- universo alterno.
— ¡Dale Cristian! — grita Rosa por cuarta vez en la mañana.Romero putea por lo bajo y se levanta caminando al comedor.
— ¿Por qué no lo mandas a aquél soquete? Vive al pedo. — comenta mirando a su hermano de reojo.
— Dale, dejate de joder y hacerle un favor a tu madre. — pide dándole la plata junto a unos bidones vacíos. — Anota en el telefonito que te vas a olvidar vos. — pide y Cristian niega.
— Dale decime, no me voy a olvidar. — bosteza metiendo los bidones en una bolsa.
— En el que dice uno; base de detergente, en el que dice dos; jabón de ropa, en el tres... —
Cristian deja de escuchar y asiente pensando en las ganas que tiene de comer un guiso de fideos moñitos.
— Bueno, ¿Te acordas de todo? Mira que no te lo vuelvo a repetir eh. — niega Rosa.
— Sí ma, jabón de ropa y lo otro. — asiente y empieza a caminar hasta el centro del pueblo.
Camina hasta la esquina de la San Martín y entra al local de limpieza.
Detrás del mostrador hay dos pibes de su edad, un flacucho morocho y un rubio que se ríe a carcajadas.— Atendé, boludo. — dice el morocho terminando de llenar el bidón de la señora que está a un lado de Cristian.
— Uh, discúlpame. — comenta el rubio. — ¿Qué necesitas? — pregunta Lisandro mirando a Cristian.
Este se aclara la garganta y trata de hacer memoria.
— No pasa nada. — niega y mira los bidones entre sus manos. — Detergente. — pide estando seguro de aquello y le pasa uno de los bidones al rubio.
— ¿Detergente? — pregunta el rubio destapando el bidón.
— ¿Pasa algo? —
— Tiene restos de jabón para la ropa este. — le asegura y Cristian se pasa una mano por el rostro.
— La verdad, no me acuerdo un carajo de lo que tengo que llevar. — le admite y Lisandro se carcajea.
— A ver, pasame y yo te digo que tienen. — extiende sus manos y Cristian le pasa los bidones.
Lisandro abre dichos envases y le sonríe a Cristian.
— Tan mal no estabas eh, acá hay base de detergente. — asiente pasándole el bidón a Alejandro para que lo llene.
Cristian suelta una risa suave, le cae bien aquél rubio.
— Detergente y ¿Qué más? — pregunta Romero y Lisandro ríe leve.