- universo alterno.
- cutilicha + nahuel.— Pibe, ¿Salís de testigo en la denuncia? —
— Eh, sí. —
— Pasame tu número. —
[...]
— Los amo una locura. —
— ¿Qué hubiera sido de nosotros si mi tío no te cagaba a piñas, no? —
— Yo también los amo. —
— Lisandro no seas culiado, decinos que nos soportas por lo menos. —
— Los soporto un poquito. —
Hace un año atrás
———— Como nos conocimos.Lisandro y Cristian caminaban por su ciudad con tranquilidad, era un sábado como cualquier otro. El día anterior habían salido de joda a pesar que hacía un frío de cagarse, pleno junio era demasiado frío para Lisandro, pero las ganas de salir de joda eran más.
— Lo esperamo' acá, ¿O qué? — pregunta Romero sentándose en la ventana de la casa de cepelios.
— Sí, no sé, ya le pregunto. — asiente Lisandro buscando el contacto de Joaquín en su teléfono.
Todo estaba yendo normal; como debería ser para dos pibes cualquieras, pero parecía ser que el fin de semana largo no iba a ser tan tranquilo para la joven pareja.
Una camioneta roja rozando un bordó se estacionó frente a donde estaban sentados, Lisandro no estaba prestando atención pero Cristian notó que era el tío del rubio quien se baja de aquél auto.— Hijo de puta, vos fuiste el que hizo cagar a mi hijo. — comenzó el hombre y Cristian frunció el ceño.
— Yo lo separé, ¿Qué decí'? — dice Romero completamente confundido.
Ayer en la noche, en plena joda, se habían cruzado con el primo de Lisandro. Habían pasado un buen rato con él hasta que Ezequiel encontró a un par de sus amigos y se despidió de la pareja. “No me gusta nada esa junta” Se lamentó Lisandro sabiendo que aquellos 'amigos' no eran más que pibes falsos que solo buscaban quilombo.
“Se tiene que dar la cabeza contra la pared para darse cuenta de con quien se junta, dejalo amor” Le respondió su novio, quien conocía a Ezequiel desde hace dos años atrás, cuando había empezado a salir con Lisandro. “Ya sé, pero tengo eso de cuidar a todos, vos sabés” Dice y dejan el tema cuando Julián llega con más fernet para ambos. La noche estaba fría, pero la buena música que estaban poniendo los hacía tener ganas de quedarse allí.
Su tranquilidad y disfrute se fue al carajo cuando, a los gritos, llamaron a Lisandro porque Ezequiel se estaba haciendo cagar con sus “amigos”.