No me di cuenta de cuánto tiempo nos quedamos así, abrazados y acariciándonos.
Me hace verlo a los ojos y me besa la punta de la nariz con mucho cariño.
—Hola—Susurra besándome de nuevo en los labios y siento que mi cuerpo lo desea de nuevo.
—H...hola—Respondo nerviosa, no puedo creer lo que acaba de pasar entre nosotros.
Ahora mis labios se niegan a hablar y sólo desean volver a sentir su aliento sobre ellos, lo deseo como nunca había deseado a nadie, pensé que al terminar mi no capricho acabaría, pero me doy cuenta que entre más lo tengo, menos quiero dejarlo ir.
¿Qué pasa conmigo?
—Yo... tengo que irme—Me remuevo bajo su cuerpo pero me es inútil—mi madre debe de estar preocupada por mí.
—Tu madre vio cuando nos íbamos—Me indica con una sonrisa sagaz.
—¿Mi madre nos vio?—Pregunto con culpabilidad.
—De hecho me guiñó un ojo y me sonrió de oreja a oreja.
No me lo puedo creer. Mi madre es un caso especial.
—De todas maneras tengo que irme—Digo tratando de salir debajo de su fuerte y perfecto cuerpo, pero entre más me remuevo siento que está creciendo de nuevo su erección entre mis piernas.
Se levanta exasperado y se hace a un lado, de pronto me siento más que desnuda al ya no sentir el calor de su cuerpo contra el mío.
Me entra la risa nerviosa.
—¿Qué te hace tanta gracia?—pregunta levantando su bóxer y poniéndoselo, privándome de su belleza inigualable.
—No puedo creer lo que acaba de pasar entre nosotros.
—¿El qué?—Pregunta, sabe perfectamente de lo que estoy hablando.
—Nosotros—Señalo—Follando, y ni siquiera nos conocemos.
—Yo no follo, Susan—Dice molesto acercándose a mí—Yo te hago el amor.
Listo, me ha callado de una manera que no esperaba. Si él no folla entonces yo sigo siendo la dulce e inocente Susan Reed, lo he visto más de una vez en el polígono, en una sala donde nadie inocente y caballeroso— como se ha mostrado conmigo— entra.
—No sé qué pretendes, Henderson—Me pongo de pie y agradezco para mis adentros por el valor que tengo de acercarme demasiado para enfrentarlo—Pero esto nunca ocurrió, no esperes una relación conmigo.
—¿Por qué no?—Y antes de que pueda responder me calla con la siguiente pregunta:—¿Tengo que maltratarte para poder estar contigo?
No puedo creer lo que acabo de escuchar.
—Eres un idiota—Digo sintiendo la pesadez de mi voz.
—Susan—Me detiene del brazo cuando estoy a punto de levantar el vestido del suelo—Lo siento, no quise decir lo que dije.
—¡Sí quisiste!—Le grito empujándolo— ¡No me conoces! ¡No te atrevas a verme con lástima ahora!
—Ven aquí, lo siento.
—¡Suéltame!—Lo golpeo en la cara y al mismo tiempo me arrepiento—Por eso me trajiste aquí, crees que soy débil y vulnerable... una presa fácil.
—¡No digas tonterías!—Ahora es él el que grita haciéndome saltar por el sonido fuerte de su voz—No se te ocurra volver a decir eso.
—No puedes hacerme más daño del que me han hecho, Henderson.
Ahora me ve con recelo por las frías palabras que salen de mi boca, si cree que seré una más a la lista, un plan B o un consuelo, está muy equivocado.
—Me puedes hacer daño, porque también soy de verdad, Susan.
Por supuesto que sé que puedo lastimarlo y esa es la razón por la que no podemos volver a repetir lo que acabamos de hacer. Entonces sé en lo que esta vez no podrá retractarse, una muy cruda verdad que dejará que me marche.
—Yo no soy ella, Henderson—Le susurro con un dolor que desconozco y una pizca de celos—Yo no soy el consuelo de nadie.
Me mira perplejo y se hace a un lado, me visto lo más rápido que puedo sintiendo que se deja caer de nuevo en la cama, cama que ahora es la víctima de nuestro encuentro que ha dejado de ser perfecto desde que le recordé a la persona que ocupa su corazón, un lugar que quiero y no quiero ocupar. Pero que en este momento siento que duele en mí.
Las puertas están empezando a abrirse por primera vez.
Al cerrar la puerta detrás de mí sentí un alivio, pero al mismo tiempo sabía que no podía ir a ningún lado, después de lo que había pasado entre nosotros algo en mí me decía que no iba a ser suficiente para él, y por una extraña razón tampoco para mí.
No puedo esperar nada de él, y él tampoco puedo esperar nada de mí. Él la ama todavía y no estoy dispuesta a competir con alguien que me supera en muchas cosas.
—¿Creíste que te ibas a librar de mí tan fácil?—Pregunta alguien atrás de mí haciéndome tropezar con mis propios pies.
—No te acerques.
Calvin está con las manos dentro de su bolsillo, pero a juzgar por su rostro parece que está ebrio y quiere matarme. La humillación que se llevó hace unas horas basta para que quiera hacerlo.
—¿Qué haces saliendo de esa habitación?—Pregunta acercándose cada vez más—Dijiste que estabas en el piso veinte junto con tu madre, te he seguido hasta aquí y lo que veo no me gusta nada.
Mi cabello de recién acabo de tener sexo me delata, llevo los zapatos en las manos así que no puedo negar lo que es obvio.
Doy un paso atrás con intención de correr pero al entrar al elevador Calvin lo hace también a toda velocidad.
—¡Nooo!—Ahogo un grito al momento en que el elevador se cierra, estamos solos y estoy segura que puede hacerme cualquier cosa y no hay nadie que lo impida.
—Hueles a sexo—dice cuando se acerca y me acorrala en un rincón, el opuesto al que hace unas horas Henderson lo hizo. Pero en cambio Calvin me está haciendo daño con su fuerte agarre.
Lo empujo fuerte y aprieto el botón para que las puertas del elevador se abran.
—¡Suéltame!—mi puño va directo a su nariz, es tanta mi impotencia que lo he hecho sangrar por la nariz; haciéndolo enfurecer más.
—¡Maldita, zorra!—Dice regresándome el golpe a la cara y me tambaleo cayendo al suelo.
Las puertas del elevador se abren y salgo corriendo no sin antes ser tomada por alguien que desconozco debido a mi nublosa vista.
Veo a Nick que se lanza sobre Calvin a golpearlo y yo me quedo inmóvil en la pared del pasillo, escucho los gritos de ayuda de Calvin pero Nick sigue arremetiendo contra él hasta que milagrosamente Henderson llega y los separa.
Recupero el equilibrio y me doy cuenta que seguimos en el piso de Henderson.
La seguridad del hotel llega en cuestión de segundos y Nick les explica lo que acaba de ocurrir, por otro lado yo sigo en modo trance y ni siquiera puedo moverme.
—Susan, respóndeme—me pide Henderson, puedo ver que sus manos acarician mi rostro pero no puedo sentir su calidez.—Maldita sea—sisea.
—¡Te voy a matar, hijo de puta!—Le vuelve a gritar Nick a Calvin.
Éste se echa a reír y lo que temía ahora es demasiado tarde.
—Esto no se quedará así, profesor—Amenaza a Henderson.
Lo ve con recelo y antes de que pueda volver abrir la maldita boca le deja ir un golpe en el estómago y los de seguridad no lo impiden.
—Lo estaré esperando, señor Craig.
Ahora sí, ambos estaremos en problemas.
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Amarga Inocencia (En físico)
RomanceDespués de la muerte de mi padre, fue cuando mi corazón se endureció. ¿Cómo podría Dios quitarme al hombre, al héroe que uno ama desde que nace? Siempre me hago la misma pregunta y a veces pienso que nada es para siempre, nada es eterno, y la muerte...