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Lisandro bosteza y se apoya en el hombro de Gonzalo. Julián y Paulo no asisten a la escuela ese día por lo que ese día optan por sentarse juntos.
- Y pa' las wacha' loca besito en la boca. - tararea Gonzalo buscando entre su colección de lapiceras robadas una que funcione.
- No hables de besos. - pide Lisandro pasando su dedo índice por su labio inferior. - Ay él con el labio partido por el calentón celoso de su novio. - lo molesta Montiel recordándole lo que sucedió el lunes.
- Cerrá el orto. - le da un golpe en la nuca.
¿Cómo iba a hablar tan libremente teniendo a las chismosas del curso a dos bancos? Aunque bueno, los verdaderos chismosos del curso eran ellos.
- Que dramaticamigo. - dice y aprovecha que quien se sienta al frente sale al baño para robarse una lapicera.
- No soy dramático nene. - niega copiando lo que está en el pizarrón. - No sé para qué robas lapiceras si tenés la carpeta vacía. - comenta riendo.
- Y bueno. - responde soltando una risa y copiando por primera vez en la semana a pesar de ser jueves.
La primer hora pasa lenta y Lisandro agradece eso un poco si es honesto. Necesita prepararse mentalmente para ver a Cristian después de que este le haya dicho que lo quería por primera vez ayer.
- Con cara de qué me miran, o por si no sabían, sé que se lo imaginan. -
- ¿Podés dejar de ser un tuturrito por dos segundos? - pide Lisandro para molestarlo.
- Jamás. - contesta y ríen juntos.
Caminan por fuera del curso y como de costumbre a los pocos minutos van hasta el kiosco de la escuela. Gonzalo se queda comprando, Lisandro se va atrás del lugar.
- Hola. - saluda Cristian con una sonrisa y Lisandro no puede evitar imitar el gesto.
La sonrisa de Cristian es tan contagiosa.
- Hola. - responde acercándose al moreno.
- ¿Cómo estás? ¿Listo para tu prueba? - acaricia su mejilla y el rubio cierra los ojos maravillado por el tacto.
- Bien, nervioso. No sé si me va a ir bien. - admite y siente que Cristian pellizca su mejilla. - Ay. - se queja sobándose con su propia mano.
- ¿Qué decís? Sos re bochita vos, te va a ir re bien. - lo alienta el cordobés y Lisandro sonríe.
- Gracias, eso espero. - le responde agarrando sus manos y jugando con ellas. - ¿Vos estudiaste? Justi me contó que tenían prueba de contabilidad y estaba desquiciada con los cálculos. - comenta.
