Capítulo 34.

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Narra Dave

El camino a casa lo hago en completo silencio. Me golpeó mentalmente por ser tan estúpido y haber provocado el rechazo de la despistada. Esa pequeña me vuelve loco y hace que pierda la poca cordura que tengo cuando estoy a su alrededor. Mira que intento controlarme, pero después de hoy será muy difícil para mí. Ni por Will ni por si quiera Chris. Sólo desearla me acerca aún más a ella.

He intentado hacerlo, de verdad que sí, pero saber que ella me corresponde solo aleja aún más la opción de alejarme. Su manera de ser hace que pierda los nervios y me encanta aún más. No creo que pueda, ni quiero, pararlo. Necesito conocerla más. Aunque no debiera. En cuanto ella sepa de mí, huirá. Mis demonios la alejaran de mí al igual que al resto de personas que ha estado a mí alrededor. El resto no me conoce. En cierta manera lo espero, para no dañarla. Por la otra parte deseo que no lo haga porque es la única persona que hace que me olvide de todos los problemas. La única que consigue relajarme.

Aparco en la puerta de casa y entro. Todo está recogido y no hay ningún sonido. Alina debe estar ya en la cama desde antes de que Marie se largara. Camino hasta su habitación y la veo. Tumbada boca arriba con los ojos cerrados. Su respiración es tranquila. Me acerco a ella y me siento a su lado. Acaricio su cara suspirando al verla descansar. Su respiración es relajada, ajena a lo que provoca a mí alrededor. Mi nivel de protección hacia ella es máximo. Nada debe dañarla porque antes me pondre yo delante de cualquier bala.

-Tu hija no sabe lo que se ha perdido - Niego dando un beso en su mano y aprieto mi mandíbula. Los flashbacks se hacen presentes e intento calmar mi respiración, que se altera al igual que mi sangre. La odio. Los odio a los dos. Odio que hicieran lo que hicieron sin motivo. Comienza a hervirme la sangre sólo el pensamiento hacia esas personas. Salgo de la habitación y me encierro en la mía. Mi hierve la sangre sólo de pensar en ellos y tiro al suelo lo primero que pillo. Me siento en la cama agarrando mi pelo. Intento calmar mi respiración pero me es prácticamente imposible. Me encierro un porro mirando al techo, dejando que el humo me invada para relajar mis músculos.

Siempre igual. Los mismos dolores de cabeza un día y el otro. Nadie me entiende. No puedo evitar encenderme en la manera en lo que lo hago. Me hierve la sangre a causa de la rabia y tengo que tragarlo siempre. Aline no debe notar mi rabia, debido a su salud. Intento aguantarlo hasta que ella duerme. Cuando estoy en casa, las horas se pasan a cámara lenta y me enfada aún más.

Me termino el porro y agarro una cerveza de la cocina. Me tiro en la cama y me la bebo con el segundo. Cuando el alcohol y la hierba se juntan en mi interior consiguen relajarme y hacerme cerrar los ojos. Caigo rendido en sueños al terminarme la litrona de cerveza. La oscuridad me persigue en sueños.

A la mañana siguiente me despierto con dolor de cabeza. Escucho sonidos en el salón y al salir veo a Marie limpiando.

-¿Alina?

-Está levantada ya, ahora voy a vestirle y darle el desayuno.

-Perfecto - Mi tono de voz es brusco mientras voy a la cocina. Lleno una taza de café negro y bebo en silencio. Marie sabe no molestar cuando me despierto así. Me conoce bastante después de los años y en mis momentos de encierro, cualquier cosa va a conseguir hacerme explotar. Contra quien sea.

Me vuelvo a encerrar en mi habitación y me cambio. Tengo turno en el trabajo y, aunque de mala gana, debo ir. Me pongo ropa negra y salgo. Hoy me toca turno de fábrica. Lo prefiero. Es cuando más tiempo estoy sólo y ahora no soy buena compañía de nadie. Todo lo bueno del día de ayer se esfumó al pensar en ellos. Aprieto fuerte el volante y lo golpeó varias veces, intentando soltar mi furia sobre él.

Conduzco lo más rápido que puedo. En completo silencio. Llego tarde pero me la suda. Nadie me dice nada al pasar. Ni siquiera un hola. Otra cosa que agradezco. Esta gente es así, muy suya. Entro a mi almacén y cierro con fuerza la puerta. Reviso lo que hacer y lo hago a regañadientes. Intento apartar las imágenes que aparecen en mi mente de ese año. Esa semana asquerosa que marcó mi vida. Doy un grito, intentando dejar de martirizarme. Debo conseguirlo. Debe dejar de influenciarme, pero no lo hace.

Golpeo lo primero que veo varias veces hasta romper el cubo. Continuo tirando cualquier cosa que se entromete en mi camino. Sigo desahogándome hasta que algo me detiene. La puerta se cierra de un golpe ante la mirada de alguien. Camino rápido y abro de un golpe.

Veo a la pequeña allí. La despistada se aleja mirando hacia atrás de vez en cuando. Me ha visto y ha salido huyendo. Es lo que temía pero debe hacer. No estoy bien de la cabeza debido a los demonios que me persiguen y así debe pensar de mí. Se para cuando hay suficiente distancia entre nosotros. Pero me cuesta. Soy egoísta y no puedo evitar quererla cerca al experimentar la sensación que genera en mí.

-Brooke - Murmuro apretando mi mandíbula.

-¿Qué te pasa, Dave? - Murmura en voz baja. Niego varias veces y paso las manos por mi cara.

-Estoy bien.

-No - Niega varias veces y siento su voz rota.

-¿Qué haces aquí? - Camino hacia ella y me sorprende que no se aleje. Continúa con su mirada fija en mí.

-He venido con Chris - Muerde su labio inferior - Y ha dicho que esperara aquí porque le tocaba en ese almacén y yo... Yo he visto como estabas...

-Lo siento... Mierda - Gruño al notar mi mano arder.

-No me tienes que pedir perdón... Yo no...

-No deberías haber visto esto...

-¿Qué te pasa? - Da un paso hacia mí aunque observo que tiene miedo. Tiene miedo de mí.

-No te incumbe...

-No me quiero entrometer, solo quiero que confíes en mí... Después de lo de ayer.

-Lo de ayer... Esto es lo que soy, Brooke, no soy bueno para tí...

-¿Por qué dices eso? Ayer no era así... Ayer fuiste la persona más dulce conmigo.

-No soy esa persona - Niego varias veces y doy un paso hacia atrás cuando ella intenta acercarse. Agarra mi mano.

-Sí lo eres - Su dedo pulgar deja ligeros círculos en la palma de mi mano. Consigue relajarme. Esta pequeña consigue alejar mis demonios, pero se vuelven más fuertes en su ausencia.

-¿Brooke? - Mady llama la atención de la despistada y doy un paso hacia atrás. Camino dentro del almacén nuevamente e intento controlarme. No debo dejar que me venzan de la manera en lo que lo hacen. No ahora sí no puedo evitar tenerla cerca. Ni tampoco quiero.

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Algo martiriza a nuestro querido Dave pero sigue siendo igual de adorable con Brooke. No puedo evitar amarlo.

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