbo de mi café—David ha recibido una buena oferta para tomar una plaza en Columbia.
—Eso escuché cuando se lo dijo a Matthew—Belle sonríe y esa sonrisa es diferente a las múltiples y dulces propias de ella—Creo los cambios pueden ser buenos después de todo.
—Cuéntamelo.
A Isabelle se le llenan los ojos de lágrimas y de inmediato tomo su mano para darle aliento. — ¿Qué pasa, Belle?
—Estoy feliz—sonríe riendo—Por todos ustedes y ahora Matthew y yo...
—¿Qué pasa con mi hermano y contigo?
—Estoy embarazada.
—Oh, Dios—digo abriendo los ojos como platos—¡Dios!
Ahora soy yo la que empieza a llorar, parece que las hormonas son contagiosas, pero luego recuerdo algo muy importante, yo también tengo buenas noticias.
—Bienvenida hermana mayor. —Ella me ve y ahora me toma ambas manos y parece que leyera mi mente cuando dice:
—¿No me digas que tú...
—Yo también estoy embarazada.
Ambas futuras madres primerizas estamos partidas entre carcajadas y lágrimas de felicidad.
—Matthew no lo sabe, quiero decírselo cuando lleguemos a Chicago. ¿David lo sabe?
—No, y no me quiero imaginar la cara que va a poner. Hace una semana estábamos en el centro comercial y un niño salió corriendo y chocó conmigo, el pobrecito se puso a llorar asustado y lo tuve que cargar para tranquilizarlo, cuando se lo entregué a su madre, me dio un beso en la mejilla.
—¿Y David qué hizo?
—Pues qué más, tras dar la vuelta me dijo que quería uno y lo mandé a freír.
Ambas empezamos a carcajear, el sentimiento es mutuo cuando se trata de discutir con un Reed, siempre terminamos perdiendo.
—Creo que se va a volver loco cuando se lo digas.
—Creo que mi hermano quedará mudo cuando se lo digas, te lo digo yo que cuando vi la prueba de embarazo ayer por la mañana no podía siquiera responderle a David mientras tocaba la puerta preocupado.
Creo que ambos profesores, poetas empedernidos quedarán sin articular una sola palabra, pero es la mejor sensación de todas porque eso solamente significa una cosa:
Otro sueño hecho realidad.
ESTÁS LEYENDO
Amarga Inocencia (En físico)
Lãng mạnDespués de la muerte de mi padre, fue cuando mi corazón se endureció. ¿Cómo podría Dios quitarme al hombre, al héroe que uno ama desde que nace? Siempre me hago la misma pregunta y a veces pienso que nada es para siempre, nada es eterno, y la muerte...