- universo alterno.
- cuarta parte.— ¿Qué pasa? — le susurra Lisandro al oído logrando erizar su piel.
— Nada. — contesta de forma tosca y recibe el vaso que le extiende Molina.
Martinez no le da mucha importancia al trato que tiene su algo con él. Está así desde que volvió del viaje, supone que está cansado y no tiene ganas de hablar en ese momento por lo que se retira a molestar a Alejandro que está buscando algo de música en su celular.
— ¿Qué haces rayito? — le sacude el pelo molestándolo.
— Buscando música, Licha. — le contesta dedicándole una mala mirada por despeinarlo.
— No te enojes che. — ríe despeinándolo aún más.
— Que gede, Licha. —
— ¡Hablaste en argentino! — se separa y festejan riendo.
Al 'festejo' se suma Nahuel y ríen divertidos al separarse.
— ¿Qué te pasa a vos? — escucha Romero y se gira mirando a Dybala.
— Nada, ¿Por? — responde bajándose lo que resta de bebida en su vaso.
— No vayas a mentir tan bien, Cuti. — ríe Paulo negando. — Tenés una carucha papá, te delatas vos solito. — le comenta y Cristian se pasa las manos por el rostro.
— No sé culia', ni bola Lisandro desde que volví. Todo el tiempo atrás de aquél. — comenta con una mueca de disgusto en el rostro.
— Estos celos me hacen daño, me enloquecen. — canturrea Rodrigo ajeno a la conversación.
— ¿Aquél? ¿Alejandro? — le pregunta Leandro dejando su vaso sobre la mesa.
Cristian asiente.
— Apenas llego boludo y no sé, pensé que iba a estar un toque más conmigo. — admite un tanto decepcionado.
— Cuando se vayan a tu casa hablalo, piojo. — le aconseja el ojiclaro haciéndolo sonreír por el apodo.
— Igual ni vamos a mi casa al final, se queda acá a dormir con los dos. — comenta y Dybala le dedica una mirada triste a su pareja.
— Ah es un bolu.. — dice, pero no finaliza Leandro.
Cristian suelta una risa amarga.
Ve a Lisandro conversar con Alejandro y ni siquiera se voltea a mirarlo, se siente terrible y lo único que desea es estar acurrucado junto a Lisandro y compart..
Basta Cristian. Interrumpe sus propios pensamientos y se levanta tomando los dos buzos.— Nos vemos nenes, cuídense, saluden a Rodri. — besa la mejilla de Dybala y choca manos con Paredes despidiéndose.
Ve a Nahuel bailando en la cocina y se acerca a él con una sonrisa burlona.