Capítulo 9

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Me sirve un vaso con agua y me da una pastilla que parece ser para el dolor.

—Bébete esto—dice y regresa a otro armario y saca un pequeño botiquín de primeros auxilios.

Bebo la pastilla y maldigo el momento en que decidí vestir con falda, es mi día libre por lo que no tenemos que usar el traje de médico y precisamente hoy, Calvin tuvo que arrojarme al suelo. Y ahora mi rodilla es todo un asco.

Me quito la chaqueta y quedo solamente con mi blusa color perla y sin mangas, me hago el cabello a un lado y examino que la sangre me corre desde la rodilla y ha manchado mis converse.

Perfecto.

Levanto la mirada y me encuentro con su mirada verde y perfecta. Aquí vamos otra vez, mis mejillas están que arde y deduzco que nuevamente estoy ruborizada.

—Déjame ver—Dice poniendo una mano en mi pantorrilla y me tenso, su tacto, es increíble, si antes su presencia hacía que se me rizara la piel, ahora su tacto me hace estremecer.

Me acomodo la falda un poco más arriba para no marcharla de sangre y veo que traga aclarando su garganta.

Saca una gasa y veo la pequeña botella de alcohol, aprieto los ojos con mucha fuerza y la Susan fría desaparece para darle la bienvenida a la cobarde y mimada Susan Reed.

—Te va a doler un poco—Me advierte como si no lo supiera, es tan bello y perfecto, su cabello inmaculado, su traje negro de tres piezas totalmente perfecto y su aroma, Dios, su aroma tiene que ser sacado del cielo.

— ¿Susan? —su voz me hace aterrizar de inmediato y asiento con la cabeza al mismo tiempo que cierro mis ojos y me preparo para no maldecir en voz alta.

—¡Mmm!—Muerdo mi labio al mismo tiempo que siento que me mareo del intenso dolor. Maldito imbécil, Calvin, las pagará por esto.

—Shh...—Me tranquiliza acariciando el borde de la herida—Ya pasó.

Tiene que tener algún poder, porque el dolor ha desaparecido y sólo siento su dedo acariciando mi herida, una herida física, estoy segura que no tiene el mismo efecto en las heridas que no se ven.

Continúa con lo suyo y yo sigo deleitándome al verlo, siempre lo veo por pocos minutos incluso segundos, pero en estos momentos puedo ver todo lo que quiero. Hago una fotografía mental para mis adentros y poder recordarlo en mis noches más oscuras.

David Henderson.

No puedes ser tan perfecto como te ves.

—Creo que después de salvarte—Dice atrayéndome de nuevo a la cruda—pero ahora bella—realidad. —Tengo que preguntarte qué pasó.

Vamos, Susan, di algo inteligente esta vez.

—Verá, profesor...

—Soy David—Me interrumpe—Sólo David.

—No sé cómo explicarle, todo fue un mal entendido. —Digo nerviosa.

—Eso lo he dicho yo—Dice muy serio, sabe que no es un mal entendido.

— ¿Decir qué?

—Mentiras.

Demonios, tiene algún mágico poder sobre mi cuerpo, pero no quiero que lo tenga sobre mi mente.

Él no. Por favor, él no.

—De acuerdo—Suspiro—Calvin, no lo ha hecho a propósito, en realidad yo me tropecé, soy muy testaruda a veces y bueno... ya sabe... me caí.

Amarga Inocencia (En físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora