El partido es ampliamente dominado por el equipo que juega de local. Van ganando con un doblete de Sabitzer y juegan de una forma impecable. Los pases, la defensa, cada remate que Antony tuvo frente al arco y simplemente el trabajo ejercido por parte de su equipo es impresionante. Ganan y son totalmente superiores al Sevilla.
Lisandro está orgulloso de su desempeño individual, había logrado sacar varias pelotas y todo va bien hasta que en pocos segundos todo se va abajo para el entrerriano.
Da una pequeña caminata y cuando toca la pelota se da a caer. Algo anda mal y lo sabe a la perfección. Un nudo se forma en su garganta.— ¿Qué pasó? — escucha a Montiel preocupado a lo lejos y ese ánimo se contagia al resto que empieza a acercarse al entrerriano.
Una molestia en el tobillo lo invade y no sabe que sentir en ese momento, las emociones van a desbordarlo en cualquier momento y es consciente de ello.
— Licha, ¿Estás bien? — escucha de Marcos y no puede formular una respuesta. El nudo que tiene en la garganta se lo impide.
Sus compañeros y amigos de la selección Argentina lo levantan para auxiliarlo y traga saliva repetidamente mientras es llevado afuera del campo de juego. Su rostro demuestra el dolor y la preocupación que lleva consigo.
Gonzalo y Marcos lo bajan dejándolo en manos de profesionales y se cubre el rostro dándose cuenta de que las cosas podrían ser mucho más complicadas de lo que piensa. Lágrimas se le escapan, no puede evitarlo. El pensar en que puede tratarse de una lesión seria y el tener que perderse de los partidos siguientes le hace sentir una presión en el pecho totalmente angustiante.
No entiende que pasa y duda querer entenderlo. ¿Y si era algo verdaderamente grave? No había sido ni tocado por otro jugador en ese momento para caer, él mismo se da deja caer por ese dolor repentino.Es llevado automáticamente a una sala donde los especialistas empiezan a analizar la situación.
Se limpia el rostro y escucha con atención a los médicos hablar.Desde otro lado y por televisión Cristian, su pareja, divisa el partido con su corazón yendo a mil revoluciones. No dudaría en marcharse para ir a ver a su novio, pero es un viaje largo y jugaría un partido el sábado con el Tottenham. No puede acompañar a su chico y eso le rompe el corazón. Empieza a temblar en su sillón y ya no sabe si es por frío o por miedo.
Lisandro está sentado mirando el piso tratando de procesar el dolor que tiene en el pecho. Lo del tobillo pasa a segundo plano, la decepción que tiene está en primera plana.
Le explota el celular de menciones en Twitter, mensajes por Instragram y WhatsApp de sus compañeros de la selección y del propio equipo.gracias por ayudarme hoy, hermano ❤️
Es lo único que responde y es dos veces enviado: A Montiel y a Acuña, quienes lo auxiliaron y ayudaron en aquél momento.
— Pero déjenme pasar — escucha y alza la mirada encontrándose con el hispano-argentino que es casi su protegido, su pollo, solía decirle.
Un intento de sonrisa quiere cruzar por su rostro, pero no hay nada más que la angustia.
Pide que dejen pasar a Alejandro y el rubio se abalanza sobre el gualeyo envolviéndolo entre sus brazos tatuados. No son los que le gustaría que lo reconforten, pero le hace falta y mucha un abrazo.— He visto el partido de inicio a final, lo lamento mucho Licha. — dice el menor despeinandolo y Lisandro suspira.
Termina de charlar con Ten Hag, su técnico y Alejandro se ofrece a llevarlo a su casa.
El mayor acepta y se suben en el vehículo del rubio.
El camino es silencioso y eso alarma a Alejandro y demasiado. Los viajes con Lisandro siempre son entre charlas y risas, disfruta pasar tiempo con el argentino.— Realmente espero que no sea nada grave. — comenta manejando.
Lisandro suspira mirando por la ventana.
— Yo espero lo mismo, Garna. — responde. — Me duele el pecho de pensar en que es grave. — admite junto a un suspiro.
El menor le da un apretón de hombro mientras estaciona en la entrada de la casa.
Es el primero en bajar y le abre la puerta al gualeyo ayudándolo a llegar hasta su casa, abre la puerta por el y lo deja en el sillón junto a las muletas.— Gracias Garna, nos vemos. — dice el mayor y Garnacho le dedica una sonrisa triste.
— Te quiero, Licha. Cuídate. — pide saliendo y se marcha del lugar.
Lisandro cierra los ojos y por fin se deja ser. Se deja ser porque está solo, porque ya no hay cámaras ni gente que lo puedan ver de esa forma tan vulnerable.
Llora y descarga la frustración, la angustia, la preocupación y el dolor mediante las lágrimas que bajan por sus mejillas y no paran. Es un llanto cargado de emociones que le encantaría poder hablar, pero nunca tuvo esa cualidad. Con las únicas persona que alguna vez pudo no estaban ahí con él; Su abuela, una de las mujeres más importantes en su vida y Cristian; su mejor amigo, su compañero, su confidente y su novio.
Romero se había vuelto tan importante para él. Cumplía tantos roles en su vida y siempre con esa excelencia propia del morocho.
Lo único que necesitaba ahora era un abrazo de esos brazos tatuados, unas palabras de consuelo con esa tonada cordobesa y un beso de esos labios, pero sabía que no iba a poder ser así.Su teléfono suena y lo prende suspirando, en la pantalla ve con claridad aquel agendado "Mi amor"
Atiende apoyándose mejor en el sillón, Cristian lo mira por la pantalla dándose cuenta del pésimo estado en el que se encuentra.— Hola, mi amor. — saluda Romero y Lisandro no puede evitar soltar lágrimas en ese momento.
— Hola. — responde secándose el rostro con las mangas del buzo que se calzó hace pocos minutos.
— Te amo, Lisandro y te aseguro que vas a salir de esta. — dice y esas palabras le dan la esperanza a Lisandro.
No sabe que sería de él sin Cristian.
n/a: hola, cómo están? yo estoy triste, m quiero mword 👎🏻
ni lo revisé así q puede tranquilamente decir "encima nos empataron en partido la concha de la lora" jjqkqj
capaz subo otro os más tarde, chau muchachas🫶🏻