Matt e Isabelle dieron la noticia que se casarían, al principio estaba muy feliz por mi hermano, pero nuevamente la inseguridad volvía a apoderarse de mí después de ver el rostro no tan feliz de David.
No querían esperar mucho tiempo, así que dos meses después y un fin de semana, estábamos volando hacia Grecia, Matt tenía una gran sorpresa para su futura esposa, parece que el sueño de ésta era casarse en la Iglesia Santorini.
Mi madre estaba muy emocionada y yo estaba feliz por mi hermano. David voló junto conmigo, mi madre y Nick junto con Claire.
La sensación de que alguien me miraba, incluso a miles de kilómetros de Chicago, seguía atormentándome. No quería estropear nada, era el primer viaje que hacía con el hombre que amaba, a pesar de mis inseguridades, no dejaba que eso volviese a atormentarme, después de todo él me demostraba día a día que me amaba.
—¿Sucede algo, mi niña?
Miraba todo a mi alrededor, incluso que la gente extraña que se acercara demasiado, era una tortura para mí. David, durmió, mi madre también, pero yo no podía hacerlo. No lograba pegar un ojo, pensando en que algo malo iba a suceder. De nuevo aquel pinchazo de mi corazón estaba tocando una vieja herida.
—¿Nena?—Me toca la mano y salto del susto.—Pero, amor ¿Qué te sucede?
—Lo siento, estaba distraída.
—Ven aquí—Dice llevándome hacia su hombro. —Te amo.
Escuchar un te amo de sus labios para tranquilizarme era lo único que necesitaba y él siempre sabía dármelo.
Cuando por fin llegamos a Grecia. Los chicos se desplazaron juntos a una habitación diferente para la despedida de soltero de Matt. En cuanto a mí, estaba encantada de poder estar con las chicas, en especial con Belle, veía su rostro, la pobre todavía no podía creerlo que pronto se convertiría en la señora Reed.
Mientras estábamos en la habitación, yo jugaba con la pequeña Ana, la hija de Ariana y Joe, los mejores amigos de Belle y de Matt.
—Estoy tan orgullosa de ti, Belle. —Dice Ana, en brazos del pequeño Joseph:—Merecen ser felices, ambos.
—Soy feliz, Ana—Responde Belle con lágrimas en sus ojos:—Soy verdaderamente feliz a su lado.
Estoy muy feliz por ella y por mi hermano, después de saber su duro pasado, no se merecía otra cosa que eso, ser feliz.
—Y así tiene que ser siempre.
Pero había algo en su rostro, una mirada no tan ajena. Siempre estaba sonriente, pero sabía que no eran nervios de la boda, era otra cosa. Ella también sentía lo que sentía yo.
Algo estaba a punto de pasar.
—Me pregunto qué estarán haciendo en la despedida de solteros.—Se mofa Ana.
—Seguro no la están pasando mejor que nosotras, amamantando ni cambiando pañales.
Reímos a carcajadas.
Estábamos preparándonos en la habitación, Isabelle se miraba hermosa con su vestido blanco de cola larga hecha de un encaje muy delicado. Su cabello marrón al igual que el mío, tenía ondas perfectas que llegaban hasta su cintura.
—Te ves hermosa—Dice Ana llorando. Mamá y yo estábamos también conmovidas porque el día que tanto esperaban había llegado.
—No me hagan llorar—Se queja:—Se supone que soy yo la que tiene que estar llorando.
—Lo sé, lo sé.
—Vamos—dice mi madre:—Matthew está esperando por ti.
Su rostro no había cambiado, seguía viendo miedo en ellos. Todo estaba listo y perfecto para enlazar su amor. Pero al igual que ella, yo sentía un gran nudo en mi garganta y me sudaban las manos.
—Belle, tranquila—dice Ana abrazándola: —Creo que deberías leer la carta.
No entendía bien, de qué carta estaban hablando, pero parece que ahí estaban las respuestas o las palabras que ella necesitaba leer.
—Ten—Le entrega las dos cartas—Es momento de leerlas.
—Te esperaremos afuera—Le dice mi madre.
Al salir Ariana nos dijo que eran cartas de su madre, parece que ésta antes de morir había dejado dos cartas para su hija. Algo muy especial y al mismo tiempo doloroso. Su madre no estaba aquí con ella. Pero estaba segura que la cuidaba donde sea que estuviese.
Minutos después sosteniendo una carta en sus manos pregunta a mi madre:
—¿Dónde está Matthew?
—Ya debe haber salido de la habitación para ir a la iglesia.
—¡Tengo que verlo!—Dice desesperada. Tenía que entregarle una carta a él, su madre tenía palabras que decirle también a mi hermano.
—Querida, no puede verte, es de mala suerte.
—Tengo que verlo, por favor ayúdame con el vestido.
Mi madre y yo hicimos lo que nos pidió. Cuando llegamos al vestíbulo a lo lejos miraba a Matt que cruzaba la puerta con los chicos.
Isabelle sale corriendo en su Vera Wang y grita su nombre
—¡Matthew!
Mi hermano al verla se le iluminan los ojos, los chicos ignoran el momento y siguen su camino esperando por él afuera. Isabelle le entrega la carta. Mi hermano toca su rostro y ella asiente.
Belle le entrega la carta, Matt la toma con su mano libre y ella regresa donde estamos nosotras esperando por ella.
—Ahora sí estoy lista.
ESTÁS LEYENDO
Amarga Inocencia (En físico)
RomanceDespués de la muerte de mi padre, fue cuando mi corazón se endureció. ¿Cómo podría Dios quitarme al hombre, al héroe que uno ama desde que nace? Siempre me hago la misma pregunta y a veces pienso que nada es para siempre, nada es eterno, y la muerte...