Capítulo 24

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No respondo, no quiero verlo.

¿A quién quieres engañar?

La voz inocente en mi interior me dice que quiero verlo, pero la realidad es otra, no quiero, no debo y no puedo. Tengo que salir de aquí pero antes debo asegurarme de que William no cometa una locura.

Lo busco rápidamente en su despacho, lleva el cabello húmedo y está vestido de pies a cabeza, me parece extraño que haya elegido vestirse por completo cuando no es propio de él hacerlo mientras está sumergido en su pequeña biblioteca.

—¿Te vas? —me pregunta sin verme a la cara.

—Sí.

Antes de irme, me sirvo un trago.

—Deberías de dejar la bebida—Me reprende—tu comportamiento es inaceptable cuando estás ebria.

—¿Y desde cuándo te preocupa mi comportamiento, William?

No responde y es lo mejor. No tiene derecho a darme ningún tipo de órdenes cuando es gracias a él que aprendí a hacerlo. Sus primeros besos fueron amargos, etílicos y calientes. El primer trago, vino de su boca.

Me acerco a la pequeña mesa que todavía permanece vacía, no hay ninguna fotografía sobre ella, ni una flor, nada.

Pero en ella hay un pequeño cajón y sé lo que hay ahí, debe de enfrentar su realidad así como yo enfrento la mía.

—Deberías de ponerlo aquí—digo sacando el pequeño marco plateado que contiene una fotografía familiar.

Él se ve feliz.

Un hombre diferente, que estoy segura que en otra vida hubiese sido un pecado enamorarse de él.

—Por algo ha permanecido en ese viejo cajón por tantos años.

—Tienes que dejar de culparte por ello.

—¿Ahora tú me vas a enseñar cómo lidiar con mi pasado?

Oh, mi lucifer.

Eres un caparazón lleno de resentimiento.

—Han pasado muchos años, William—Le digo sin quitar la mirada del hermoso retrato—Tienes que superarlo.

—¡Basta!—Grita, haciéndome sacudir y buscar su mirada. Parece que quisiera matarme en estos momentos porque acabo de tocar una parte muy delicada de él.

—De acuerdo—digo regresando el marco al cajón.

No digo más y salgo de su despacho sin decir más. Siempre pasa lo mismo, él sí puede tocar el tema de mi pasado pero yo con él no.

Estoy cansada, mi pasado me hace ser víctima abusada, pero en su caso él mismo se pone en esa situación. Supongo que después de todo, el alumno supera al maestro.

Al salir del apartamento de William me llevo la sorpresa que el Chevrolet ya está aquí.

Agradezco por todo lo alto por eso, no estoy de ánimos para regresar y enfrentar con él toda su mierda.

—Salgamos esta noche, no me importa si ya estás en cama.—Dice Claire al teléfono. En realidad salir a esta hora de la noche no me vendría mal. Después de la tarde que pasé con William todavía no puedo olvidar la forma en que reaccionó y reaccioné.

Henderson no volvió a enviarme un mensaje. Agradecí para mis adentros pero mis entrañas me pedían a gritos volver a ver aquellos ojos verdes que eran como las gemas sacadas de las hojas de los árboles.

No puede ser, ahora estoy hablando como el idiota de Matt.

—De acuerdo—Digo levantándome de la cama y tomando mi bata de baño—Nos vemos en el Unioon.

Amarga Inocencia (En físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora