Capítulo 67.

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-¿Estarías conmigo? - Susurro rozando nuestros labios. Él asiente acariciando mi cintura.

-Estoy aquí... Podemos empezar poco a poco, hasta que te veas preparada... - Lo miro y asiento escondiendo mi cabeza en su cuello.

-¿Podemos intentarlo? - Prefiero no pensar las cosas. Lanzarme a la piscina. Nunca mejor dicho. Porque si no, siempre será una espina clavada en mí. Tengo la confianza en él suficiente. Necesito que vea que confío, igual que él se abrió en canal conmigo.

-¿Ahora? - Sonrío leve levantándome y tendiéndole mi mano. Se levanta y agarra mi mejilla con la mano libre antes de tomar de nuevo mis labios.

Muerdo su labio inferior y me separo para caminar hacia el pequeño lago. Suelta mi mano y al mirarle veo como se quita la camiseta y se desabrocha los pantalones. Esta vez, mis dientes atrapan mi labio inferior antes de quitarme los jeans. Agradezco a la Brooke de hace unas horas de haberse puesto una ropa interior bonita y relativamente sexy. Para este momento.

El top decido quedarmelo puesto, cosa opuesta a lo que pide el tatuado. Llega por mi espalda y lo retira él, con mi ayuda.

-Hace un poco de frío - Sonrío al ser girada por él. Acaricio los tatuajes de su pecho. Mi mirada viaja hacia su cicatriz, que beso con total confianza y seguridad. Él se mantiene en silencio varios minutos, observando cada una de mis acciones.

-Luego entramos dentro y hay unas mantas - Imito su sonrisa asintiendo y le doy un beso - ¿Lista? - Niego tragando saliva. Me da un abrazo y espera a que vuelva a emitir algún sonido o gesto. Suspiro asintiendo y aprieto su mano antes de caminar.

Hay unas pequeñas escaleras que terminan integrándose en el agua. Él baja primero hasta que su cuerpo es cubierto hasta casi la cintura.

Siento mis manos temblar mientras bajo dos escalones y el agua cubre mis rodillas.

-Todo bien, estoy aquí, pequeña - Lo miro y asiento. Intento controlar mi corazón a través de mi respiración.

Los últimos dos escalones terminan de cubrirme. A mí, a diferencia de a Dave, si me cubre más de medio cuerpo. Me agarro con fuerza a sus brazos, con mis ojos apretados.

-¿Bien? - Susurra en mi oído. Niego sin poder emitir sonido. Mi garganta se seca. El aire abandona mis pulmones. Soy levantada por el tatuado. Mis brazos envuelven su cuello y mis piernas su cintura. Mi cuerpo prácticamente deja de tocar el agua y siento mayor seguridad - Ya está, tranquila, preciosa - Susurra con un hilo de voz. Sus manos acarician mi espalda intentando calmarme. Mis mejillas se llenan de lágrimas.

-No puedo - Niego temblando y escondo mi cabeza en su cuello.

-Poco a poco, no puedes presionarte si no estás preparada - Sollozo asintiendo - Ey, mírame - Levanta mi barbilla y me obliga a mirarla - Tenemos todo el tiempo del mundo, despistada, no debe ser hoy - Asiento mientras limpia mis mejillas.

-Lo siento - Niega besándome. Cierro los ojos al sentir el roce lento de sus labios.

-No tienes que pedirme perdón por absolutamente nada - Ríe y noto que camina subiendo las escaleras. Cuando vuelve a posarme en el suelo, ya estamos en tierra firme - Vamos dentro, mi niña - Abraza mis hombros tras coger la ropa de ambos y caminamos dentro del edificio.

La temperatura dentro es perfecta. Ni frío ni calor. Parece preparada para este momento. Lo miro mientras coge dos toallas. Se acerca a mí y me envuelve en ella aunque casi no estoy mojada.

Al hacerlo, lo abrazo por la cintura y beso su mandíbula.

-Me da pánico sentirme tan vulnerable - Susurro. Él entiende lo que digo. Creo que incluso él lo teme más. Sus manos juegan con mi pelo, centrando sus ojos en los míos.

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