Capítulo 58

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Otro más para acabar el 2022.

Advertencia. Pañuelos preparados.

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*Narra Dave*

Mis piernas parecen no soportar mi peso cuando me dejo caer, arrastrándome por la pared. Termino sentado en el suelo mirando mis manos. Aprieto mi mandíbula, cogiendo fuerza e intentando reproducir la historia en mi cabeza con autocontrol.

-Alina es la madre de la mujer que me trajo al mundo - Empiezo a contarle sin necesidad de levantar la vista. Sé que me escucha y lo hará hasta que termine. Controlo el temblor de mis manos aunque no lo elimino - Desde que nací ha vivido con nosotros aquí... Por ese entonces, cuando yo tenía no mucho menos de diez años... Unos ocho o nueve, vivíamos aquí los cuatro... Mis dos progenitores, Alina y yo - Hago una pausa, levantando mi mirada al techo. Trago saliva antes de seguir.

-Mi... Bueno, el hombre que puso su espermatozoide en el óvulo de mi progenitora... Ese hombre era un borracho, que prácticamente todo lo que ganaba lo gastaba en alcohol y tabaco... Desde que yo era pequeño, escuchaba como ellos se gritaban mutuamente y de vez en cuando él la golpeaba - Cierro los ojos, intentando encontrar las palabras para seguir. Esto duele como si aún lo estuviera viviendo. Las lágrimas de un niño llorar porque su madre es brutalmente golpeada por el borracho que vive con ellas. El miedo de que pasara a ser él. Hasta serlo - Ahí yo no era consciente de lo que pasaba hasta que poco a poco era más constante - Sigo con los ojos cerrados, negándome a abrirlos y verle la cara. Ella no emite ninguna palabra, ni me interrumpe. Espera pacientemente las pausas necesarias.

+ Conforme iban pasando los meses todo fue a peor y ya empezaba a gritarme a mí... Cumplí los diez años y Alina compro una tarta de queso - Paro de nuevo pasando las manos por mi cara - La mujer que me dio la vida llegó enfadada porque no había comprado ningún regalo pero yo le decía que no pasaba nada... Cuando llegó Zac todo explotó... Polly le gritó y Zac lo pagó conmigo. Me lanzo la tarta y el cuchillo corto mi abdomen - Suelto el aire, notando como la falta del mismo empieza a hacerme efecto. Quema por dentro - Esa noche acabé en el hospital con veinte puntos porque fue un corte bastante profundo - Llevo mi mano hasta el lugar donde la cicatriz es casi oculta por la cantidad de tatuajes que sirven para cubrir las vergüenzas de mi infancia - Pero todo fue a más... Ya no sólo lo pagaba con Polly, sino que llegaba y me golpeaba sin razón... Porque no tenía el alcohol que le gustaba, porque el vaso que usaba no estaba limpio, porque no había conseguido beber en el bar o porque se había dejado un mueble mal colocado, cualquier cosa con tal de justificar después el porqué lo había hecho... Era su pasatiempo favorito golpear a su hijo... Y ella no hacía nada... Polly se aliviaba de que el saco de boxeo ya no era ella... Solo sabía decir que Alina no debía enterarse de aquello o él la golpearía... - Paro tragando saliva - Alina tiene alzheimer desde que yo tenia seis años por lo que sabía que ella no debía enterarse de nada para no empeorar su salud... Hasta que cuando cumplí los once descubrí lo que hizo que mi chip cambiara - Mi voz suena rota. No soy capaz de abrir los ojos hasta que siento su mano acariciar la mía. La miro dejando escapar una lágrima. Ella está llorando, arrodillada en el suelo junto a mí.

-No hace falta que sigas - Solloza mirándome. Niego lentamente limpiando la lágrima rebelde que recorre mi mejilla.

-Cuando yo cumplí los doce ya era más avispado... No permitía con tanta facilidad que Zac llegara a golpearme, lo que le enfurecía más pero paró, cosa que realmente me sorprendió... - Toso levemente apretando mis puños, controlándome internamente -  La mañana de mi cumpleaños, Alina había comprado un juguete Playmobil y lo había dejado en mi cama para cuando llegara del colegio - Las lágrimas ahora se escapan sin preguntar cuando la imagen viene a mí cabeza.

* Flashback *

-Ya estoy en casa - Corro cerrando la puerta. No hay nadie en el salón. Busco en la cocina y tampoco. Mamá y papá no están. La abuela tampoco. La televisión está encendida. Que raro. Corro a mí habitación y dejo la mochila. Sonrío ampliamente un gran regalo envuelto sobre la cama. Me subo y rompo el papel. Mi Playmobil favorito. La abuela ha vuelto a acertar. Como siempre. Chillo riendo y doy saltos sobre la cama.

Tengo ganas de que vuelva a casa para darle un abrazo. Es el único regalo que voy a tener, pero aún así soy muy feliz.

Al salir al salón escucho un quejido. Me levanto del sofá nervioso. Viene de la habitación de la abuela. Camino lento. Al pasar por la habitación de mamá, no hay nadie.

Otra vez el quejido.

No debo tener miedo. Soy un niño mayor.

Al llegar a la habitación, abro la puerta. Veo a la abuela tumbada. Corro hasta ella. Al mirarme me sonríe levemente pero sus ojos están rojos. Esta tirada boca abajo, cubierta con una sábana.

-Pequeño Dave... Tienes que ir donde la vecina - Murmura cerrando los ojos. Niego levemente.

-¿Estás malita, abuela? - Ella niega, dejando escapar una sonrisa. La veo un poco mal - ¿Te duele la barriga? - Niega de nuevo - ¿La espalda? - Ella asiente volviendo a quejarse - ¿Te puedo ayudar?

-Ni cariño, ve a avisar a la vecina - Sus ojos vuelven a cerrarse y no vuelve a abrir. Lloro asustado. Veo una mancha de sangre en la sábana que la cubre y la levanto preocupado. Chillo soltando la sábana cuando veo cortes en la espalda y quemaduras. Lloro yendo corriendo a avisar a la vecina, como había dicho la abuela. Sólo soy capaz de decirle que la abuela está herida y no habla. No me dejaron verla en lo que quedaba de día.

*Fin del Flashback*

-¿Sabes que le había pasado? - Ella niega mientras mis lágrimas siguen recorriendo mi cara - Ese... Ese hijo de puta le había golpeado - Elevo la voz, sin poder evitarlo - Ese hijo de puta había cogido un puto cinturón y golpeado hasta que casi perdió el conocimiento solo para después apagarle los putos cigarros en la espalda y después largarse con Polly, que dejo a su madre prácticamente muerta sólo para que no la golpeara a ella... La dejaron ahí tirada para que yo la encontrara y darme el regalo de mi vida y se encargó de que me enterara a través de una jodida carta... Sólo era un niño, joder - Ella llora negando y sus brazos me envuelven. La atraigo hacia mí, escuchando como Solloza. Mis manos se envuelven en su pelo, mientras inhalo su aroma.

-Dios... Como se puede ser tan bestia, tan inhumano - Escucho su llanto y me rompe por dentro.

-Es lo que era - Intento calmar mi respiración y me separo. La miro en silencio. Ella niega sin parar. Acaricio su mejilla observándola en silencio.

-¿Lo volviste a ver?

-Dos o tres veces más cuando aún era menor - Elevo la mirada al techo controlando la respiración - Y hace varios días - La miro y su cara pierde cualquier rastro de color. Lo sabe. Sabe que Zac era al hombre que golpeé sin previo aviso. La persona que recuerda la parte de mi vida más dolorosa. La parte que no puedo borrar porque la tengo tatuada en la piel.

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Lo advertí.

💔

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