- universo alterno.
Cristian bosteza tirado en la reposera que hay en el patio y atiende la llamada que Nahuel le hace.— Hola mi corazón, feliz cumple. — saluda Cristian y Nahuel se carcajea.
— Gracias mi vida. — responde y después de unos ruidos de licuadora vuelve a hablar.
— ¿Qué haces hoy gordo? — pregunta.— Totalmente libre para el cumpleañero, quiero creer que te vas a mandar terrible jodón. — comenta y Nahuel ríe porque este lo conoce a la perfección.
— Sabes que sí. — comenta. — Convencí a mis viejos y me dejaron la casa sola para que haga una joda. — festeja.
— ¿Qué querés de regalo, Moli? — pregunta Cristian.
— Fah Cuti, pensá algo nene, a mí me gusta que me sorprendan. — pide.
— Me vas a hacer pensar. — resopla con un tono de indignación fingido.
— Cruzate que me harta hablar por teléfono. — pide y Cristian ríe caminando hasta la parte de atrás de su patio.
Deja el celular por un momento y después de un poco de esfuerzo abre el pequeño portón que conecta ambos patios.
Toma su teléfono nuevamente y se cruza a la casa que está detrás de la suya.
En el patio lo espera Nahuel cebándose un mate.— Buen día al cumpleañero más lindo. — saluda abrazándolo por los hombros.
Nahuel sonríe y se gira mirándolo.
— Hola. — se levanta y besa su mejilla.
Se sientan en la mesa de jardín que hay en el patio de Nahuel y toman mates conversando como siempre.
— ¿Cómo están las cosas con la rubia? — pregunta Nahuel pasándole el mate y Cristian suspira.
— Todo igual, yo no le hablé más y el tampoco me escribió de nuevo. — comenta con su rostro demostrando la decepción por ello.
— Ay cuti, ¿Qué voy a hacer con vos? — dramatiza Nahuel haciéndolo reír.
— Que vas a hacer con Lisandro, será la pregunta. — comenta llevándose una galletita a la boca.
No le gusta recordar su pelea con Lisandro.
— Cuti, hoy va a venir, tenelo en cuenta, no quiero que mi cumple termine mal. — pide Nahuel anticipando la ida de Lisandro a la fiesta.
— No va a pasar nada Moli, lo último que quiero es que vos la pases mal. — asiente asegurandole aquello.
— Ya sé amigo, pero también sé que no te controlas cuando estás enojado o triste. — despeina su cabello casi como un mimo.
Cristian cierra los ojos ante la acción y le da una pequeña sonrisa, pero sincera.
— Te prometo que no te voy a cagar el cumple Moli. — asiente asegurandole aquello a su amigo.